La Bienal de Arte Joven Comfenalco es un evento que desde sus inicios busca “fomentar la creación para detonar nuevos discursos y estimular las propuestas emergentes del movimiento artístico del departamento”. Artistas desde los 15 hasta los 33 años han podido participar de esta convocatoria donde este año, entre 141 propuestas de artistas locales y regionales, 17 fueron seleccionados.
“El arte es una forma de conocimiento: el artista refleja su noción del mundo en la obra y también conoce a través de su proceso de creación”. Éstas son las primeras palabras que aparecen de la triada de jurados (Manuela Alarcón, Federico Ortegón y Harold Ortiz), en el catálogo de la actual Bienal de Arte Joven Comfenalco que se encuentra exhibida en diferentes espacios culturales de la ciudad. Como en algunas versiones anteriores, el evento procuró mostrar un pequeño panorama sobre los intereses actuales de los artistas jóvenes que siguen emergiendo en el paisaje artístico a nivel local y regional; no obstante, este año el jurado ha querido darle al evento un “carácter especial” incluyendo en la nómina de seleccionados a jóvenes “que no están vinculados al gremio artístico como tal”.
Por una parte, esta decisión parece responder a la nueva onda de la “democratización del arte”, cuya inspiración ya propagada por Adorno y Benjamin afrontan temas como la idea de Beuys (a veces más perjudicial que beneficiosa) de que “todo hombre es un artista”, convirtiéndose en un tema casi obsesivo en el gremio, donde nuestra estéril confrontación con la coherencia y la calidad real de la obra es denominada burdamente como arribismo institucional. Por fortuna, también pudimos apreciar en la bienal obras destacables como los proyectos merecedores de los reconocimientos que ha otorgado el jurado. Este año, los trabajos de Andrés Felipe Valencia, Luisa Fernanda Ochoa y María Alejandra Arboleda pueden considerarse como una justa elección que nos deja entender que más allá de esa necesidad de democratizarlo todo, sí sigue importando el estudio, la coherencia y por supuesto la calidad formal y el rigor conceptual de las piezas presentadas.
La vida láctea (2017), obra ganadora de la bienal, ahonda en el contexto ganadero de la cuenca media del valle del Río Nus; con ella, el artista Andrés Felipe Valencia no solo busca reflejar el carácter utilitario de la práctica ganadera, sino que, a través de diversas piezas, nos abre todo un panorama formal donde se interesa por presentarnos la riqueza plástica y poética que producen los materiales y los procesos involucrados en esta práctica a partir de expresiones estéticas donde la relación de aquellos objetos y la arquitectura juegan un papel fundamental. Por otra parte, la obra de Luisa Fernanda Ochoa Monumento a la mujer capaz (2017), es una propuesta de hace parte de un proceso de trabajo tanto formal como personal que la artistas ha venido desarrollando desde hace algunos años, donde reflexiona sobre las relaciones que se tejen entre en cuerpo femenino y cada contexto; en este caso, hay una denuncia hacia la invisibilización de la mujer en el hogar y el espacio público, donde son evidenciadas situaciones de inequidad, maltrato, represión, condicionamiento y violencia. Finalmente, La piel de la naturaleza (Tez Nimia) (2019), de María Alejandra Arboleda, es una obra realizada con hojas de árbol, acrílico y papel cuya presencia formal en el espacio la convierte en una de las piezas más destacables. Así mismo, otras obras como De qué estamos hechos (2019) de Yuliana Bustamante; ie ichihichac apqua de la serie La leyenda del Dorado (2019) de Camilo Quintero cuyo titulo corresponde a la lengua nativa de la cultura Muisca (Ya se llegó el tiempo de mi muerte); Archivos de la marea negra (2017) de Ana Catalina Escobar; o Carcasas de naturaleza (2017) de Daniela Cárdenas, también se destacaron en esta versión del evento.
Homenaje a la mujer capaz (2017). Luisa Fernanda Ochoa. Fotografía: Cristóbal Isaza.
La séptima Bienal de Arte Joven Comfenalco, consigue una buena descripción de los intereses tanto formales como conceptuales que responden a los diferentes contextos y vivencias de los artistas seleccionados, manifestando las implicaciones antropológicas, sociales y políticas de las prácticas artísticas en cuanto tales, y donde la autonomía de las obras desde cada configuración estética, es una clave imprescindible para el replanteamiento de nuestra epistemología y nuestras ideas sobre las prácticas en el arte.
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Artistas participantes de esta versión: Ana Catalina Escobar, Andrés Felipe Valencia, Daniela Cárdenas, Daniela Moreno, Danilo Roa, Elizabeth Pérez, Johan Alexander Gil, José Pauth, Juan Camilo Correa, Juan Esteban Valencia, Ligia Amparo Escobar, Luis Fernando Salazar, Luis Alejandro García, Luisa Fernanda Ochoa, María Alejandra Arboleda, Yuliana Bustamante y Yuliana Restrepo.
Pie de foto, de la serie la leyenda del dorado: ie ichihichac apqua (2019) de la serie La leyenda del Dorado. Camilo Correa Quintero. Cortesía del artista.