Hemos sido condecorados por nuestra fidelidad al proyecto educativo, al impacto social y al desarrollo integral de unas funciones sustantivas
El 14 de noviembre, en un acto solemne el Congreso de la Republica de Colombia le otorgó a la Universidad Santo Tomás, sede Medellín, la Orden del Congreso en el grado de Gran Comendador. Este es un hecho que evoca la historia, que motiva a quienes allí se educan y que confirma el por qué esta es una de las mejores universidades del país. Aunque la Universidad Santo Tomás es la primera universidad en Colombia, fundada hace 439 años, en Medellín es una adolescente de 21. Nace con la visión de expandir la presencia de la universidad hacia este rincón del país, atractivo e inspirador para cualquier institución que quiera crecer y darles apertura a los retos del nuevo milenio. Con el establecimiento de una estrategia entre 1999-2003, la universidad inicia su camino de consolidación y crecimiento bajo la premisa de ser la pionera en educación abierta y a distancia, educación humanista y accesible desde su oferta académica, su investigación y la transformación social que genera. 21 años de historia como universidad. Se ha llegado hasta acá gracias al esfuerzo de muchas personas que la han liderado, que han trabajado en ella y sobre todo quienes han decidido educarse en esta Alma Mater. No ha sido otra cosa que un sueño de todos y, por supuesto, lo sigue siendo.
Cuando recibí esta sede, entendí que la historia debía continuar, que debería seguir su curso y que se estaba colocando en mis manos un sueño que comenzó con las ganas y las dificultades propias de hacer que un claustro llegue a Medellín a hacer historia. Hemos sido condecorados por nuestra fidelidad al proyecto educativo, al impacto social y al desarrollo integral de unas funciones sustantivas. No somos una universidad masiva, no lo queremos ser, queremos ser una universidad de calidad, consciente de las oportunidades que la sociedad le brinda y dispuesta a ser un actor determinante en la construcción del país. El camino no ha sido fácil, lo que si podemos decir es que ha sido un camino muy grato. En estas dos semanas hemos recibido tres importantes reconocimientos: el primero de la Alcaldía de Medellín con la medalla al mérito educativo y cultural Porfirio Barba Jacob por habernos integrado en el programa Alianzas con vos, para mejorar las condiciones de calidad de la educación en la ciudad. La segunda, la Procuraduría General de la Nación ha tenido la bondad y la deferencia con la universidad al convocarla a la cumbre sobre el dialogo social, como un referente de construcción de sociedad por medio de la educación. Por supuesto, contamos con mucha alegría que el pasado 14 de noviembre en el auditorio de la Universidad en la sede de Robledo, hemos recibido de parte de la mesa directiva del Senado de la República y de la mano del senador Iván Leonidas Name la Orden del Congreso de Colombia en el grado de Gran Comendador a la Universidad Santo Tomás sede Medellín. Seguimos haciendo historia y con humildad esta es una muy bella página escrita para nuestra universidad en Medellín.
En mi discurso, me permití dirigir al auditorio estas palabras: “Vale la pena soñar. Si algo sabemos hacer los paisas es soñar, soñar con ganas y soñar ¡siempre para adelante! Cada que alguien se acerque a nosotros debe sentir que está invitado a soñar con nosotros, les aseguramos que vale la pena soñar a lo paisa. Cuando llegué a Medellín, con el equipo de trabajo nos propusimos 3 cosas: crecer, regionalizarnos y construir un liderazgo en la región. Lo declaramos como nuestro PEI lo hace, inspirados en el lema que Fray Henry Didon propuso para los juegos olímpicos: fortius, altius, citius: más fuerte, más alto y más rápido.” Por eso en esa misma noche se destacó la labor de docentes, estudiantes, egresados y administrativos, en pro del cumplimiento de los objetivos institucionales, caracterizado por un fuerte sentido de pertenencia con la Universidad y su espíritu dominicano-tomasino, en cumplimiento de la Misión y la Visión. Es la celebración para sentirnos como la familia USTA y reconocer que los logros de la institución son los logros de quienes la integran. Aprovecho esta columna para agradecer a todos los medellinenses, a todos los antioqueños que han visto en la universidad un lugar de pertinencia y transformación social. Gracias por confiar la educación de esta generación en nuestras manos, como hace 439 años lo hemos venido haciendo, hoy ratificamos nuestro compromiso de servirles de la mejor manera. ¡Gracias Antioquia!