La Orquesta Filarmónica de Medellín cumplirá 35 años en 2018 con el objetivo de seguir transformando la ciudad con música.
“Luego de un concierto en San Cristóbal el año pasado, esta señora, muy educada y abrigada con un chal. Se me acerca, me saluda y me agradece. Yo le digo que con mucho gusto y ella me repite que me agradece porque llegó desde Villavivencio y anda en busca de algún papel en los juzgados de Medellín que necesita en el caso de su hijo que desapareció hace años víctima de alguno de los grupos armados. Ella me cuenta que alguien la recibió en San Cristóbal mientras estaba en Medellín haciendo el trámite y que lo que acaba de escuchar le pareció muy bonito y la hizo sentir muy bien en medio de todo su problema. Eso para mí fue hermoso. Saber que esa señora a la que se le notaba en el rostro la tristeza acumulada y sus problemas y el cansancio de esos trámites penosos pudiera encontrar belleza y alegría en esa música que estábamos compartiendo ahí con la gente de San Cristóbal”, así cuenta su anécdota el maestro Gonzálo Ospina, concertino principal de la Filarmónica de Medellín y uno de los hombres que más empeño ha puesto en la construcción de ciudad desde la música sinfónica.
La anécdota del maestro Gonzálo es el símbolo de lo que busca la Orquesta Filarmónica de Medellín para la temporada 2018 en la que celebrará 35 años de victorias y pruebas superadas. Y fieles a un espíritu que urge en la ciudad y el país en estos momentos, la Filarmed le apuntará a las reconciliaciones el próximo año.
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Por eso, y como explica Ana Cristina Abad Restrepo, directora ejecutiva, para el 2018 la Filarmed seguirá su reto de reconciliar la música sinfónica con los públicos que históricamente han rehuido de la experiencia por el mito de que se trata de un tipo de cultura inaccesible para la mayoría. “Muchas personas que ni siquiera van porque no saben como comportarse en ese ritual de un concierto en un teatro. Queremos que independiente de si le gusta esta música o no, puedan tener la oportunidad de escuchar un concierto con la Filarmónica y así quieran buscar una nueva experiencia posterior y nosotros sumar y renovar nuestro público. Así que es una reconciliación del público con el género”, señala Ana Cristiana, quien asegura que para el 2018 también seguirán reforzando sus vínculos con los otros protagonistas culturales de la ciudad, tanto los que hacen música como las sinfónicas de las universidades, que en términos de crecer en calidad y en impacto hacia los públicos son aliados y no rivales. Al igual que con los que hacen literatura y otro tipo de artes.
En ese sentido, la Filarmónica se plantea para la temporada 2018 tomarse las calles de Medellín y seguir “democratizando” la música sinfónica. ”En el mes de abril estaremos de fiesta y nos vamos a tomar la ciudad. Tendremos varios conciertos al aire libre”, cuenta María Catalina Prieto, de la subdirección de Programas Artísticos, y quien señala además que en los 35 años de la Filarmed buscarán posicionar proyectos sociales como el hospitalario, que busca convertir la música en un aliado en la recuperación de pacientes de largas estadías y sus cuidadores en hospitales; el programa carcelario para llevar la música a la población que por obvias razones está distante de esta experiencia, y un tercer proyecto que ya tuvo un primer acercamiento el año pasado personalizar la experiencia musical con jóvenes en situación de discapacidad que por los protocolos de los conciertos en teatro no pueden disfrutar libremente. Esi sí, para llevarlos a cabo, la Filarmed resalta la importancia de que se vincule más la empresa privada y el sector público para llevarlos a cabo.
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Y porsupuesto, en su búsqueda de llevar la música a otros escenarios y otros públicos, la Filarmed tendrá un evento vital el 14 de abril de 2018 cuando se presente con su orquesta en una terraza de la Comuna Trece en una presentación conjunta con la agrupación cultural Sombatá, que hace música urbana. “Para nosotros la comuna Trece es el corazón de toda la historia que ha vivido esta ciudad. Tocar el corazón de la ciudad que ha vivido tanta violencia, desigualdad e injusticia y hacerlo ahí para ellos, para las mamás de los niños que no han tenido la oportunidad de salir del barrio, para los jóvenes que hacen parte de las bandas. Es un triunfo para nosotros que ellos vivan y disfruten de ese encuentro”, resalta Ana Cristina.
También habrá doce conciertos en teatro, cuatro conciertos especiales, cuatro para las familias con versiones filarmónicas de Disney y los tradicionales en fechas como Halloween y Navidad.
El gran concierto de aniversario contará con el colombiano Andrés Orozco-Estrada, director de la Musical Houston Symponhy; también habrán conciertos con el ruso Guerassim Voronkov; el británico Robin O´neill, quien a dirigido la Sinfónica de Londres; la colombiana Lina González, la directora joven de mayor proyección internacional y una de las latinas menores de 30 años más influyente en Estados Unidos. En total serán once directores invitados.
A este programa se le suman doce conciertos en diferentes iglesias, 30 tertulias y doce charlas.
Obviamente hay retos, toda iniciativa cultural los enfrenta y sobre todo el países sudamericanos. Pero hay victorias, pequeñas y grandes que impulsan a la Filarmed a seguir en su misión. El año pasado hubo un crecimiento del 17% en ingresos por boletería, sostener estas proyecciones más el compromiso de las empresas privadas y la lealtad de los amigos de siempre siguen siendo cruciales. Y aunque el presupuesto para el próximo año (cerca de 6.000 millones de pesos) es realmente muy ajustado, y el aporte institucional (Alcaldía y Gobernación) aún pecan por insuficientes e inestables, tal como en los 34 años que han pasado la Orquesta Filarmónica de Medellín seguirá con su misión de transformar a Medellín a través de la música.