Es casi un axioma aceptar hoy que la obra se termina de diseñar cuando ésta entra en operación. Para esta eventualidad en varios países se han institucionalizado los llamados Comités Técnicos de Obra (CTO).
La construcción de la infraestructura que demanda el país para su desarrollo exige cuantiosas inversiones de recursos públicos, en lo cual es preciso reconocer los grandes esfuerzos del actual Gobierno Nacional, así como en nuestra región antioqueña de las últimas administraciones departamentales y del municipio de Medellín. Sin embargo, estos esfuerzos se desdibujan por accidentes de obra y sobrecostos en la construcción de los proyectos, que además de pérdida de dineros públicos afectan la seguridad de las comunidades, todo lo cual compromete nuestra profesión de ingenieros y nos obliga a tratar de identificar las falencias, primero en la fundamentación ética que debe orientar nuestro ejercicio y en segundo lugar en la estructura de la contratación pública, sobre todo en lo relativo a la responsabilidad a que estamos obligados a asumir como diseñadores, constructores e interventores de las obras. La responsabilidad de los dueños merece un tratamiento especial
Para empezar es necesario enfatizar que el ingeniero tiene que ser sobre todo un profesional que enmarca todo su trabajo dentro de la ética, norma de vida definida como “la parte de la filosofía que estudia los fundamentos de la moralidad de los actos humanos, es decir, aquellos en virtud de lo cual estos pueden ser considerados buenos o malos” (Andrés Chamorro, 2007), sentencia ésta que debemos asumir como el fundamento de nuestro quehacer ingenieril.
Ahora intentemos precisar lo que hoy debemos entender por ingeniería, afirmado en primer lugar que la verdadera ingeniería es aquella que cumple una función social, en el sentido de atender los requerimientos de bienestar socioeconómico identificados por la comunidad o ayudando profesionalmente a su identificación; una vez concretada la necesidad, el ingeniero propone alternativas de solución que la resuelvan, alternativas que deben ser concertadas con las comunidades involucradas en un proceso que debe incluir dos elementos fundamentales: 1. Que las comunidades y sus dirigentes participen activamente en la selección de la mejor alternativa y 2. Que la obra seleccionada resuelva urgencias ciertas de las comunidades, con un máximo beneficio socio económico y una mínima afectación a los ecosistemas y mínimo riesgo para la población. El contenido de este párrafo se refiere principalmente a las responsabilidades del dueño del proyecto.
Bajo esta conceptualización ya se puede entender como el ingeniero que hoy reclama nuestro país debe ser un profesional regido por los más altos principios éticos que anteponga el servicio a las comunidades a los afanes de lucro, y que además esté en capacidad de interactuar con sus dirigentes sociales y políticos, así como con especialistas en la rama del derecho y en las disciplinas sociales y ambientales. En definitiva un ingeniero humanista.
Ahora pasemos a ver la responsabilidad del ingeniero en la conceptualización y materialización de las obras de infraestructura.
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El diseñador es el profesional que recibe del dueño o contratante el encargo de elaborar el proyecto que se ha de materializar como obra física. Su obligación consiste en entregar los diseños y las especificaciones de construcción. Pero aquí no termina su compromiso, ya que durante la etapa de ejecución debe continuar con la inspección de la marcha de la obra, así como participar en la toma de decisiones en asuntos críticos del proyecto y evaluar las eventuales modificaciones al proyecto original, que proponga el constructor y/o el dueño.
El constructor es el encargado por el dueño para adelantar la ejecución de la obra, donde debe actuar con estricta sujeción a los planos recibidos del dueño y a las especificaciones de construcción y, además, según la normatividad legal en materias de seguridad y protección ambiental.
El interventor es el representante del dueño en el proyecto durante la etapa de construcción, así como su asesor en todos los aspectos relacionados con materialización de los diseños por parte del constructor. Vela por la calidad de la obra y por ello le corresponde verificar que la construcción se adelante de conformidad con lo estipulado en el contrato de obra, los reglamentos aplicables y los diseños y especificaciones del proyecto. También sirve de mediador en los conflictos surgidos entre el dueño y el constructor.
Hasta aquí todo parecería bien definido en lo que tiene que ver con las responsabilidades de las partes que intervienen como ingenieros en el diseño y construcción de la obra. Sin embargo, es necesario introducir un elemento adicional que surge de la complejidad de los grandes proyectos de infraestructura, que exige unos contratos flexibles y adaptables a las condiciones de terreno no advertidas en los estudios previos y/o imprevistos que se encuentren durante la ejecución de la obra. Estas situaciones no plenamente diagnosticables exigen, por supuesto, revisiones y eventualmente modificaciones a los diseños y especificaciones originales, lo que se debe entender como un hecho normal, hasta el punto de que es casi un axioma aceptar hoy que la obra se termina de diseñar cuando ésta entra en operación. Para esta eventualidad en varios países se han institucionalizado los llamados Comités Técnicos de Obra (CTO), para no dejar la decisión en solo una de las partes involucradas en el proceso constructivo. Esta modalidad permite que todos las partes participantes aporten conocimiento y experiencia, para ver que los cambios y ajustes sean los adecuados para la buena marcha y la terminación exitosa de la obra. En el CTO, cuyas decisiones idealmente deben ser aprobadas por unanimidad, participan el dueño y/o su representante, el interventor, el diseñador y el contratista. Una experiencia colombiana exitosa fue el CTO constituido para resolver los conflictos durante la construcción del túnel de Bellavista en Villaviciencio, donde después de muchos cambios al diseño original se logró estructurar un método constructivo funcional.
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