El nuevo presidente de Ecuador tomó oficialmete sus funciones el pasado miércoles 24 de mayo.
La ceremonia de investidura de Lenín Moreno se celebró mes y medio después de la victoria del candidato correísta en las elecciones presidenciales ecuatorianas. El Gobierno contó con la presencia de varios jefes de Estado, entre ellos Juan Manuel Santos, Michelle Bachelet y Mauricio Macri. En total, 14 presidentes y representantes acudieron a la posesión del mandatario ecuatoriano. El día de celebraciones empezó con la visita al mausoleo del Mariscal Antonio José de Sucre, en memoria de la batalla de Pichincha, que abrió el paso a la independencia de Ecuador, un evento que se conmemora al mismo tiempo que la investidura. Después, ingresaron todos a la Asamblea Nacional, donde Rafael Correa se despidió y entregó su cargo a su sucesor. La mañana concluyó con el discurso de Moreno, el cual aclaró varios puntos de su política futura.
Unión nacional
El presidente empezó su discurso en el Parlamento haciendo énfasis en la unión de los ciudadanos. Afirmó que “todos somos hechos del mismo Ecuador. Somos uno y somos todos, somos diversos, venimos de una misma historia”, incluyendo a todas las comunidades, sin distinción alguna. Llamó a los ecuatorianos a fomentar el “diálogo nacional” y la convivencia de todos con todos. Este punto importante de su declaración, llega después de una contienda donde la división de la población, y la decepción en contra de los políticos desató una campaña sucia y de denuncia. En esas semanas anteriores a la victoria de Moreno, los partidarios del oficialismo señalaron la supuesta implicación del candidato Guillermo Lasso en la crisis del Feriado Bancario. Por su lado, los opositores usaban el caso Odebrecht para insinuar la culpabilidad del oficialismo en sobornos ilegales. Después de tantas tensiones, el nuevo jefe de Estado declaró que era "el presidente de todos, me debo a todos, respeto a todos". De manera global, se pudo notar una voluntad de calmar a los diferentes sectores de la sociedad.
La omnipresencia de Correa
Hasta su salida de la Asamblea Nacional, el expresidente Correa acaparó la atención de todos. Sólo fue después de él irse, que Lenín Moreno se posicionó verdaderamente como presidente. Cantos, arengas y aplausos marcaron la ceremonia en la sede del poder legislativo. “¡Rafael, amigo, el pueblo está contigo!” se podía oír de parte de los invitados presentes. Incluso, una asistencia multitudinaria estuvo presente para despedir a Correa. El propio Moreno aludió a su predecesor con fuertes declaraciones: “Esta revolución tiene un líder: Rafael Correa”, con lo que confirmó el peso simbólico y político del presidente saliente. Moreno acabó con un “hasta siempre amigo”, similar al famoso “hasta siempre comandante” destinado al Che Guevara. De modo que está claro que el correísmo todavía tiene días por delante. Para Santiago Basabe, docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Ecuador (Flacso), la continuación de la política existente desde hace diez años era de esperarse, sin embargo, no es el elemento central de este nuevo período presidencial. Sin embargo, el analista Juan Camilo Velandia, docente de la Universidad de la Sabana, recalcó que “seríamos muy ingenuos de pensar que Correa no va a estar detrás de Moreno. Eso pasó con Lula y Dilma Rousseff, Uribe y Santos, incluso con el kirchnerismo, cuando pasaron de Néstor a Cristina, o en Chile entre Piñera y Bachelet. Aunque él afirmó que iría a Bélgica, donde podría potenciar su experiencia académica, depende de qué tanta injerencia tenga en estos seis meses donde va a dejar ‘solo’ a Lenín Moreno. Ahí va a ser preponderante el papel de la oposición, porque si sigue fortaleciéndose como lo ha hecho en estas campañas, la presencia de Correa va a ser necesaria porque Moreno no tiene ni el carisma, ni el bagaje. Los que deciden de la prontitud con la que llegará Correa, son los de la oposición.”
Neocorreísmo
Durante la investidura, los ciudadanos asistieron a lo que podría ser una nueva versión del correísmo. Basabe destacó tres elementos de su discurso: la promesa del respeto de las diferentes orientaciones políticas, el reconocimiento del problema económico que se gestionará con un gobierno de austeridad y un mayor respeto a la libertad de prensa. Esto contrasta con los mandatos de Correa que, según el analista de la Flacso, “fue el espacio de la intolerancia política por excelencia”. Cabe destacar que Moreno empezó su mandato con un encuentro con la prensa extranjera. El 25 de mayo, conversaron sobre temas polémicos, como el asilo de Julian Assange, fundador de Wikileaks y refugiado de la embajada ecuatoriana en Reino Unido. Asimismo, se abordó el tema de la financiación externa. Moreno indicó, a propósito, que hay acercamientos con el Banco Mundial para encontrar líneas de financiación. Para Velandia, los problemas económicos son fundamentales: “Más allá de continuar la política de Correa, el reto que tiene Moreno, que no tiene ni el carisma, ni el bagaje académico de su predecesor, es abrirse. Tiene que dar más apertura económica. Lo que está pasando con Venezuela también está pasando con Ecuador. Con el dinero de los precios exorbitantes del petróleo, todos hacemos de todo. Pero ahora, que no está ni al 40% de lo que estaba hace tres años, ése es el principal reto. Aunque tiene un tono más diplomático que Correa, ya que estuvo en la ONU, pues tiene que conciliar con el sector privado y la inversión extranjera que son los únicos que pueden inyectar en la economía ecuatoriana.”
Ruptura de la izquierda
Otro punto relevante en la ceremonia de investidura de Moreno, concierne a los invitados presentes en la Asamblea Nacional. Solamente once líderes acudieron y todos latinoamericanos, a excepción del presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, una nación poco reconocida a nivel internacional por su presencia en el Sahara. En cuanto a El Salvador, España, Cuba y Venezuela, enviaron representantes para hacer acto de presencia. Fue notable la ausencia de Nicolás Maduro, quien había inicialmente confirmado su asistencia, pero que desistió a último minuto. Este cambio repentino no evitó las protestas anti Maduro en el marco de las celebraciones. Tampoco asistió Raúl Castro en representación de Cuba. Para Velandia, este detalle “fue un golpe muy astuto de Castro porque sabía que se expondría mucho. En cuanto a Maduro, no sería nada raro que haya recibido el consejo de Raúl Castro de no exponerse, porque con la crisis venezolana que conocemos todos, básicamente no se hablaría muy bien de un presidente que sale a apoyar un régimen parecido al de Maduro”. Sin duda alguna, la presencia del líder chavista hubiera puesto a Moreno en una situación altamente incómoda y hubiera afectado su popularidad. El analista de La Sabana también agregó que el análisis de los gobernantes presentes permite “destacar la soledad en la que Lenín Moreno asumió su presidencia con menos de doce mandatarios de todo el mundo, no sólo de la región. Eso evidencia el desarraigo y la soledad en la que está la izquierda latinoamericana. De los representantes más llamativos de la región solamente se salva Michelle Bachelet y Macri. El resto son personas que no tienen influencia tan notoria en la región.”
Relaciones diplomáticas
En cuanto al futuro de las relaciones entre Ecuador y Colombia, los analistas concuerdan con el hecho de que no habrá grandes cambios. No obstante, Velandia indicó que la presencia de Juan Manuel Santos en la investidura, iba más allá del simple protocolo: “Aquí hay un ingrediente que quizás no tenga mucho que ver para unos, pero que para mí sí: Colombia hoy es nuevamente un país inundado de coca, como hace 20 años. Tiene unas 190.000 hectáreas de coca, lo que se traduce en 700 toneladas de cocaína. En este contexto, al que se le suma la decisión de la Corte Constitucional de acabar con el fast track, Santos está encerrado. Pese a que haya ido la semana pasada a Estados Unidos donde Donald Trump y lo hayan ‘respaldado’, su presencia en Ecuador es más un mensaje de auxilio. Ecuador va a ser tan fundamental como lo fue Cuba desde 2012 hasta el año pasado. La estrategia de Santos es simplemente afianzar la relación con Lenín Moreno. Lo bueno es que ambos vienen del sector real, gente que viene de conglomerados económicos, por lo que podrían entenderse mejor que Santos y Correa. En ese sentido hay mayor esperanza.”