Son cuatro los valores éticos para racionar recursos de salud en la pandemia: maximizar los beneficios producidos por los escasos recursos, tratar a las personas por igual, promover y recompensar el valor instrumental y dar prioridad a los más graves.
La bioética es la ética práctica y así la define Victoria Camps: “La bioética es básicamente un proceso y un descubrimiento. Un proceso por el que intentamos hacer reales los derechos humanos y esa moralidad común que es nuestro subsuelo. Un proceso por el que tratamos de ir definiendo qué significa no ya vivir, sino una vida de calidad.” Descripción bien apropiada en el actual momento.
Vivimos ahora una enorme situación de incertidumbre que nos dejó casi sin ninguna certeza para aferrarnos. Paradójicamente, esa incertidumbre es un campo especial de la moral. Es difícil de entender, aceptar la duda inherente a la falta de certezas y que en el caso de la toma decisiones ahora, de vida o muerte, esa duda se asiente además en la moral en la medida que somos siempre libres de elegir entre distintas alternativas.
En la pandemia y más hoy que se visibiliza una posible escasez de UCI con ventiladores para atender a pacientes gravemente afectados por el covid-19, sí que se hace necesaria la fuerza moral, carácter, energía, fuerza vital, que asumamos nosotros moralizándonos todos, con el fin que como individuos logremos la capacidad suficiente para ensamblar en la conciencia autonomía, solidaridad y responsabilidad, grandes principios morales de siempre y en el presente estandartes para enfrentar este enorme desafío a nosotros y a la humanidad. Sentido de humanidad bien vigente llamando al soy humano y nada humano me es ajeno.
Ante la posible escasez de UCI para la atención de pacientes en estado avanzado de la enfermedad, se enfrentan a graves dilemas éticos el personal de salud y en primerísima línea los médicos. El llamado estrés moral, correspondiente a un muy serio dilema moral, y descrito como el que aparece en situaciones donde se sabe lo que es correcto hacer, pero las restricciones institucionales o de otro tipo dificultan la realización del curso de acción deseado, está bien presente cuando, y roguemos porque no se llegue a eso, haya que decidir quién se admite a una UCI y quien no, dejándolo al borde de la muerte
Se han propuesto unas guías o pautas para enfrentar esa terrible situación que ayudan a tener un referente y así no sentir que la decisión médica se está tomando solo por su propia cuenta. Unas de esas pautas, muy comentadas, discutidas y acatadas, son las de Ezequiel Emanuel, oncólogo, bioeticisita y presidente del Departamento de Ética Médica de la Universidad de Pensylvania, que vale la pena reseñar
Son cuatro los valores éticos para racionar recursos de salud en la pandemia: maximizar los beneficios producidos por los escasos recursos, tratar a las personas por igual, promover y recompensar el valor instrumental y dar prioridad a los más graves. La prioridad en los recursos limitados debe ir a salvar la mayoría de las vidas y maximizar la calidad vida de las personas. “Salvar más vidas y más años de vida es un valor consensuado en los informes de expertos.”
A trabajadores de atención médica de primera línea se les debe dar prioridad no porque sean más dignos, sino por su valor instrumental: son esenciales para la respuesta ante una pandemia. Para pacientes con pronósticos médicos similares, se debe invocar y poner en práctica la igualdad mediante una asignación aleatoria, como una lotería, y no un proceso de asignación por orden de llegada. Esta es la más angustiosa y dolorosa decisión para tomar.
La maximización de los beneficios requiere la consideración del pronóstico médico, no solo la edad, lo que puede significar dar prioridad a los pacientes más jóvenes y a aquellos con menos afecciones coexistentes. Agrego, teniendo en cuenta la calidad de vida que según el pronóstico se pueda recuperar. Emanuel, sugiere para aliviar la carga de estas decisiones médicas: uno, que los pacientes que enfrentan la posibilidad de cuidados intensivos elaboren un documento que exprese qué calidad de vida futura considerarían aceptable y cuándo rechazarían los ventiladores o que otras intervenciones de soporte vital pueden ser apropiadas. Y dos, un grupo de triaje o clasificación de pacientes con médicos en funciones fuera de la atención directa al paciente o comités de médicos y especialistas en ética experimentados, para ayudar con las decisiones de racionamiento de las UCI.
Qué la providencia nos ayude para no llegar a estos terribles y dolorosos momentos.
@hernanmiraf