A la gran variedad de oferta comercial, educativa, turística e histórica que posee el Centro, se suma la alianza de entidades y organizaciones que creen en el mejoramiento de este espacio desde la cultura y las artes.
La acción de ir al Centro de Medellín desde cualquier otro lugar del Área Metropolitana, incluso desde otros barrios de la ciudad, está ligada en el imaginario de muchas personas a “hacer vueltas”, realizar trámites, hacer grandes compras, “llevar papeles” o encontrarse con alguien. Sin embargo, el Centro y la acción de visitarlo, recorrerlo, admiralo y sentirlo, va más allá de hacerlo un paso muchas veces obligado.
A lo largo de los últimos años, entidades y corporaciones que habitan en el corazón de Medellín, en vista de la necesidad de darle un nuevo sentido y reconocer el valor de este sitio, que históricamente tiene una carga valiosa, le han apostado con diferentes actividades y estrategias a la resignificación del Centro desde la cultura.
“Medellín es una ciudad que ha evolucionado de manera acelerada. Hace 60 años era un villorrio, luego se industrializó, pasó rápidamente a ser una ciudad para el comercio y luego una ciudad de convenciones, turismo y servicios. Esto, naturalmente, ha transformado todo el aspecto social, la mentalidad y la cultura”, explicó Jaiver Jurado, presidente de Medellín en Escena. Un ejemplo de ello es que hace 30 años en el Centro existían tres o cuatro teatros, hoy hay más de 35 salas con una variada agenda artística.
En todos estos cambios, prosiguió Jurado, el Centro de la ciudad ha sido protagonista de esa transformación, no sólo en la parte urbanística, sino en sus costumbres y en la manera cómo se relacionan las personas. “El 70% de la oferta cultural gravita en el Centro. Un lugar por donde discurre casi un millón de personas diariamente y hay alrededor de 100.000 estudiantes, más de 150 entidades artísticas, educativas y culturales. Ese lugar violento, hecho para vender y comprar o para ser lugar de tránsito entre un barrio y otro, ese lugar para hacer vueltas se ha venido transformando para convertirse en un lugar para caminar, ir en bicicleta y para el encuentro”.
Entendiendo esto, los artistas y gestores culturales han jugado un papel muy importante con aires de transformación, donde también las diferentes administraciones de los últimos años, han visto la importancia de atender este espacio de manera integral.
“La agenda cultural del Centro se logra gracias a un trabajo acertado, persistente y calificado del sector cultural asentado en el Centro. Estas entidades programan permanentemente toda clase de actividades de acuerdo con su naturaleza. No hay una Comuna de la ciudad que tenga una oferta tan abundante y calificada como la de la Comuna diez. Esto evidentemente fortalece la oferta cultural de la ciudad”, así lo señaló Pilar Velilla, gerente del Centro, entidad que también hace parte de la alianza.
Desde la academia y el pluralismo, la Universidad de Antioquia, con la estrategia Cultura Centro, ha sido un actor muy importante en esta alianza cultural durante los últimos meses y con su espíritu diverso cree en la transformación de espacios.
“El Centro tiene una masa crítica muy elevada de personas que trabajan por la cultura, no solamente para las Bellas Artes, ni para lo cosmético o de ambientación de una sociedad. La cultura está pensada por el poder mismo que ella tiene. En este caso, estructuras importantes que le apuestan a lo público, no porque sea estrictamente su misión, se encuentran con la Universidad para fortalecer esa postura, así como Comfama, el Banco de la República y el Museo de Antioquia”, resaltó Gisela Sofía Posada, líder de la estrategia.
La ciudad sigue creciendo al mismo tiempo que cambia, sin embargo, la cultura con todo lo que representa y más desde el Centro de Medellín, sigue firme en su propósito de transformar e invitar al disfrute de este lugar. Las entidades aliadas y las que tienen todo el interés y el sentido de pertenencia por la Comuna diez, trabajan para darle un nuevo significado a esta.
“La cultura está dando muestras enormes de que es posible hacer ciertas transformaciones por la sociedad y que en medio de las carencias económicas y complejidades, ha demostrado que cuando nos unimos, cuando nos sabemos diversos, distintos y plurales en el espacio concurrido, en este caso en el Centro, vienen otros beneficios: agendas que no hay que multiplicar, economías de escala, trabajo compartido. Es un ejemplo muy importante para la ciudad”, afirmó Posada.
Aunque el trabajo ha sido difícil, según los líderes culturales, el trabajo por y para el Centro no se detiene, aún queda mucho por hacer y la cultura quiere fortalecerse en este lugar. “Nuestra rápida transformación y nuestro crecimiento desmedido, des-planificado, ha traído cambios y comportamientos de toda índole que apenas estamos entendiendo desde lo antropológico e histórico. Somos un inmenso laboratorio humano y social donde desafortunadamente no hemos podido, desde los ciudadanos mismos, ser los regidores de nuestros destinos. Por el contrario, aquí entre estas montañas que nos maravillan pero que también nos abruman hemos tocado la gloria y el infierno al mismo tiempo”, concluyó Jaiver Jurado.