La apertura: un fracaso anunciado para Latinoamérica

Autor: Guillermo Maya Muñoz
2 octubre de 2017 - 12:08 AM

Los autores señalan que las reformas de “apertura” del último cuarto del siglo no han cumplido su promesa de mayor empleo, crecimiento y bienestar

 

En una columna anterior, “Raúl Prebisch, la substitución de importaciones”, expliqué que el modelo de industrialización por substitución de importaciones (ISI) fue cambiado por la llamada “apertura”. En Colombia este cambio se hizo en el gobierno de César Gaviria, pero desde el gobierno de López Michelsen, las elites colombianas venían haciendo el giro, supuestamente sobre el fracaso de la industrialización substitutiva de importaciones. Pero, ¿si era tan malo la ISI?

Lo invitamos a leer sobre Raúl Prebisch y la sustitución de importaciones

Un estudio de tres economistas afiliados al Latin American Centre St Antony’s College (Oxford University), Pablo Astorga, Ame R. Bergés, and Valpy Fitzgerald (PAV), en el documento “El Nivel de Vida en América Latina Durante el siglo XX”, con datos contundentes demuestran que la ISI fue el período de mejor desempeño económico y social para Latinoamérica en todo el siglo XX, e incluso hasta el presente si se hiciera la comparación, agrego yo.

PAV dividen el siglo XX en tres periodos: 1900-1939, 1940-1980 y 1981-2000. El primer período estuvo basado en las exportaciones primarias, agrícolas y minerales, el segundo es el período de substitución de importaciones (ISI), y el tercer período es conocido como “La apertura”.

En cuanto al incremento del ingreso per-cápita, una medida de progreso económico estándar, PAV señalan que “en los 6 países más grandes, Brazil, Mexico, Argentina, Chile, Colombia, y Venezuela, creció sólo 1,3% anual, entre 1900-1939. Esto se atribuye tradicionalmente a la dependencia de las exportaciones primarias como el principal motor del crecimiento en el periodo.”.

Entre 1940-1980, la tasa de crecimiento del ingreso per cápita más que se duplicó hasta el 2,7% anual. Es decir, la mayor dependencia del mercado interno por la ISI, patrocinada por el estado, fue una fuente importante de crecimiento durante este período.

En el tercer período 1981-2000 que está asociado con las reformas económicas (neo) liberales en la región, incluida la estabilización monetaria, la apertura del comercio y las privatizaciones, el resultado ha sido un desastre con un 0.6% en la tasa de crecimiento del ingreso per cápita promedio, aún más bajas que en el primer período de exportaciones primarias.

Los investigadores califican el período ISI como el mejor durante todo el siglo XX de manera contundente. “El período de 1940 a 1980 parece merecer una evaluación algo más positiva de lo que se ha hecho convencionalmente (por parte de los aperturistas). En este período, el crecimiento fue más alto que en el resto del siglo”. En las seis economías más grandes de la región, Brazil, Mexico, Argentina, Chile, Colombia, y Venezuela, consideradas como un grupo y que representan más del 60% de la producción de América Latina después de 1945, el comportamiento de la tasa de crecimiento del PIB fue de 1.3% anual entre 1900-1939; 3.5% anual entre 1940-1980; y entre 1980-2000 la tasa del PIB fue 0.6%.

En cuanto al comportamiento de los estándares de vida en la región, PAV usan el índice histórico de estándares de vida (IHSV) para el período 1900-2000, con los siguientes resultados: “el nivel de vida en los seis países más grandes se multiplicó por cuatro a lo largo del siglo como un todo. Sin embargo, aunque los estándares casi se duplicaron, pasando de 0,17 en 1900 a 0,30 en 1935 y a más del doble a 0,62 en 1980, sólo aumentaron a 0,68 a finales del siglo”. Es decir, el período ISI también sale reivindicado en términos de estándares de vida.

En resumen, según PAV: “El período principal de desarrollo en Latinoamérica durante el siglo XX fue entre 1940 y 1980, cuando hubo un aumento sin precedentes en el crecimiento económico y el mejoramiento social. No es sorprendente que esto coincida con el llamado proceso de "sustitución de importaciones" en la medida en que la inversión pública y las iniciativas de educación básica y de salud dirigidas por el Estado estuvieran asociadas con el aumento de las tasas de crecimiento del PIB y la mejora en la salud, a pesar de las ineficiencias y distorsiones generadas por la industrialización forzada”.

Sin lugar a cuestionamientos, en este período, la economía de los seis países más grandes de la región latinoamericana, tuvo el mayor cambio estructural, con un crecimiento sostenido, relativamente estable, y un mejoramiento de los indicadores sociales. Al contrario, “los períodos de 1900 a 1939 y de 1981 a 2000 registraron un menor crecimiento económico y una mayor inestabilidad”.

Albert Hirschman tiene la clave para descubrir por qué razones para no reconocer los beneficios de la ISI.  Es decir, se tiende a no reconocer lo bueno cuando se convive con el hecho sino cuando viene un cambio de época o situación: “Esta renuencia a celebrar o incluso a reconocer el progreso mientras se desarrolla ante nuestros ojos, que hace coincidir la celebración con la lamentación de su deceso, ha sido particularmente marcada en América Latina. Debería haber sido una gran revelación para la mayoría de los lectores regulares de los informes actuales sobre América Latina de que ese continente también pudo haber tenido sus treinta años gloriosos, y tal vez un poco más”.

En conclusión, los autores señalan que las reformas de “apertura” del último cuarto del siglo no han cumplido su promesa de mayor empleo, crecimiento y bienestar.

Sin embargo, en Colombia, en particular, y en Latinoamérica en general, se continúa por el mismo camino del fracaso aperturista y la producción de materias primas, agrícolas y minerales, que hay que producirlas dadas las ventajas naturales, pero que no son el camino del progreso sino se industrializan y se convierten en insumos de otras industrias nacionales y se exportan a su vez. Las receta es producir con valor agregado y también exportar. Sin embargo, la manera de internacionalización latinoamerica no es una salida exitosa sino el camino al abismo para los trabajadores y los pobres.

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