Dos hechos políticos se destacaron en la semana que concluyó.

El primero de ellos fue el pacto o acuerdo a que llegaron los partidos Cambio Radical y el Centro Democrático o en otras palabras el excandidato presidencial Germán Vargas Lleras y el senador Álvaro Uribe.

Y el segundo fue la aprobación en primer debate de la nueva reforma política, ahora en la era del presidente de corte uribista Iván Duque Márquez.

Ambos acontecimientos tienen relación, pues además de la reforma a la justicia, las iniciativas contra la corrupción y el delicado tema del IVA a los productos de la canasta familiar, esos dos partidos se alinearon para sacar adelante también la reforma política y dentro de ella las listas cerradas para la elección de corporaciones públicas.

La eliminación del voto preferente y por consiguiente la implementación de la lista cerrada de partidos fue un tema que fracasó en la reforma al Equilibrio de Poderes en el 2016 y un años después en la reforma política propuesta como resultado de los acuerdos con las Farc en el componente político.

Como consecuencia de ello las elecciones de marzo de este año se realizaron con el sistema combinado de listas con votos abierto y cerrado y no faltaron los escándalos de corrupción electoral por delitos contra el sufragio.

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El debate entre ambas modalidades de votación es un viejo conocido de dos analistas antioqueños, el expresidente del CNE, Guillermo Mejía Mejía y el excongresista Armando Estrada Villa, ambos catedráticos, quienes sustentan dos tesis contrarias que ya hemos consignado en varios trabajos de prensa sobre este aspecto.

Incluso esa discusión, con mucha altura y cordialidad, está contenida en el libro Régimen Jurídico de las Elecciones en Colombia de Mejía Mejía y precisamente con prólogo de Estrada Villa.

Guillermo Mejía es partidario de la 
lista cerrada como vía para el fortalecimiento de los partidos políticos en Colombia y por ende del ordenamiento democrático.

Armando Estrada avala las listas con voto preferente, porque le gusta sufragar por personas y no por listas cerradas de partidos políticos, que en su concepto trasladarán el problema de la corrupción electoral a las estructuras internas de los debilitados partidos.

Entonces, tal como está a la fecha el panorama de esta interesante polémica en el Congreso y también de talla nacional, el debate parece inclinarse a favor de Mejía Mejía, quien aseguró que la lista cerrada será aprobada y que Estrada Villa se está quedando solo con su posición.

Sin embargo, todavía ningún bando puede cantar victoria por adelantado pues aún restan siete debates, en dos legislaturas distintas y en el camino pueden suceder muchas cosas.

Entre tanto, el abogado y joven político liberal antioqueño Andrés Mesa Valencia entró a terciar en este debate y señaló una preocupación que podría ir en contra de la nueva reforma política y es el paso del tiempo que apremia la suerte futura de la reforma política.

Este aspirante a la Asamblea de Antioquia por el guerrismo plantea que a él no le dan los tiempos para que dicha reforma constitucional comience a aplicarse en el 2019.

Alertó que por muy rápido que corran en su trámite, solo estaría aprobada en mayo del año entrante, cuando las inscripciones de candidatos se inician en junio. 

Con toda razón se pregunto en qué momento se realizarían los procedimientos democráticos para llevar a cabo el orden de los candidatos en las listas, cuándo va a quedar definida la financiación de las campañas y en qué momento se organizará al CNE. Ante ello, dijo, no se podría aplicar la reforma por tiempos en el 2019.

“De lo contrario sería un golpe legislativo a las dinámicas electorales regionales”, advirtió  Mesa Valencia.

Primer debate
Y mientras en la política de Antioquia se da esa polémica, tras un amplio debate en la Comisión Primera del Senado fue aprobada en prime debate de ocho la reforma política, en la cual el eje central es la lista cerrada.
La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, dijo que la lista cerrada sin voto preferente, es “una transformación de la política colombiana para mejorar la representatividad política y la manera en que se conducen las campañas de elección popular”.
En este sentido, insistió en la necesidad de “fortalecer los partidos políticos y en ordenar la financiación de campañas para que sean austeras”.
También consideró que otro tema fundamental es la democracia interna de los partidos, por lo cual la reforma política reconoce la autonomía a los movimientos de participación y ciudadanos para utilizar un mecanismo de democracia interna y para ese fin, la organización electoral llevará  "un registro de militancia o de afiliación a estas organizaciones".
Además se aprobó la financiación estatal de los partidos políticos, "el Estado financiará la actividad política y funcionamiento de organizaciones políticas con personería jurídica. Las campañas para cargos de elección popular serán financiadas en equidad, con recursos estatales de conformidad con la ley".
Y para fomentar más la inclusión de la mujer en la política se llegó a una fórmula progresiva: a partir de 2019 se debe garantizar la participación de por lo menos el 33 por ciento de mujeres en las listas de forma intercalada. Es decir, en el orden de las listas cada dos hombres, por lo menos debe ir una mujer.
A partir del 2023 tendrán que ser paritarias e intercaladas entre géneros. “Por primera vez el gabinete está conformado por mujeres ministras. Si se ha dado este ejemplo, en el Gobierno Nacional, podemos llevarlo a la conformación de corporaciones públicas”, dijo la Ministra.
También fue aprobado el mecanismo de recolección de firmas. Este no podrá ser utilizado por quienes hayan militado en partidos o movimientos políticos durante los dos años anteriores a la fecha de inscripción para cargos de elección popular. Los precandidatos deberán estar inscritos como militantes un año antes de la elección, como plazo mínimo.
En dos semanas la reforma política seguirá su trámite en segundo debate en plenaria del Senado de la República.