Es este país quien debe reclamar veracidad, imparcialidad, rigor y buen manejo periodístico. Interesa y beneficia a Colombia el buen destino de Hidroituango, que generará casi la quinta parte de la demanda eléctrica de Colombia cuando se encuentre en operación.
Se había demorado, pero al fin en febrero pasado fue dada a conocer al país una sensata e ilustrativa declaración de los directivos de la SAI, Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos, dirigida a los medios y a la opinión pública del país. Como antioqueños y como colombianos que hemos seguido con atención la secuencia de eventos y medidas relacionadas con el gran proyecto de Hidroituango apreciamos el valor del documento de la SAI del pasado 15 de febrero. Es un parte de confianza y apoyo a la gestión que se ha dado en este complejo panorama, gestión que por supuesto corresponde a las personas y entidades pertinentes, no a los gratuitos opinadores que se toman la libertad de generar controversias e incertidumbres adicionales en algunos medios de comunicación, principalmente capitalinos. Aquella visión catastrofista está teñida de un color político rojizo, con acento bogotano. Se suma a un discurso crítico contra la infraestructura energética de Colombia y también a una repetida expresión de envidia contra Antioquia y sus más importantes instituciones y logros históricos.
Hay muchas pruebas del buen manejo: una de ellas por el mantenimiento de canales de comunicación clara y transparente con las comunidades el esfuerzo de EPM y con la opinión pública; otra, la ejecución constante de un enfoque multidisciplinario –en conjunto con autoridades locales, departamentales y nacionales- para el justo afrontamiento de planes de emergencia en las zonas potencialmente afectadas aguas abajo. En las últimas semanas vemos con optimismo cómo los problemas técnicos van siendo paulatinamente superados.
El deterioro de la confiabilidad de ciertas fuentes periodísticas tiene un efecto devastador: se pierde la confianza en el periodismo, en general. Cualquiera se siente idóneo para decir cosas por ahí, sin entender lo que sucede; y lo dicen ante micrófonos y ante canales de televisión, del mismo modo que ciertos abogados dictaminan por donde y con cuáles requisitos técnicos ha de pasar el bisturí del cirujano.
El catastrofismo tiene un parentesco cercano con las fake news: es un elemento de distorsión y manipulación que puede servir a grises intereses. Desconcierta el parcializado modo de presentación de cuestiones técnicas de alta complejidad en escenarios públicos. Como bien lo dice la SAI, no son los medios masivos el escenario adecuado para el correcto y equilibrado debate en problemas de complejidad técnica; este debe ser imparcial, despolitizado, académico y técnico. EPM ha recurrido a las mejores instancias sin descanso y sin ahorro de esfuerzos en el proceso. Expertos nacionales y extranjeros en estas cuestiones hacen sus oportunos estudios y sustentan los procesos de decisiones críticas: es lo que se puede hacer y lo que se debe hacer. Las soluciones técnicas que se implementan han ayudado a afrontar el problema de control del flujo del río. Se avanza ahora efectivamente en la recuperación de obras y equipos.
Vale la pena reflexionar acerca del valor de la verdad y de la trasparencia en el modus operandi de los medios: informan y orientan, o desinforman, generando discordia y desconcierto. Algunos de ellos parecen alborotar los ánimos contra los logros técnicos e históricos de una región, Antioquia, olvidando que estos logros son esenciales para la generación energética del país, de todo el país.
Es este país quien debe reclamar veracidad, imparcialidad, rigor y buen manejo periodístico. Interesa y beneficia a Colombia el buen destino de Hidroituango, que generará casi la quinta parte de la demanda eléctrica de Colombia cuando se encuentre en operación. Cuanto más rápido sea, mejor: así confiamos en que sucederá. Con el ingenio, el esfuerzo, la valentía y el empeño de EPM y de quienes -por generaciones- han hecho posible que esta empresa sea ejemplo para toda la nación. Más allá de nosotros, antioqueños, el asunto de la necesidad de la verdad y la honestidad en los medios toca a cada colombiano.
Una voz de apoyo, de respeto y admiración a quienes se desvelan por la superación de las dificultades técnicas de una tarea gigantesca. El comunicado de la SAI es bienvenido; se había demorado pero llegó; es realista y ponderado. Merece difusión y repercusión nacional.