La Fórmula 1: una incertidumbre permanente

Autor: José María Dávila Román
24 julio de 2020 - 12:00 AM

No todo está bajo control, lo que puede ser una victoria segura, en segundos puede ser una profunda derrota, pero siempre hay oportunidad de revancha.

Medellín

Hace un mes regresó la Fórmula 1 después de 4 meses de ausencia por causa de la Covid-19, la competición automovilística más importante del mundo regresó a puerta cerrada con una carrera doble en Austria y luego en Hungría, este es uno de los deportes donde la máquina, el equipo y el piloto deben crear una perfecta sinfonía para lograr los objetivos. A diferencia de los deportes individuales donde se depende más del talento y la capacidad física, en los deportes a motor, la máquina cobra mayor relevancia que el piloto y eso hace que sea dramático, incluso cruel, no todo está bajo control, lo que puede ser una victoria segura, en segundos puede ser una profunda derrota, pero siempre hay oportunidad de revancha.

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Mi afición por este deporte comenzó con la incursión de Juan Pablo Montoya, el primer y único piloto colombiano en llegar a la máxima categoría, desde entonces he seguido temporada tras temporada la evolución de los equipos y el dominio que han podido ejercer en distintas décadas, a principios de los 2000 fue la época de Schumacher y Ferrari; luego el turno le tocó a Red Bull y Vettel logrando 8 campeonatos consecutivos (4 de pilotos y 4 de constructores); su dominio terminó para darle paso al que hasta ahora es el equipo más dominante de la historia, Mercedes, que desde el 2014 viene ganando año tras año el campeonato sin dejar oportunidad alguna a sus rivales. Lleva 12 campeonatos ganados (6 de pilotos y 6 de constructores), este año también aspira a llevárselo todo.

En la Fórmula 1 prima la precisión, los ingenieros, la habilidad de los pilotos, la fortaleza mental y la lucha contra el reloj; gana el que sea más rápido, comenzando por la clasificación de los sábados, los pilotos deben dar una vuelta a la pista en el menor tiempo posible, para definir la posición de salida de la carrera del domingo; pero casi es imposible ganar si no se tiene el mejor coche, aunque hay contadas excepciones, ese hecho genera impotencia en los pilotos y los aficionados eventuales se terminan aburriendo por ver siempre ganar al mismo. Lo raro es que así se sepa de entrada quién puede ganar, siempre va a haber incertidumbre por los factores externos que pueden incidir: un choque, la lluvia, una falla mecánica.

Dentro de las variables que tiene este deporte, hay una profunda contradicción, la lucha de los pilotos comienza por vencer a su propio compañero de equipo; para los que no conocen, la Fórmula 1 tiene diez equipos, por cada equipo hay dos autos iguales, la presión empieza a nivel interno; si un piloto tiene las mismas armas que el otro, lo mínimo que tiene que demostrar es vencerlo. Son históricas las batallas entre propios compañeros como Senna y Prost; Hamilton y Alonso; y Vettel y Webber, que si no se saben gestionar terminan perjudicando al equipo entero y perdiendo campeonatos, a pesar de tener la mejor máquina, como le pasó a McLaren en 2007.

El trabajo en equipo es fundamental, actualmente el promedio para cambiar las cuatro llantas, que por reglamento, todos los equipos deben hacerlo como mínimo una vez durante la carrera, es de tres segundos (el récord es de 1,88 segundos), se puede dar el caso de que si un piloto va de primero y entra a cambiar sus llantas y sus mecánicos se demoran más de lo normal, puede perder la carrera; o si le dejan una llanta mal puesta, el piloto puede accidentarse y terminar abandonando; la situación puede ser inversa, si un auto es muy bueno pero el piloto comete un fallo, puede arruinar todo el trabajo hecho por los mecánicos; en la última carrera, ocurrida la semana pasada en Hungría, uno de los mejores pilotos de la parrilla actual, Max Verstappen, se accidentó en la vuelta de calentamiento, 30 minutos antes de iniciar la competición; rompió la suspensión y el alerón delantero, salía en séptima posición. Sus mecánicos a contrarreloj hicieron todo lo posible por arreglar el coche y lo solucionaron faltando pocos segundos para iniciar la competencia. Terminó segundo.

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Me gusta mucho este deporte porque representa varias cosas: la primera es que son pocas las situaciones que tenemos bajo control: controlamos nuestras decisiones y actos; también deja en evidencia el instinto competitivo del ser humano y la importancia de gestionar el talento; si no se alinean los egos y las capacidades de los individuos a los propósitos comunes puede haber autodestrucción, suena sencillo pero es bien complejo cuando cada cabeza es un mundo, para mí una de las claves para gestionar y motivar, es que la gente todo el tiempo sienta que está haciendo historia; en la Fórmula 1, Mercedes lo logró y otros equipos lo han hecho tiemp atrás. Su inspiración ha venido por las ganas permanentes de acrecentar la leyenda.

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