Reconocimiento a términos del español correcto y explicaciones de las entidades rectoras y guías del idioma español.
1. El cabeza de lista; la cabeza de lista:
La expresión “cabeza de lista” (como cabeza de serie) es común en cuanto al género; se dice el cabeza de lista si se trata de un hombre y la cabeza de lista si es una mujer. Su plurales son: los cabezas de lista y las cabezas de lista, respectivamente.
2. Candidato principal
La expresión “candidato principal” hace referencia a cada uno de los cabezas de lista que aspiran a ser elegidos.
3. Electo
El adjetivo “electo” se aplica a la persona que ha sido elegida para un cargo del que aún no ha tomado posesión.
4. Escrutinio, cómputo, recuento...
Para referirse al ‘reconocimiento y cómputo de votos’ en unas elecciones, pueden emplearse los términos escrutinio, cómputo, conteo y recuento.
5. Poselectoral y postelectoral
Aunque tanto postelectoral, con T, como poselectoral, sin ella, son formas válidas, se prefiere esta última, con la variante simplificada del prefijo “post”. Se escriben en una sola palabra, al igual que preelectoral.
6. Favoritismo no es ‘condición de favorito’
El término favoritismo alude a la preferencia injusta por algo o alguien, por lo que no es adecuado usarlo en el sentido de ‘condición de favorito’ o ‘ventaja’.
7. Coaligarse, no “coalicionarse”
Coaligarse o coligarse (no coalicionarse) son los verbos que expresan la unión o confederación de personas o grupos.
B. Mario Tascón, periodista
Y presidente de la Fundación del Español Urgente opina:
“Fundéu no legisla, sino que recomienda y, siempre, en un contexto informativo. No entramos en el periodismo de tipo literario, ni en la corrección política.
Un idioma no debe estar demasiado regulado; encontrar el término justo: que el idioma se enriquezca sin perder forma. El español (no lengua castellana) rechaza los neologismos, nos cuesta aceptarlos. Debemos tener una actitud más receptiva.
No hay ningún estudio que diga que hoy se escriba peor que en el pasado; lo percibimos así porque la expresión escrita, que era minoritaria y elitista, ahora la emplea mucha más gente; y porque cada vez más, transmitimos las formas del lenguaje oral al lenguaje escrito.
El idioma es un asunto sorprendentemente pasional. Por eso hay muchísimos policías de la ortografía en la red. Son policías autonombrados, no tienen nada que ver con la RAE ni con nadie.
El mundo se mueve más deprisa que antes y la incorporación de palabras nuevas es constante. Palabras, emoticonos, acrónimos, expresiones... Los acrónimos son ingleses; los acrónimos insultantes siguen siendo en español.
Es difícil encontrar alternativas a los anglicismos, que la gente las acepte y que funcionen.
Un informe de hace años, afirmaba que la riqueza léxica es la misma; pero, en el periodismo de hoy se encuentran más erratas porque hay mucha prisa por hacer más tareas y por la abundancia de noticias; además van desapareciendo los correctores. Pero no se escribe peor”.
C. Fundación “Español Urgente”:
“El término feminismo no es antónimo de machismo. Es común encontrar frases en las que estas dos voces se usan como opuestas:
Según el Diccionario académico, feminismo es el ‘principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre’ y el ‘movimiento que lucha por la realización’ de esa igualdad.
Luego define machismo como ‘actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres’ y ‘forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón’.
Según las definiciones, no se trata de dos términos equiparables, ya que, mientras el feminismo es la búsqueda de la igualdad entre sexos, el machismo supone una preponderancia del varón.
Para cubrir ese hueco semántico, el de una palabra que aluda a una defensa de la superioridad de la mujer sobre el varón, se emplea en ocasiones el término hembrismo. Se trata de una voz correctamente formada y que se emplea en ocasiones como par lingüístico de machismo.
Sin embargo, mientras que machismo designa tanto una actitud como una estructura social históricamente asentada, el hembrismo no se define como un sistema con existencia real, sino meramente como la actitud particular de algunas personas que abogan por la prevalencia de las mujeres sobre los hombres.
Muchos colectivos rechazan el término, pues entienden que se emplea de forma peyorativa para atacar los postulados feministas y que designa una realidad que no existe. Destacamos que la voz hembrismo, que está adquiriendo dicho significado en los últimos tiempos, tiene otro menos usual y está restringido a los campos de la psicología y la sociología. Pero también, algunos especialistas emplean esa voz para aludir a una exagerada actitud de sumisión, pasividad y resignación de la mujer frente al hombre”.