A todos los que han dejado huella, desde que desaparecieron do de nuestro planeta Tierra, más los recordamos
No sé si distinguen bien entre la vida y la muerte, los que piensan que si matan a una persona, ella dejará de existir, inocentes.
Cuánto hace que mataron a Jesucristo, así no se sea cristiano, se sabe que nadie está más vivo que Él. ¿Sí o no?
Inocentes, pensar que porque una persona está sin respirar, en su lecho, o alojada en un jardín, o bajo una piedra con su nombre escrito, o sus cenizas guardadas, compartidas, esparcidas en el aire, o sus huesos físicamente tirados en las selvas, sabanas, o mares de Colombia… Esa persona no ha desaparecido.
Sus amores y sabidurías vuelan a los cielos o a algún más allá, que muchos saben que existe, pues han sentido a más de un “muerto”.
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¡Ellos tocan, abrazan, mueven una cortina, se sientan en el borde de la cama, se paran al frente de ella, sacan llamas del árbol del jardín. Y hasta uno ha escrito en un computador: Mama! En el computador de una habitación que permanece siempre cerrada, donde físicamente no entra nadie más que la dueña.
Con razón, es como si se sintiera que Cristo vive, aun, para los católicos cristianos y también para los no-creyentes, o de otras religiones.
Pues este calendario, así haya sido compuesto hacia 1.600… por el Papa Gregorio XIII, rige en medio mundo. En el medio musulmán que aún espera a su salvador que probablemente nacerá de un hombre, creo están en el año 1.396, 622 años menos que nosotros los del 2.018; aunque en la China, en el Oriente, estén en el año 4.716, el año del perro.
Nuestro almanaque está organizado desde ese año 1 cuando se cree que en Nazaret abrió los ojos un niño pobre y judío, asustado ya, acaso previendo todo lo que le iba a tocar.
Y quién ha olvidado a Cristóbal Colón, (así haya muerto de sífilis, tirado en la calle, Isabel la reina que se supone lo protegía, había muerto cuando el volvió de su cuarto viaje).
Quién ha olvidado a Simón Bolívar, -no recibido en su Venezuela natal, ya envejecido y enfermo (raro, no, pues ahora, seguro después del cuento del pajarito, menean sus fotos y recuerdos por todas partes)-Murió en la casa que un colombiano le facilitó en Santa Marta.
Recordamos a Magallanes, Sebastián Elcano dando su vueltica al mundo. Marco Polo llegando hasta la China
A todos los conquistadores, a los sabios, a los escritores… a todos los que han dejado huella, desde que desaparecieron do de nuestro planeta Tierra, más los recordamos.
En este planeta que se la cayó de las manos a Dios cuando lo estaba haciendo, y que le hizo decir ¡OJALÁ FUNCIONE! Como escribió Jorge Holguín U. en un artículo de la revista Estrategia, abril 1989. Págs. 38 y 39.
Este mundito del cuál Galileo Galilei, en celda de la Inquisición donde le decían que tenía que jurar que el Mundo estaba quieto, dijo: “Y SIN EMBARGO SE MUEVE”. Creámosles a los que han desfilado antes que nosotros, los “vivos” de este mundo superpoblado.
Recordamos a Miguel Ángel que trepado en unos andamios pintó sus frescos de un dios con la bata alzada.
Pesemos en el poder de los muertos, todos los que hicieron posible que algunos –eso sí tal vez menos valientes y sabios que ellos, todavía estemos vivos. Como Miguel Servet, Pasteur, M. et Mme. Curie. Fleming, Florence Nightingale…
Y aquellos que inventaron la luz eléctrica, el teléfono, el telegrama, la imprenta, el correo, el avión...
Cosas diferentes de las vagabunderías que tenemos ahora, que no nos permiten pensar, que nos hacen dañar una bella sonrisa como la de aquellos que miraban al horizonte, como los conquistadores llegando a nuestras playas, como Núñez de Balboa, cuando con ayuda de su perro descubrió el Océano Pacífico.
Y nosotros en Colombia el país favorecido por la naturaleza y desfavorecido por sus habitantes que no nos damos cuenta de lo que tenemos, porque no abrimos los ojos ni los oídos, no sabemos dónde estamos parados, y seguro no hemos estudiado suficiente historia ni geografía!
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Pilas para los asesinos pagados por ideologías que ni siquiera se comprenden a sí mismas. Pensar antes de matar: Un muerto tiene más poder que un vivo.