La política colombiana y el déjà vu

Autor: Darío Ruiz Gómez
7 julio de 2019 - 09:05 PM

Los cuestionamientos a la JEP no son pues, una conspiración de Uribe sino la implícita necesidad de libertad de opinión que la dialéctica de los hechos ha ido deshilvanando

Medellín

Darío Ruiz Gómez

A fuerza de hacerse repetitiva la vida de una persona, sometida a un trabajo rutinario, termina por caer en el llamado “déjà vu” es decir en aceptar que lo que está viendo ya lo había visto de manera que la vida cotidiana se le ha vuelto previsible, repetitiva. Y al mirar la TV para seguir un programa de opinión, al reconocer a los participantes, de antemano sabe lo que cada uno de ellos va a decir, el político, el alto funcionarios, el cura rebelde, la señora “progre” y la presentadora repetirá los mismos gestos, enarcará las cejas creyéndose inteligente, de manera que inevitablemente se terminará por caer en el bostezo y el aburrimiento. Bostezo y aburrimiento que se acrecentarán si en la mañana se le ocurre ver el telenoticiero o leer algún periódico ya que la sensación de “déjà vu” se acrecentará hasta la más amarga bilis. Este es el vacío de la vida posmoderna donde dejamos de ser los dueños de nuestras decisiones para sumisamente aceptar aquello que se nos impone libidinalmente a través de la información convertida en propaganda, donde, sin ilusiones, la vida carece de proyectos. Queremos ser héroes-heroínas, pero todo lo que se vuelve obvio, va vaciándose de los contenidos que incitaban a renovarnos buscando otros comienzos y es el momento en una sociedad donde aparece lo que Simmel llama el blassé, el ser normal que trabaja, ve fútbol, es buen ciudadano (a), pero ya es incapaz de tomar decisiones éticas personales. En ocho años de gobierno y bajo el señuelo de conseguir “la Paz” el santismo recurrió, como estrategia logística, a los efectos demoledores del “déjà vu” para estupidizar a las clases alfabetas del país, para mediocrizar la vida pública y destruir la verdad introduciendo en la cotidianidad del lenguaje la mentira que supone la propaganda oficial como falso argumento, diciéndonos que la verdad no es ya necesaria para nada. Frente a las conciencias que defendían la libertad, Stalin opuso la consigna de la Paz de los Pueblos y esta misma estrategia es la que ha aplicado las Farc en el caso de Colombia. La manipulación de los medios de comunicación para impedir que conozcamos el destino de las grandes ganancias económicas obtenidas con el secuestro y la extorsión, ha llevado mediante la corrupción oficial, al descrédito de las grandes colectividades políticas, cómplices pasivas de este deterioro.

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Campos de concentración, veto y persecución intelectual, silenciamientos de opositores, masacres, sin que nada de estas atrocidades hayan llegado a sacudir nuestra abulia moral. Lo que sucede es que el plebiscito lo ganó el No y a la Presidencia no llegó el Kerensky que esperaban y a medida que van cayendo las barreras que intentaron separarnos de la civilización, la ciudadanía se va dando cuenta de lo que estas diabólicas estrategias han supuesto, en su intento de borrar la presencia viva de las mayorías pensantes. Los cuestionamientos a la JEP no son pues, una conspiración de Uribe sino la implícita necesidad de libertad de opinión que la dialéctica de los hechos ha ido deshilvanando sobre aquellos temas que se habían tratado de encubrir y hoy aparecen con toda claridad ante la ciudadanía gracias a las mentiras mediáticas, a las falsedades de los comandantes y de los abogados de las Farc, a los miles y miles de hectáreas sembradas de coca. ¿No sabíamos por anticipado que Santrich contaría con complicidad a alto nivel para eludir la extradición si la fuga ya estaba convenida en el mismo espíritu del acuerdo? ¿El Colectivo de Abogados Alvear Sanín siendo arte y parte? ¿Alguna vez se presentó Romaña? Esta es la certificación del pánico de quienes nunca llegaron a pensar que tan rápidamente se abriera una fisura tan ancha en ese documento. Contra el lenguaje de la impunidad, repito, las palabras de la verdad comienzan a brillar finalmente.

Lo invitamos a leer: La nueva guerra de relatos

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-07-10 07:38:50
Excelente. Y venimos a darnos de bruces contra una pared de mentiras fabricadas para proteger unos bandidos, para ir deshilvanando la verdad y , por fin, enderezar de alguna forma el tortuoso camino de tan esquiva paz.

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