El ser de los guerrilleros con su no voluntad de paz, puso de papayita el regreso de la política de Seguridad Democrática, con la orientación desde el Centro Democrático.
El 2019 no comenzó bien para el país y todo a manos de los ahora denominados Grupos Armados Organizados –GAO-. Primero con el ataque al helicóptero de transporte de valores y posterior secuestro de los tripulantes, un militar y dos civiles en San José de Etarra (Catatumbo). Esta fechoría fue atribuida a los del Epl, al Eln y a los pelusos.
Aunado a lo anterior, el acto terrorista contra la Escuela General Santander a manos de los elenos, colmó la paciencia del Gobierno y de muchos de los colombianos, quienes repudiamos tal magnicidio, tanto por el ataque a un centro superior de formación académico y por otro por el vil asesinato de personas jóvenes no concentrados para ir a orden público o hacer control ciudadano.
Entre las justificaciones dadas por el grupo guerrillero está el ataque institucional y legal contra sus campamentos en un período decretado por ellos de manera unilateral de no agresión, excusa ridícula e inverosímil.
El dilema del gobierno Duque y de la sociedad colombiana radica entre el ser vs el deber ser de las relaciones de negociación con el Eln o irnos al enfrentamiento armado y regresar al estado de incertidumbre y nerviosismo (paranoia) de ataques terroristas en cualquier rincón del territorio colombiano.
Dice Alfredo Domínguez Fernandez en su escrito “el “ser” vs el “deber ser” (https://www.aporrea.org/ideologia/a88463.html) : “La gran diferencia entre el Ser y el Deber Ser, radica en los valores morales y éticos que tengan en sus adentros los individuos de una sociedad, solo aquellos individuos que tengan claro cuáles son los valores morales y éticos que deben regir su vida dentro de la sociedad, serán capaces de llevar adelante una vida enmarcada dentro de lo que en filosofía se le ha dado por llamar, ‘el Deber Ser’”.
Por otro lado, aquellos individuos que no posean unos fuertes y arraigados valores morales y éticos o los que posean, nada tengan que ver con la sociedad en la que conviven, serán aquellos individuos que primen al Ser, es decir, al individualismo ante todo, el progreso individual a costa de lo que sea, sin importar en la mayoría de los casos, ni el más mínimo valor moral o ético, en pocas palabras, cuando un individuo es capaz de primar su individualismo o su Ser, por encima del bien común o el Deber Ser, estará aplicando la máxima universal achacada a Maquiavelo, de que “el fin justifica los medios”.
Con base en lo anterior, el conflicto armado entre el Estado colombiano y los del Eln, debería estar en una fase de finalización con la firma de un acuerdo de desmovilización, dejación de armas y terminación de cualquier acto terrorista, pero el ser (realidad) muestra otra perspectiva, y el ser de los guerrilleros con su no voluntad de paz, puso de papayita el regreso de la política de Seguridad Democrática, con la orientación desde el Centro Democrático.
La paz es un derecho constitucional, pero, con base en cimientos claros de equilibrio que favorezca el deber ser de una sociedad justa, pacífica y libre, de lo contrario, cualquier esfuerzo es endeble con el riesgo de romperse y retroceder a escenarios no propicios para el desarrollo humano sostenible, hacia lo cual todos los pueblos deben orientar todos sus esfuerzos.
Para la sociedad civil el anhelo es poder desarrollarse en escenarios de paz y progreso, las condiciones dadas en el hoy no son propicias, pero, las puertas de las negociaciones no se pueden cerrar de un portazo. El presidente Duque desde el inicio de su mandato fue claro, el Eln debe dar muestras de querer negociar liberando a los secuestrados y dejando los ataques terroristas, no implica que no haya enfrentamientos entre las fuerzas legales y las ilegales, pero en este tiempo los elenos han demostrado su desinterés en llegar a acuerdos conducentes a la tan anhelada paz, por lo tanto es imperativo que el Gobierno cumpla con la Constitución y la Ley para la protección de todos los habitantes en el territorio colombiano.
Nuevos horizontes