La cooperación entre la OIT y la industria del tabaco se refiere a dos programas con una financiación de US$15 millones de parte del sector, según fuentes de la organización.
El Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) decidió este jueves romper sus lazos con la industria tabacalera, de la que recibía financiación a través de dos programas para luchar contra el trabajo infantil en el cultivo del tabaco y que vencerán en 2018, informó el organismo.
El órgano ejecutivo de la OIT "decide que (...) no aceptará más financiación de la industria del tabaco y que las alianzas de colaboración público-privada existentes con la industria tabacalera no se renovarán más allá de su vencimiento", señaló la organización en el documento adoptado en su 331 Consejo de Administración.
En concreto, la OIT mantiene actualmente acuerdos con Japan Tobacco International (JTI) y con Eliminating Child Labour in Tobacco-growing Foundation (Eclt -financiada por tabacaleras) que expiran en junio y en diciembre de 2018, respectivamente.
En la decisión adoptada, tras varios aplazamientos de un complicado debate por la dificultad de encontrar un consenso, el Consejo de la OIT - en el que participan de forma igualitaria gobiernos, empresas y sindicatos- pide al director general, Guy Ryder, que busque el dinero que faltará en otro lugar.
En el documento, el órgano ejecutivo de la OIT reconoce que en el sector del tabaco existen "importantes déficit de trabajo decente, en particular respecto del trabajo juvenil", y señala que aún pese a la decisión de este jueves, se trata de un asunto que la organización "debe abordar mediante una estrategia integrada".
En este sentido exhorta a Ryder a que elabore una estrategia integrada para el sector del tabaco, a que movilice los fondos correspondientes fuera del sector y que informe sobre los progresos al respecto en la 332 reunión del Consejo en marzo de 2018.
La decisión del Consejo de Administración de la OIT se produce a raíz de una resolución del Consejo Económico y Social de la ONU de junio de 2017 relativa al "modelo de políticas para los organismos del sistema de las Naciones Unidas con el propósito de prevenir la interferencia de la industria tabacalera".
La OIT ha mantenido que su colaboración con el sector del tabaco en la lucha contra el trabajo infantil han arrojado claros logros, aunque ha reconocido los importantes déficit persistentes.
Varias ONG y entidades de lucha contra el tabaco afirmaron que dichos acuerdos habían hecho muy poco por acabar con el trabajo infantil y que el problema real recae en el hecho de que las empresas pagan muy poco a los productores y campesinos, que, con un salario digno, no tendrían que enviar a sus hijos a trabajar.
En el debate en torno a la decisión de si debe romper o no los lazos con la industria, la OIT dijo que, si se quedaba sin financiación privada, no sabía si la obtendría de los Estados, dado que la ha pedido y no ha obtenido respuestas positivas.
Las ONG denunciaron, sin embargo, que los acuerdos socavaban las obligaciones de la OIT como entidad de la ONU, dado que el Convenio Marco para el Control del Tabaco deja claro que los intereses de la industria son contrarios a los principios de la salud pública.