Hablan las minorías o las disidencias en esta Universidad luego de la fallida reforma estatutaria.
El debate interno dentro de la Universidad de Medellín sigue muy hirviente días después que la Asamblea Extraordinaria de Delegatarios negara mayoritariamente una reforma de estatutos.
Édgar Arrubla, es miembro de la Consiliatura de la U. de M., y es una de las voces totalmente opuestas a la aún muy palpable influencia del exrector Néstor Hincapié.
Arrubla se reconoce de la minoría, alerta que la crisis de la U. de M. está aún sin resolverse y que el resultado de la última asamblea es una burla con las nuevas generaciones de e este claustro, que buscan hacer parte de su gobierno.
Pienso que la Universidad atraviesa una grave crisis, porque aún hay muchos temas que no están resueltos.
El Ministerio de Educación ordenó el 27 de diciembre de 2019 una investigación a todos los directivos universitarios y a un grupo de profesores. Cuando se refieren a directivos incluye a consiliarios y miembros del consejo académico.
Suponemos que el coronavirus no le ha permitido a dicho Ministerio emprender la visita de inspección, inclusive después de haber designado una funcionaria investigadora. De tal manera que estamos esperando esta investigación.
Igualmente el título otorgado al senador Bedoya todavía no está resuelto. Sabemos que la Fiscalía y la Procuraduría a nivel nacional le imputaron cargos a dicho congresista y la Fiscalía en
Antioquia le imputó cargos al exrector Néstor Hincapié y a un grupo de profesores. Igualmente por el tema de la pandemia, que paralizó los procesos judiciales, estos asuntos siguen en veremos y esperamos que se reinicien luego del levantamiento de las restricciones en el poder judicial.
Tenemos un rector encargado y esperamos que en los próximos meses se elija uno en propiedad, de acuerdo con el compromiso que hay para hacerlo a través de una firma caza-talentos que ya fue designada.
La Universidad continúa en crisis en mi opinión y la agudizó el tema de la reforma de estatutos.
La reputación de la Universidad por estos temas se ha afectado ostensiblemente, porque es una crisis grave que impacta su curso académico y sabemos que hay gran preocupación entre egresados, estudiantes, profesores, empleados porque la Universidad en estos momentos se encuentra en interdicción ante la Fiscalía, la Procuraduría y ante el mismo Ministerio de Educación, lo que lesiona gravemente a la institución.
Los estatutos que actualmente están vigentes, se aprobaron en mayo de 1993, o sea, han transcurrido 27 años, que en mi opinión ya han perdido vigencia, requieren de su actualización y modernización.
Es tanto así que un grupo de egresados presentó un proyecto el 6 de diciembre de 2019 y con base en él se conformó una comisión de seis profesionales, representando a todos los grupos que conforman la Asamblea General de la Universidad, o el llamado “Grupo de los cien”.
Esta Comisión se instaló en la primera semana del pasado mes de marzo y estuvo trabajando de manera muy juiciosa y de forma virtual durante tres meses consecutivos, realizaron muchas reuniones, y su tarea era reformar los estatutos y presentar de manera consensuada un proyecto para llevarlo a la asamblea.
Con mucha sorpresa, desencanto, preocupación e indignación esta reforma fue negada por la Asamblea por 67 a 26 delegatarios.
Causó mucha sorpresa porque obviamente, como se ha dicho de manera muy equivocada, de que las minorías querían imponer una reforma estatutaria, cuando en ninguna parte del mundo una minoría puede hacerlo, sobre todo una minoría tan grande como lo que tenemos en este momento y es una falacia decir que las minorías querían imponerla. No, la reforma se concertó y se consensuó, lo que sucede es que parece ser que este proceso lo estaban convirtiendo en una tomadura de pelo o en un burla a los egresados, porque repito, los seis comisionados trabajaron de manera muy juiciosa, ordenada, consistente y con dedicación. Nunca firmaron por firmar porque ellos mandaron una carta a la presidencia y a la Consiliatura en la que sostenían que adjuntaban el proyecto que fue definido absolutamente por unanimidad.
Esto fue una burla especialmente para los egresados de las nuevas generaciones, que esperaban formar parte del gobierno de la Universidad, lo mismo que los estudiantes y los profesores que esperaban hacer parte de la Consiliatura. Y fue una burla porque a pesar que son mayoría, pues tenían mayor responsabilidad que las minorías y no la asumieron con juicio, ni con amor ni con respeto con el acta fundacional que los gestores dejaron cuando crearon a la Universidad de Medellín.
La propuesta de reforma estaba fundamentada en tres ejes fundamentales: democratización, legalización y modernización.
El ”Grupo de los cien” fue elegido en 1993 y los egresados de las nuevas generaciones estaban esperando formar parte del gobierno de la Universidad.
En la reforma se proponía ampliar ese Grupo a 200 y los nuevos que llegaran sólo podrían ser elegidos entre los graduados a partir de 1993.
Igualmente la llegada a la Consiliatura de un profesor y de un estudiante.
En legalización hay normas muy claras que la ley y el Ministerio de Educación le exigen en dos aspectos a la Universidad.
Uno, que las Asambleas sean anuales. Esta es la única corporación que conocemos que hace asambleas cada dos años y la ley exige que las asambleas de las instituciones o corporaciones sean las que hagan el fenecimiento o aprobación de los estados financieros. En estos momentos lo hace la Consiliatura por delegación de la Asamblea, lo que es indelegable totalmente.
En segundo lugar, las leyes exigen a la Universidad que haya representación de estudiantes y profesores en el máximo organismo de la U. de M. como es la Consiliatura, que es como llamamos al Consejo Superior de la Universidad.
Desde que se fundó la U. de M. sus gestores lo dieron representación a los estudiantes y profesores en los máximos organismos de dirección, situación que se diluyó con el tiempo, lo que se desconoció completamente en la reforma estatutaria de 1993, por lo cual se esperaba que en la reforma de este año se subsanara ese incumplimiento de las normas legales del país.
Que se incorporara a la reforma de estatutos el proyecto educativo-institucional, que es la guía, el faro del plan académico.
Igualmente el sistema de gestión de la calidad. Las empresas modernas tienen una cosa muy importante que son los sistemas de calidad y nosotros queríamos que quedara como una obligación estatutaria.
La incorporación de las vicerectorías a la estructura estatutaria, pues se carece de ellas y sólo se habla de direcciones, decanos y secretaría General.
Que los informes de gestión que debe presentar el rector a la Consiliatura de manera trimestral sean obligatorios, lo que no cumple en estos momentos.
También los informes de ejecución presupuestal y demás informes financieros, que se debe presentar no anualmente, sino al menos bimestral o trimestral a la Consiliatura.
La tarea nuestra, y hablamos de las minorías que éramos un 7% antes de la asamblea pasada y ahora somos casi un 30%, es que esperamos que este grupo siga creciendo, porque queremos crear conciencia en los delegatarios del grupo mayoritario de la Universidad, que eran de Néstor Hincapié, que se vayan desgranando de ese grupo que ha sido tan nocivo y que entren en razón por el amor a la institución cumpliendo el acta fundacional.
Confiamos que son personas con experiencia y gente inteligente que entre en razón y que se vayan haciendo a un lado de los proyectos de Néstor Hincapié de continuar vigentes en la U. de M.
Así como hubo 23 egresados que se incorporaron a este grupo que llamamos minoritario por ahora, día a día se vayan sumando a este proyecto que genera un cambio en la Universidad y entremos en el siglo XXI y nos ocupemos únicamente de lo que son los procesos académicos de investigación y que se cumplan los fines sociales para los cuales fue creada a la U de M.