¿Qué teoría política puede justificar esos huecos llamados “cárceles del pueblo” donde encontraron los lívidos cuerpos de niños que habían muerto de pánico?
Cuando veo en la T.V. que el ejército detiene a guerrilleros del Eln, el Epl, las Farc- “disidencias”- lo que veo es gente de origen popular, campesinos convertidos en sanguinarios asesinos y no los fieles defensores de una idea política precisamente. Miran a la cámara y no dicen nada. Pero tampoco dicen nada García o Beltrán o Pablito fuera de frases clichés sobre “la paz y la lucha de los pueblos” ¿Por qué y bajo qué razones todos los días matan a un inocente soldado cuyas madres, familiares vemos en pequeños pueblos pobres y olvidados? Pero ¿le ha escuchado alguien a Iván Cepeda, a Piedad Córdoba, a Alirio Uribe, a Aída Avella, una sola declaración basada en las supuestas ideas que dicen defender y que deberían cambiar la sociedad colombiana “liberándola de la explotación capitalista”? ¿Cuál de ellos se ha tomado en serio la tarea de leer a Marx, a Lenin, a Zdanov? ¿Cuál de ellos ha salido a las ciudades y a los campos para comprobar que nunca existió en Colombia el proletariado revolucionario y que la clase campesina siempre ha sido tradicionalista? Marx señala precisamente la diferencia sobre la realidad que nace de la praxis y no de la violencia injustificada Reiteremos la pregunta ¿Qué es entonces lo que los magistrados de la JEP están teniendo en consideración para calificar como crímenes de guerra? ¿Desde qué perspectiva jurídica lo harán magistrados que en su mayoría aún son militantes de una corriente de izquierda ya desacreditada en el mundo, y que nunca consideraron lo que supone la responsabilidad de defender una democracia? Para juzgar a los criminales de las guerras balcánicas, las de Ruanda como antes las de los nazis y estalinistas – no dejo de repetirlo- el enfoque ha sido el que brinda la defensa de los valores del humanismo, el derecho universal, fundamentos de una sociedad civilizada. Repito, aquí en Colombia todas esas situaciones se dieron durante la lucha armada de las Farc y se continúan dando bajo el Eln, las disidencias de las Farc de manera que un día no muy lejano tendremos que ir en peregrinación a colocar flores en las alambradas de los campos de concentración donde las Farc dejó pudrir en el pantano a tantos soldados y oficiales y tendremos que recorrer con un nudo en la garganta las largas jornadas de las marchas de poblaciones desplazadas. Ocho mil secuestros: la cifra no remite a la verdad de los hechos en la mayor ofensa a la dignidad del ser humano, al mayor crimen de lesa humanidad que se pueda cometer. ¿Qué teoría política puede justificar esos huecos llamados “cárceles del pueblo” donde encontraron los lívidos cuerpos de niños que habían muerto de pánico? ¿Por qué los economistas “marxistas” no nos aclaran el gran negocio de las minas de coltán y de oro y esas grandes ganancias hacia dónde van? Recuerda Steiner a los escritores franceses que alabaron a Stalin y luego debieron retractarse de ese grave pecado: la degradación pasa de ser un guerrillero, como lo analiza Hobsbawm, a convertirse finalmente en un bandolero. Ya no hay un lenguaje que desvela sino el simulacro de un palabrerío encubridor que hoy la súbita aparición de la banda de delincuentes El Paisa-Santrich-Márquez –Romaña para “reiniciar la revolución” con el auspicio de Maduro, deja crudamente al descubierto sin la posibilidad de que sus abogados y hooligans puedan ya encontrar algún sofisma jurídico que propicie otra vez el engaño a la justicia, propicie también un periodismo mercenario –la inolvidable secuencia del Magistrado Bobadilla y su voz melosa leyendo la “argumentación jurídica” que dejaba libre a Santrich- ya que el registro visual y escrito de estos últimos meses donde se pone de presente y ya irrebatiblemente el doble juego de actores y coros, está ahí presente en quienes lanzaron gritos de júbilo ante cada absolución a Santrich, aquellos que calificaron de linchador al presidente Duque por llamar mafioso a quien acaba de arrojar a un lado sus muletas, se puso en pie para exhibir su AK 47 y con sus compinches pretende hacernos creer que esos disfraces los van a liberar de sus fechorías en el narcotráfico ¿Qué nos dirán los “politólogos”? ¿Socialismo del siglo XXV?