En una noche mágica, sin duda para el recuerdo, los Cavaliers de Cleveland se sacudieron el pasado viernes del dominio de Golden State Warriors para evitar la celebración rival en su patio y dejar la serie 3-1, al límite para ambos equipos, el primero porque piensa en una remontada igual a la del año pasado y el segundo porque está a un triunfo de ganar el título de la NBA.

El base Kyrie Irving con 40 puntos, incluidos siete triples, surgió como el gran líder encestador de los Cavaliers de Cleveland, que arrollaron por 137-116 a los Warriors en el cuarto partido de las Finales y evitaron la barrida. Mientras que LeBron James, quien aportó su segundo triple-doble consecutivo, superó a Michael Jordan en el tercer lugar de la lista de máximos encestadores en las Finales de la NBA.

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Los Cavaliers ganaron el primer parcial 49-33 y ampliaron la ventaja antes del descanso con el parcial de 86-68, la máxima anotación que se ha conseguido hasta ahora en las Finales tras superar los 79 que lograron los Celtics de Boston ante Los Ángeles Lakers, el 27 de mayo de 1985.

Por eso los 35 puntos de Kevin Duran fueron insuficientes para los Warriors, pues además el base Stephen Curry no apareció, como sucedió el año pasado en los partidos que perdieron.
Y con la serie 3-1, como el año pasado, surge el interrogante. ¿Cavaliers mantendrá el nivel del viernes para lograr otra histórica remontada? Todo está por ver. La cita de mañana, en el quinto juego, lo dirá.