La acción performática La peregrinación de la bestia fue mal entendida por algunos ciudadanos de Medellín. Conozca el concepto visual de la misma y el contexto en que se dio.
Una gran curiosidad generó la noche del pasado 10 de noviembre, domingo, un baile y una marcha de encapuchados en inmediaciones de la Catedral Metropolitana, mientras unos afirmaban que podría tratarse de un ritual satánico, otros indicaron que era una obra teatral, y otros más, con una mirada más estética, entendieron que lo que percibían ante sus ojos era una acción performática.
Con trajes negros, ataviados con cadenas metálicas y el rostro cubierto con una capucha, también de color negro, un grupo de personas se reunió allí y practicaron una coreografía entre otras actuaciones artísticas. Los involucrados repetían: "Nunca olvidamos, reencarnamos. Nunca olvidamos, reencarnamos".
También, en redes sociales se aseguró que se trataba de un ritual satánico con tintes políticos, que buscaba entregar un mensaje con respecto al paro programado por las centrales obreras y otros sectores para este 21 de noviembre. El trino más escandaloso lo escribió el presidente Ejecutivo de Fedegan, José Félix Lafaurie, a través de su perfil, @jflafaurie: “Anoche al frente de la iglesia del Poblado (Medellín) un grupo de encapuchados estuvieron haciendo rituales satánicos, ‘13’ días antes del paro. ¿Coincidencia? El número 13 simboliza rebelión/rebeldía”. Y luego añadió: “¡Hay que orar por Colombia! Y rechazar aquellos que pretenden destruirla”.
El trino posee varias imprecisiones, primero, ocurrió cerca de la Catedral Basílica Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María de Medellín, en el Parque Bolívar, pleno Centro de la Capital de la montaña, y segundo, no se trató de ningún ritual satánico, fue una acción performática.
La acción llevó por nombre La peregrinación de la bestia, que hace parte del programa Intervenciones efímeras, del Museo de Antioquia, y fue el resultado de un proceso largo de exploración sobre el concepto del travestismo animal, que formula imitar en formas animales sucesos o prácticas sociales en una manera de denuncia.
Analú Laferal, artista creadora del concepto, explicó a EL MUNDO que, específicamente, la mencionada acción performática fue creada conceptualmente por el cruce de tres momentos. En el primero, se retomaron las diferentes marchas que se han realizado en Latinoamérica, como las vividas en Chile y Colombia por los desaparecidos, las cuales fueron hechas para generar el duelo colectivo sobre personas que han desaparecido en un conflicto y no se ha dado un espacio para poder hacer el duelo significativo de esa nación. Aquí se tomó la representación de la movilización social, como una forma de denunciar las muertes y las diferencias violencias que se han ejercido frente a los artistas transexuales y a la comunidad de gays y lesbianas, en general, en este territorio.
Y sí, este performance-marcha nació, en gran parte, de lo que ha sucedido por muchos años ahí, en el Parque Bolívar y sus alrededores, haciendo alegoría a una peregrinación. “Este es un lugar histórico para la población Lgbti, más que estuviera en directa relación con la Catedral Metropolitana; porque también se instauró este lugar en la urbe como el primer sitio de encuentro social de esta población”, narró la artista.
En el segundo cruce, se realizó un estudio amplio de la corporalidad de la bestia, el cual nació de una baraja de exploraciones de formas animales, detalló Analú Laferal. Y para el tercero aspecto, el performance hizo una representación de la motivación de los artistas involucrados por “generar espacios de encuentros de distintas personas, que desde la disidencia sexual y de género queremos tramitar el dolor que nos ha generado estar en una sociedad que no comprende nuestras identidades y nuestras corporalidades y, a partir de la acción, con la conciencia de que el arte es un vehículo para sanar, se invitaron a activistas y a personas que estando dentro de los sectores sociales Lgbti, han sufrido alguna violencia, para que a través de esta acción se pudiera canalizar y sanar ese dolor”, refirió la artista.
En palabras de María del Rosario Escobar Pareja, directora del Museo de Antioquia, a la defensa por la polémica que se desató el fin de semana anterior, se debe comprender que un performance es arte conceptual, en el que el cuerpo del artista es el que produce la comunidad de sentidos entre los mismos artistas y el público y que, además, está animado por la actitud efímera de los hechos, si no se está presente, se pierde de él.
Como las artes plásticas han ido tratando de ocupar nuevos escenarios dentro de la vida cotidiana, se toma a un arte viva o a una acción performática como aquellas actuaciones o hechos que irrumpen la cotidianidad de las personas y dejan una pregunta o un cuestionamiento en esa ruptura.
Precisamente, de eso se trató La peregrinación de la bestia, una acción performática que usó el arte para poner discusiones sobre la política a través del arte, pero, se debe recalcar, no sobre el tema político del paro nacional convocado para el 21 de noviembre, como se precisó anteriormente.
Asimismo, cabe destacar que el cronograma de Intervenciones efímeras estuvo convenido desde el mes de julio de este 2019, entre la Alcaldía de Medellín, el Museo de Antioquia y los artistas. “No tuvo absolutamente nada que ver con la citación al paro nacional, fue la actividad de una artista que se está pensando el espacio público desde el sentimiento, desde las formas de habitar el territorio por parte de las comunidades Lgbti, principalmente en distintas zonas del Centro de Medellín, en donde estas se han visto más afectadas por hechos de violencia e intolerancia”, defendió la directora del museo, ubicado en el Parque Botero.
Medellín a cielo abierto es un programa de la Secretaría de Cultura Ciudadana con el propósito de “dotar de sentido el territorio urbano pensando los espacios y los tránsitos de la ciudad a través del arte”, así se consigna en las bases de su convocatoria.
De él hacen parte muchos museos y casa culturales de Medellín. En el caso del Museo de Antioquia, el programa plantea reflexiones sobre la vida en el Centro de la ciudad. ¿Cómo? A través de “acciones abiertas”, “propuestas de artes vivas como performances, happenings (acción artística que trata de involucrar al máximo al público en la obra) y disciplinas asociadas que involucran la calle y el cuerpo, los acontecimientos urbanos, el tránsito, los flujos y las migraciones, entre otros”, se añade en la convocatoria.
Para el Museo de Antioquia se acordó su presentación al cierre del año.