Supone que las sobrepresiones creadas por la infiltración de las aguas durante el llenado y operación del embalse de Hidrosogamoso (embalse Topocoro), pudieron haber sido la causa del afloramiento de crudo.
Una falla en el pozo Lisama No.158, ubicado en la zona rural de Barrancabermeja, provocó derrames de petróleo, gas y lodo, que han causado graves afectaciones ambientales y sociales en esta zona del Magdalena Medio santandereano. Hoy, a más de un mes y medio de ocurrida la tragedia, Ecopetrol, la dueña del campo petrolero, todavía desconoce las causas ciertas de esta tragedia. Hipótesis preliminares de Ecopetrol señalan que el deterioro de la tubería de revestimiento instalada para sellar los estratos petrolíferos en el pozo, que se encuentra inactivo desde el año 2006, pudo haber permitido el flujo a presión de hidrocarburos y lodo hasta más de 10 metros por encima de la superficie del terreno.
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Con base en el conocimiento geológico que se tiene de la zona y en investigaciones similares a las que aquí se proponen, así como los importantes aportes de la Sociedad Santandereana de Geotecnia, se puede adelantar otra hipótesis para explicar el derrame, como relacionado con la operación del embalse de la Central Hidroeléctrica del Río Sogamoso-Hidrosogamoso, propiedad de Isagén, todavía no considerada ni por Ecopetrol ni por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales-Anla. Nuestra hipótesis supone que las sobrepresiones creadas por la infiltración de las aguas durante el llenado y operación del embalse de Hidrosogamoso (embalse Topocoro), pudieron haber sido la causa del afloramiento de crudo, gas y lodo en el Pozo Lisama 158. El campo Lisama está situado a unos 16 kilómetros aguas abajo (al occidente) del sitio de la presa de Hidrosogamoso, con una diferencia de altitudes de 184 metros con relación al nivel máximo del embalse, a lo que habría que agregar los casi 1.600 metros de profundidad por debajo de la superficie a la cual se encuentra el yacimiento petrolífero.
Geológicamente la zona comprendida entre el Embalse Topocoro y el Campo Lisama está constituido por rocas sedimentarias de edad terciaria, estructuralmente afectadas por fallas y plegamientos, entre los cuales se destacan las fallas de San Vicente y Salinas y el Sinclinal de Nuevo Mundo.
El contexto geológico-estructural, la permeabilidad propia de las rocas terciarias del Magdalena Medio, incrementada por el fracturamiento de las mismas generado por los esfuerzos asociadas a las fallas geológicas San Vicente y Salinas, entre otras, así como por el plegamiento de los estratos rocosos asociado al Sinclinal de Nuevo Mundo, indican la posibilidad de que exista una comunicación hidráulica entre el Embalse Topocoro y el Campo Lisama. Las infiltraciones del embalse pueden generar sobre-presiones sobre el yacimiento petrolífero y provocar el derrame de hidrocarburos en el Campo Lisama.
Esta sobrepresión y consecuente recarga de agua al sistema hidrogeológico seguiría varias rutas preferenciales:
Las sobrepresiones generadas por las infiltraciones del embalse generarían en el sistema hidrogeológico, entre otros, los siguientes efectos:
Dada la gravedad de la amenaza que para la población asentada aguas abajo del embalse Topocoro y los ecosistemas significaría la eventual infiltración y flujo de las aguas del embalse Topocoro hacia el Campo Lisama y otros yacimientos vecinos productores de crudo, también propiedad de Ecopetrol, es urgente que Isagen y/o Ecopetrol adelanten una investigación hidrogeológica que permita descartar de una vez por todas la hipótesis que estamos aquí planteando. En nuestro medio se dispone de una técnica hidrogeológica con base en isótopos estables (isótopos naturales que se encuentran en las aguas), bien conocida y probada, que permite identificar la fuente de las aguas de recarga de un sistema de aguas subterráneas. En efecto, el ingeniero Fabián Hoyos ha adelantado investigaciones con isótopos estables, entre otros sitios, en el sistema hidrogeológico comprendido entre el Valle de San Nicolás (Rionegro) y las laderas orientales de Medellín, que han concluido que el agua infiltrada en el primero de estos valles fluye hacia el Valle de Aburrá (Medellín).
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Con los colegas y reconocidos académicos Fabián Hoyos y Luis Hernán Sánchez nos proponemos, de manera inmediata, preparar un documento comprehensivo con la hipótesis planteada en esta columna. Esta hipótesis sería presentada a Isagén y Ecopetrol y discutida en nuestro medio académico y gremial.