La construcción de condiciones de bienestar para los adultos mayores y la formulación de políticas para esta población, deben ser revisadas
De acuerdo con Medicina Legal, en el 2016 se presentaron en el país 1653 casos de violencia contra esta población; pero, lo más doloroso es que los responsables del 40% de estas agresiones fueron sus propios hijos. El 19 de julio pasado el presidente Juan Manuel Santos sancionó la Ley 1850 que establece medidas de protección al adulto mayor y que espera revertir las cifras de maltrato y abandono contra esa población por medio, incluso, de su penalización. Esperemos que no quede en letra muerta.
La construcción de condiciones de bienestar para los adultos mayores y la formulación de políticas para esta población, deben ser revisadas con urgencia en ciudades capitales como Medellín, donde de acuerdo con el Dane, el número de adultos mayores se incrementará sustancialmente. Por ejemplo, en Medellín, se pasará de más de 381 mil personas mayores de 61 años a unos 428 mil en el 2020 —diferencia suficiente para llenar el estadio Atanasio Girardot—.
Lo anterior obliga a pensar en qué tan violentos somos con esta población, de la que ningún estrato social se escapa. Cuando hablo de violento, me refiero a que los mayores de 60 años en Medellín ¡no están muriendo de viejos precisamente!
En Colombia la segunda causa de muerte, después de los problemas cardiovasculares, son los accidentes de tránsito. En Medellín se le suma un agravante: en las calles motociclistas —la mayoría jóvenes— están acabando con la vida de peatones —la mayoría adultos mayores—.
Vea también: La crisis de confianza en Medellín
Hasta el 6 de agosto de 2017 habían fallecido por incidentes viales en Medellín 62 peatones, 61 motociclistas y 9 ciclistas según cifras de la Secretaría de Movilidad de la ciudad. Según cifras oficiales, en abril pasado murieron 2 motociclistas entre 20 y 29 años, mientras que fallecieron 3 adultos mayores de 80 años; o mejor, el 53,8% de los muertos en incidentes viales —porque seguramente se pudieron haber prevenido— ese mes, eran mayores de 50 años. ¿No es eso violencia también?
Como hemos podido construir acuerdos mínimos en relación con la protección de los menores de edad, también es necesario que se impulsen entornos protectores para nuestros viejos. Desde lo punitivo se pueden dar pasos importantes para evitar el maltrato intrafamiliar, pero hay procesiones silenciosas, miedos íntimos y problemas públicos que aún están desprotegidos.
Puede interesarle: Los costos del crimen en Medellín
Que la posibilidad de un viejo de morir atropellado por algún conductor apresurado sea mayor a la de cualquier otro segmento de la población, tiene que ser visto como un problema serio, tanto como el maltrato al que cientos de ellos están condenados por sus propias familias en sus residencias. No puede ser que, según las cifras, los viejos encuentren un porcentaje mayor de riesgo en ser maltratados por sus hijos y atropellados por un desconocido. Me niego a permitir que sean condenados de esa manera.