Ninguno de los anteriores aspirantes tiene posibilidad alguna de ganar en la primera vuelta, lo que inevitablemente nos llevará a una segunda para definir al próximo jefe de Estado
El actual debate electoral presagia una eventualidad poco conocida en la política nacional: la lucha que tiene Germán Vargas Lleras es por pasar a la segunda vuelta presidencial, donde seguramente se volverá imbatible. Empotrado en la segunda vuelta, sus posibilidades presidenciales son más accesibles. Dicho de otra manera, la más importante tarea de Vargas Lleras es por llegar a la segunda vuelta, allí las cosas se le posibilitan más.
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No obstante existir hoy en el panorama político más de veintiséis aspirantes a la presidencia de Colombia, es cierto y creíble que antes de las elecciones el listado se irá decantando y las posibilidades quedarán reducidas a cinco nombres: el candidato del doctor Álvaro Uribe, Germán Vargas Lleras, el candidato de la Unidad Nacional, el candidato de la alianza Fajardo-Claudia-Robledo y Gustavo Petro. Es evidente que por la polarización del país, ninguno de los anteriores aspirantes tiene posibilidad alguna de ganar en la primera vuelta, lo que inevitablemente nos llevará a una segunda para definir al próximo jefe de Estado.
Nada descartable que de ese quinteto de aspirantes puedan surgir nuevas coaliciones que disminuyan en uno o en dos las aspiraciones con fortaleza seria, pero de todas formas allí quedarán vivas las aspiraciones del candidato de Uribe, del centro-izquierda y la de Vargas Lleras.
Como ya lo afirmé la gran lucha de Germán Vargas es por pasar a la segunda vuelta. Allí, si el otro finalista es el candidato del centro-izquierda, lo más seguro es que Vargas Lleras reciba el respaldo del uribismo, para derrotar a los partidos de aquel pensamiento ideológico y es apenas obvio pues Vargas Lleras y Uribe Vélez coinciden en su pensamiento de derecha.
Pero si pasan a segunda vuelta el candidato de Uribe Vélez y Germán Vargas, es de suponer que todas las fuerzas del centro y de la izquierda se van a filar en torno a Germán Vargas para derrotar al candidato del uribismo. Resulta pues entendible que Germán Vargas, en la segunda vuelta, se vuelve en el candidato de todos contra el otro.
Lo que sí resulta exótico y digámoslo con total claridad, es la posibilidad de una unión entre el uribismo y Cambio Radical antes de la primera vuelta. Los jefes de ambos movimientos son caudillistas y por lo tanto es difícil juntar dos personalidades de tal talante. Además Germán Vargas ya dejó plantado a Uribe Vélez una vez, cuando no lo acompañó para la intentona de su segunda reelección. No va a premiar Uribe a Vargas ungiéndolo como su candidato. Puede, en el caso citado anteriormente, que terminen juntos para una segunda vuelta, pero antes no creo que eso sea una opción comprensible, aunque en política a veces sucede lo que menos se piensa.
Todo lo dicho no obsta para reconocer que Germán Vargas es un candidato con pergaminos y con posibilidades. Ha demostrado ser un funcionario ejecutivo. Para sus planes en segunda vuelta lo veo peligrosamente alejarse del proceso de paz que ayudó a construir y que por lo tanto resulte ser odioso a quienes estamos comprometidos con ese propósito.
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