El aparato productivo del país vecino está en ceros y la ONU pide más apoyo mundial para atender a la población más necesitada y ayudar a los países que acogen al creciente número de migrantes.
Un país devastado, eso es hoy Venezuela. Según datos de la Opep, la producción petrolera del otrora gran exportador del hidrocarburo se desplomó 28,3% el pasado mes, siendo la peor cifra en tres décadas, pues hoy ese proceso sólo le permite 732.000 barriles diarios, incluso por debajo de Colombia, que en marzo alcanzó los 900.000 barriles.
Y a eso se suma que Venezuela es hoy el país del mundo con la mayor inflación proyectada, expresada en millones, y que los apagones y el racionamiento merman día a día las debilitadas fuerzas del aparato productivo en todo el país. Lo único que crece allí es el hambre, la necesidad, la escasez de medicinas y el éxodo hacia países vecinos, especialmente hacia Colombia.
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“Ellos -el régimen- han destruido las refinerías. Esos que eran unos de los complejos más grandes del mundo han ido desapareciendo, estallando, explotando. Además despidieron a todos los gerentes y técnicos de la industria petrolera para reemplazarlos por activistas y por eso ya Venezuela no tiene capacidad de refinación. Lo mismo pasa en otros frentes, como el hierro y el aluminio, eran industrias importantes, de tamaño mundial, pero hoy no operan y producen cero”, denunció Moisés Naim, en el programa 6 a.m. hoy por hoy de Caracol radio.
“La industria se puede recuperar, los recursos naturales están allí, pero va a hacer falta mucha inversión y mucha tecnología que hoy Venezuela no tiene, porque destruida la capacidad de inversión, habrá que buscar el dinero y la tecnología afuera”, reiteró el analista internacional aceptando que una futura recuperación del país “tardará mucho tiempo”.
Un problema real
Una realidad que también acepta la ONU, porque en la sesión de este martes ante el Consejo de Seguridad, el coordinador de Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, confirmó que “existe un problema humanitario muy real en Venezuela”.
Según informe preliminar de su oficina sobre las necesidades prioritarias en el país suramericano, compilado gracias a datos oficiales y no oficiales disponibles, Lowcock advierte que unos siete millones de personas en el país necesitan asistencia humanitaria, lo que equivale a un cuarto de la población, que son aquellas personas que no tienen forma de suplir sus más esenciales necesidades básicas. Pero si se habla de pobreza, es una línea en la que se calcula vive más del 90% de la población.
“La situación humanitaria ha empeorado. Los apagones generalizados recurrentes han afectado a todo el país. Sin electricidad, muchos hospitales han luchado para llevar a cabo procedimientos quirúrgicos esenciales y para mantener los servicios de cuidados intensivos y el tratamiento de diálisis. Se han interrumpido los sistemas de agua y alcantarillado. El deterioro económico ha continuado y el poder adquisitivo de la gente común ha disminuido aún más, lo que hace que los alimentos sean aún menos asequibles para muchas familias”, expresó el coordinador.
Agregó que las personas necesitadas se encuentran en todo el país, pero los Estados más afectados son los de Zulia y Lara, siendo los más vulnerables las mujeres embarazadas y lactantes, los niños menores de cinco años, las personas indígenas, los migrantes y las personas con discapacidades.
También avisó que, en un contexto de contracción económica severa y continua, se estima que: 1,9 millones de personas requieren asistencia nutricional, entre ellas 1,3 millones de niños menores de cinco años; las enfermedades prevenibles como la tuberculosis, la difteria, el sarampión y la malaria han resurgido, con 2,8 millones de personas en necesidad de asistencia médica, incluidos 1,1 millones de niños; y unos 4,3 millones de venezolanos requieren asistencia de agua y saneamiento, entre ellos un 17% de los más pobres que no tienen acceso a agua potable, o la reciben sólo una vez cada dos semanas.
Lowcock recalcó que hay que hacer más para aliviar el sufrimiento de los venezolanos y en ese sentido pidió más ayuda y más apoyo de “todos los interesados”, pues dijo que la escala de necesidades es significativa y creciente. “Los recursos disponibles ahora son extremadamente modestos en relación con las necesidades que vemos”, apuntó.
El éxodo continúa
Con el paso cerrado por la frontera, se estima que por las trochas unos 5.000 venezolanos abandonan su país cada día, la mayoría hacia Colombia. Las conmovedoras imágenes de niños, jóvenes y adultos de todas las edades aferrados a una cuerda para cruzar las crecidas aguas del río Táchira, son una evidencia.
Por eso el representante especial para los refugiados y migrantes venezolanos, Eduardo Stein, también pidió más apoyo internacional ante el Consejo de Seguridad por el éxodo de más de 3,7 millones de venezolanos hacia otros países de la región.
“Se necesita más apoyo para los Estados que tienen políticas de fronteras abiertas para recibir, asistir y albergar a los venezolanos que salen de su país”, dijo.
Stein recalcó que esta ayuda también debía extenderse a las comunidades específicas que están recibiendo a los migrantes y los venezolanos.
“Muchas de estas comunidades ya tienen necesidades. Si las atendemos podemos aumentar el impacto de la respuesta humanitaria, mitigar las posibilidades de expresiones xenofóbicas y crear un mejor ambiente para la integración de los venezolanos con sus comunidades de acogida”, aseguró.
El representante especial conjunto de la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones reiteró una vez más que la situación de los venezolanos saliendo de su país se trata de un éxodo sin precedentes que ha afectado a más de 20 países, y que, de continuar la situación, para finales de 2019, otros dos millones de venezolanos habrán dejado su casa.
“Las razones declaradas para irse incluyen inseguridad y violencia, falta de acceso a alimentos, medicamentos y servicios esenciales, así como la pérdida de ingresos y la falta de sistemas de protección nacional efectiva”, afirmó asegurando que ante el progresivo éxodo de individuos y pequeños grupos familiares, en evidentes condiciones de vulnerabilidad, se está comenzando a presentar una tasa desproporcionadamente alta de separación familiar, lo que genera más dolor que el que produce el mismo hambre físico.
Tensión mundial
Las recias posiciones de opositores y aliados al régimen chavista que encabeza Nicolás Maduro también reflejaron en el Consejo de Seguridad la tensión mundial que se vive en torno a la situación del país vecino.
Mientras el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, acusó al Gobierno de Caracas de empobrecer a la población y de haber encarcelado a 1.255 personas sin debido proceso y matado al menos 40 manifestantes, por lo que calificó a Venezuela como un Estado fallido, otros países como Rusia, China y Cuba aseguraron que mantendrán su cooperación irrestricta al gobierno de Maduro, al tiempo que pidieron la no injerencia de fuerzas extranjeras en los asuntos internos del país caribeño.
“Venezuela es un Estado fallido, y como nos enseña la historia, los Estados fallidos no conocen límites… Nicolás Maduro es un dictador sin derecho al poder legítimo y debe irse”, dijo Pence razonando que grupos de países como el G7 y la Organización de los Estados Americanos han reconocido los representantes de Guaidó como legítimos, y muchos países del hemisferio occidental están pronunciándose, por lo que es momento de que las Naciones Unidas también lo hagan”.
“Los ladrones en Venezuela no roban bancos, roban restaurantes; las pandillas y los 'colectivos' han convertido las calles en zonas de guerra. Venezuela ahora tiene el mayor índice de asesinatos del mundo, más 70 personas al día”, aseguró.
Mientras tanto, el representante de Francia, François Delattre, rechazó la existencia de una confabulación extranjera, pidió una solución humanitaria y política, y dijo que hay una oportunidad para una transición política pacífica en Venezuela “mediante elecciones presidenciales libres, creíbles, transparentes y con observadores de la comunidad internacional”.
Su par de Gran Bretaña, Karen Pierce, habló de la existencia de una crisis humanitaria de “proporciones épicas” y pidió el reconocimiento del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente del país.
Grupo de Lima
El representante permanente de Perú ante las Naciones Unidas, Gustavo Meza-Cuadra, que habló ante el Consejo en nombre de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay, países del Grupo de Lima, aseguró que la migración alcanza hoy más de 3,5 millones de personas, con 5.000 emigrantes diarios, lo que representa un gran reto para los países de acogida y sus servicios de sanidad, educación, vivienda, empleo e integración, por lo que pidió que se canalice ayuda humanitaria a Venezuela con apoyo de la ONU.
Añadió que, a largo plazo, “la recuperación de la democracia y el Estado de derecho, conducida por los propios venezolanos, será apoyada por medios políticos y diplomáticas y sin el uso de la fuerza”.
Por su parte, el representante de República Dominicana, Francisco Cortorreal, dijo que es “urgente encontrar las condiciones para una negociación práctica” en Venezuela y solicitó un proceso electoral justo, libre, competitivo, con garantías y acompañamiento de la comunidad internacional. La solución la deben liderar los venezolanos y ser pacífica”, aseguró.