Este de Pombo es un poema lúcido y salido de lo más profundo de un ser atormentado y dubitativo, por lo demás, exquisito escritor.
El poema La hora de tinieblas, escrito por Rafael Pombo, fue recientemente reeditado por Ediciones Unaula, de propiedad de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín. Pombo, tan reconocido con el transcurso de los años por sus cuentos, fábulas y poemas infantiles, demuestra en este poema, por demás escrito cuando apenas contaba con veintiún años, su profunda formación, su aquilatada pluma y sus insondables disquisiciones sobre su existencia. Pombo fue mucho más que un escritor de fábulas, en el sentir de muchos críticos literarios, fue, con Julio Flórez, uno de los grandes poetas románticos del siglo XIX en Colombia.
Unaula publica La hora de tinieblas dentro de su colección de Cuadernos de Cultura Latinoamericana, del cual lleva ya entregadas a la comunidad trece obras de varios escritores, entre ellos Andrés Bello, Jorge Zalamea, Tomás Carrasquilla, Rubén Darío, Baldomero Sanín Cano y ahora Rafael Pombo. El profesor de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, Alberto González, matemático, músico y pintor, hace la presentación de Pombo y su obra en el libro en comento. Trae una bella anécdota donde señala cómo fue su aproximación con La hora de tinieblas que se dio en el ya desaparecido Liceo Antioqueño, con su profesor de literatura. Veamos: “Tenía un buen profesor de literatura, Hernando Elejalde Toro (…) Cuando abordó el romanticismo y su poética, tuvimos que leer y estudiar a Gregorio Gutiérrez, a Caro, Diego Fallon y a Pombo. Una mañana, cuando hablaba de Pombo, nos dice a sus alumnos: ‘No crean jóvenes que les voy a hablar hoy de Simón el Bobito o de la Pobre viejecita. Hoy me van a escuchar (…)’ Y nos declamó de memoria unos versos de La hora de tinieblas. Quedamos todos perplejos. ¿Qué es esto? y el gran Loco Elejalde, como lo llamábamos, sembró aquella mañana una semilla de escepticismo, de duda y de reflexión en nuestros jóvenes corazones” (Alberto González. Obra citada).
A Pombo, con respecto a sus fábulas y cuentos infantiles no le ha faltado la crítica despiadada que lo ha señalado de carecer de originalidad en esta literatura infantil. El poeta siempre reconoció que muchas de sus fábulas provenían de popularísimas historias que circulaban en Estados Unidos e Inglaterra, que él había convertido en fábulas o poesías que aun los colombianos repetimos de memoria, muchas veces sin saber que Pombo fue el autor.
Una de sus biógrafas, Beatriz Helena Robledo hablando de la personalidad del poeta, dice: “Era un hombre nervioso, apasionado, con una extrema sensibilidad, sobre todo hacia las artes, angustiado por los asuntos trascendentes de la vida, la muerte, el amor, Dios, la naturaleza”.
La hora de tinieblas, “es uno de los poemas más desgarradores de la literatura hispanoamericana. Se convertiría, en el medio nuestro, en un poema maldito. De él ni se habla. No aparece en las antologías de poesía colombiana. Es un poema peligroso, aun hoy” (Alberto González. Obra ya citada). “¡Oh, que misterio espantoso / Es este de la existencia! / ¡Revélame algo, conciencia! / ¡Háblame, Dios poderoso! / Hay no sé qué pavoroso / En el ser de nuestro ser. / ¿Por qué vine yo a nacer? / ¿Quién a padecer me obligue? / ¿Quién dio esa ley enemiga / De ser para padecer?”. Allí les dejo, amables lectores, el inicio de un poema lúcido y salido de lo más profundo de un ser atormentado y dubitativo, por lo demás, exquisito escritor.