Comparada con los países de la Alianza del Pacífico, sus pares, Colombia tiene mucho por qué preocuparse por su retraso en el cuidado de su niñez.
Save The Children, ONG global creada en Gran Bretaña en 1919, ha publicado por segunda ocasión el Índice de riesgos de la niñez, análisis sobre nueve indicadores que dan cuenta de la situación y oportunidades para la infancia (ver infográfico en contraportada). El informe, construido a partir de cifras oficiales, ofrece guía a los gobiernos para su intervención y fundamento a la vigilancia de ONGs y ciudadanos.
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Comparada con los países de la Alianza del Pacífico, sus pares, Colombia tiene mucho por qué preocuparse por su retraso en el cuidado de su niñez. Su calificación de 756 puntos la deja en el puesto 118, rango de los países en los que “muchos niños y niñas se están perdiendo su niñez”. Lejos se encuentran Chile, país en el que “pocos niños y niñas se están perdiendo su niñez”, así México y Perú, donde “algunos niños y niñas se están perdiendo su niñez”. Entre los miembros de la Alianza, Save The Children ha destacado a Perú, cuya puntuación subió de 788 a 818, gracias a sus acciones contra el trabajo infantil. Colombia, en contraste, apenas aumentó cuatro puntos entre los informes de 2017 y 2018.
La publicación de este segundo Índice de riesgos para la niñez coincide con la campaña presidencial y con el esfuerzo NiñezYa, adelantado por ONGs que trabajan por la infancia y los adolescentes, para configurar una agenda de atención a estos grupos humanos. Aunque no coinciden en todos sus indicadores, las iniciativas ofrecen un juicioso diagnóstico de la situación de la infancia y son guía necesaria para acciones necesarias para proteger el presente y futuro de esta sociedad.
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Los documentos demuestran la inmensa responsabilidad del Gobierno con la protección de la vida y las garantías de seguridad para los niños. Las dos instituciones han destacado la gravedad de la violencia, doméstica y general, contra la niñez. De acuerdo con el estudio de Save The Children, Colombia tiene uno de los peores indicadores de América, apenas superada por Venezuela y Guatemala, en homicidios de niños, que es de 22,1 por cada cien mil niños, mientras que, en México, país caracterizado por su alta violencia, ese indicador es de 5,6 por cada cien mil niños. Esa organización también ha denunciado la escandalosa prevalencia del desplazamiento forzado de menores como indicador de su afectación por el conflicto, mientras que NiñezYa ha destacado la desatención de niños, niñas y adolescentes antes reclutados y hoy desvinculados, como síntoma de la prevalencia del conflicto. Los datos no consiguen revelar cómo la suscripción de acuerdos con las Farc ha reducido los impactos de la violencia sobre los menores de 18 años.
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Aunque no son tan graves como los dramáticos de afectación por la violencia, que tendrían que ser inocultable prioridad, otros indicadores de Save The Children señalan los altísimos riesgos de permanencia en la pobreza que afrontan los niños, y especialmente las niñas, y sus hijos. Los más severos en esta perspectiva son la todavía alta tasa de niñas (13,3%) que se encuentran en matrimonio precoz y la todavía inquietante prevalencia del embarazo adolescente, que es de 48,7 por 1.000 niñas entre 15 y 19 años, en este, que es uno de los indicadores más graves para las madres jóvenes y sus hijos con escasas posibilidades de ser amparados por sus familias, los cuatro países de la Alianza del Pacífico se encuentran en condiciones semejantes. El tercer indicador de límites en las oportunidades de los niños es el que se refiere al trabajo infantil, que en Colombia aún afecta a 7,8% de personas entre 5 y 17 años, a pesar de las prohibiciones y limitaciones legales a esta práctica que aleja a los menores de edad de las aulas, el juego y sus contemporáneos. El informe ha destacado, además, cómo en desescolarización, que alcanza un preocupante 7,7% para las etapas básica y media, los niños están más afectados que las niñas colombianas.
En lo que se refiere al cuidado de la vida, junto a la violencia aparecen como indicadores de la eficacia o ineficiencia del Estado los que se relacionan con la mortalidad de menores de 5 años, que en Colombia es de 15,3 niños menores de 59 meses por 1.000 nacidos vivos, y la malnutrición grave, que se refleja en bajo crecimiento y que en Colombia afecta a 12,7% de los menores de 5 años. El combate a la desnutrición, principal causa de muerte temprana en Colombia, y a las condiciones insalubres para los menores de 5 años es fundamental para garantizar el crecimiento y desarrollo de los colombianos que dentro de 10 y 20 años estarán construyendo el país que sus descendientes tienen derecho a habitar y la sociedad toda la responsabilidad de construir y vigilar que sea posible.
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