Hemos dejado de problematizar determinados ejes del conocimiento para enfocarnos en la formación de capacidades. Es una revolución.
Desde hace un tiempo las organizaciones vienen requiriendo de sus empleados mayores habilidades. Quizá, los currículos que no se actualizaron y las universidades que se quedaron en modelos anquilosados no se dieron cuenta lo que realmente la industria requería, por esta razón, las empresas tuvieron que optar por capacitar, por formar, por suplir aquello que es el objeto misional de las universidades. Sin embargo, otras por el contrario que hicieron bien la tarea, fueron avanzando en la construcción de programas académicos y currículos enfocados en la formación de las habilidades que el mundo necesita. La urgencia por iniciar un diálogo académico ha permitido a las universidades pensarse de una manera diferente y asumir los riesgos que se presenten bajo la consigna que, si no lo intentamos, nos equivocamos y aprendemos, más adelante las cosas pueden ser más dolorosas. Hemos dejado de problematizar determinados ejes del conocimiento para enfocarnos en la formación de capacidades. Es una revolución y por lo tanto los primeros pasos para avanzar.
Ser conscientes de los cambios de paradigma en el proceso formativo, conducirá a las universidades a crear diferentes escenarios para la actividad académica, teniendo como base las transformaciones culturales, la comprensión de las nuevas generaciones, enfocados en la educación para toda la vida: niños y adultos como consecuencia del cambio piramidal de la población. Sin duda, las habilidades demuestran que es importante fortalecer los programas de extensión o proyección social, con capacidad de suplir las necesidades de las organizaciones desde la asesoría y la consultoría. Nunca como ahora el liderazgo académico ocupa un papel fundamental en la gestión, pero no cualquier liderazgo, sino ese que es capaz de conectar los propósitos fundamentales de las instituciones con sus estudiantes desde el saber-hacer y las tutorías personalizadas. La revolución de las habilidades va a exigir que los docentes empiecen procesos de formación permanente donde el bilingüismo, la comunicación y la tecnología sean las habilidades superiores. La revolución de las habilidades está integrando la tecnología a partir de procesos de digitalización y transformación cultural, cada día la 4Ri se impone y permea todos los ambientes de aprendizaje.
Las universidades que sepan comprender la revolución de las habilidades integrarán nuevas formas de hacer gestión curricular y determinarán nuevos escenarios de conocimiento, haciendo de las ciudades, sus parques y lugares públicos un aula abierta al conocimiento. Muchas instituciones se negaron por muchos años a incluir en su oferta otras modalidades, ahora no hacerlo es resistirse al cambio, ya que muchas de estas modalidades lo que hacen es fortalecer las habilidades. La educación abierta, a distancia, virtual, dual, con componentes mixtos, presencial son y seguirán siendo una oportunidad de integración y flexibilidad. Hoy las universidades requieren, entre otras cosas, integrar equipos de trabajo capaces de asumir estos retos, ya no podemos quedarnos con lo que por décadas nos funcionó y ahora hace parte de las angustias de las mismas instituciones. Ahora más que nunca necesitamos que las universidades enfoquen sus esfuerzos en la construcción de nuevos modos de gestionar la educación y de hacerlo desde la transformación de sus funciones sustantivas, trabajando colaborativamente, simplificando sus procesos, planeando a largo, mediano y corto plazo y generando valor desde sus habilidades y conocimientos, multiplicando estas exponencialmente con la buena actitud de quienes hacen parte de la comunidad académica.