La degradación de la biodiversidad enciende las alarmas de los científicos, quienes recomiendan replantear las prácticas de producción antes de que sea tarde para la naturaleza.
En un estado “deplorable” se encuentra la biodiversidad colombiana, que según el informe Colombia Viva 2017, publicado por el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), evidencia un 50% de sus ecosistemas en riesgo.
“Los ecosistemas de Colombia han sufrido un deterioro grave, más o menos, se calcula según una evaluación reciente, que la mitad de ellos están amenazados. Eso quiere decir que hemos tenido pérdidas considerables en todo tipo de ambientes naturales”, reveló el director de conservación de WWF Colombia, Luis Germán Naranjo.
El director recordó que los casos más conocidos dentro de este proceso de deterioro son los derretimientos de glaciales, que eran 17 originalmente pero en el siglo XX se descongelaron ocho, y de acuerdo con los pronósticos biológicos, los restantes podrían desparecer a mitad de la presente centuria.
La pérdida de páramos es otra las muestras de la degradación ambiental en el territorio colombiano, dado que en el siglo pasado se registró un 17% en la desaparición de estos escenarios naturales.
De igual manera, afirmó Naranjo, la vida marina se está viendo afectada y los humedales tampoco escapan de esa realidad oscura que actualmente rodea a la naturaleza local. Más del 20% de los humedales del país, señaló el director Naranjo, presentan cambios importantes.
Las especies de flora y fauna también acusan un impacto notorio, según el informe Colombia Viva 2017, los Libros Rojos contienen datos preocupantes de pérdidas en este tipo de biodiversidad.
“Hay un número importante de especies amenazadas, muchas de ellas en estado crítico. Y aunque no hay información precisa respecto a tendencias de poblaciones, existen indicadores muy inquietantes, por ejemplo, las pesquerías de la cuenca del Magdalena-Cauca, del Amazonas y del Orinoco han sufrido grandes declives”, advirtió el director.
En el Magdalena-Cauca las pesquerías disminuyeron un 90%, esto desde la perspectiva de Naranjo, muestra cómo se han deteriorado varias poblaciones por el uso irracional de los recursos. Esto, explicó el experto, se denomina disminución en la prestación de servicios ecosistémicos.
El país había sido una potencia en cuanto a reservas de agua, sin embrago, ha perdido una considerable cantidad de sus fuentes hídricas. Naranjo precisó que en Colombia se presenta una excesiva demanda del preciado líquido, y estaría siendo mal administrado.
Expuso que el territorio cafetero ha basado su dinámica económica en los procesos de extracción, que se refiere a la explotación de minerales e hidrocarburos, actividades que no se han realizado con todo el cuidado del caso.
“Ante todo ese panorama tan desalentador, lo que nosotros planteamos es una corrección del rumbo, Colombia todavía está a tiempo de ajustar la forma en la que el país se concibe. Creemos que es importante reconsiderar el camino del desarrollo”, consideró el director de WWF.
Agregó que es perentorio trazar un avance económico contemplando bajas emisiones de carbono y producciones más amigables con la biodiversidad, El desarrollo socio-económico depende de ella y de la manera en que es utilizada, puntualizó.
El informe Colombia Viva 2017 plantea aproximaciones de cara a la solución para los ecosistemas nacionales. La primera, asegurar un espacio para la naturaleza; la segunda, mejorar la gobernanza socio-política e institucional de la biodiversidad; y la tercera, que las finanzas y los mercados en el país tengan criterios de sostenibilidad.