En su actual situación deberán adherir a otro candidato: uno con afinidad ideológica, como Gustavo Petro o Piedad Córdoba, o uno comprometido con la defensa total del acuerdo final, que es Humberto de la Calle.
En la mañana del jueves, las Farc confirmaron su retiro de la campaña presidencial 2018, decisión que tiene como única explicación cierta el deterioro de la salud de Rodrigo Londoño, su conductor.
Vea: Farc declinó participación en contienda presidencial
Acostumbrados a jugar con cartas marcadas y ocultas, los voceros de ese partido se empeñaron en atribuir su obligado retiro de la contienda electoral a “falta de garantías”, que no asocian a la falta de comodidades, seguridad o recursos, sino a las protestas de ciudadanos indignados que han tenido la valentía de reclamarles, como no lo hizo el Gobierno, lo que aún deben a la sociedad que victimizaron y ofendieron durante 50 años: comparecencia ante la JEP y petición de perdón, así sea sólo a las víctimas directas. Esa sociedad objetivo de la nueva agresión fariana es, en contraste con ellos, la que generosa recibió, y ha llevado a importantes dignidades, a los desmovilizados del M19 y el Epl.
Lea también: Al Gobierno y la Farc les está quedando grande la democracia
La decisión de las Farc de no participar en la campaña presidencial sacrifica a miembros de su comité político, antiguo secretariado, que aspiraban a suceder a timochenko, así como a la candidata a vicepresidente, Imelda Daza. Y anuncia, además, la renuencia a dar visibilidad, y acompañarse, de los civiles del partido Comunista, la Marcha Patriótica, el Polo Democrático, y otras organizaciones políticas, sindicales y sociales, que fueron puente de la organización armada con la civilidad; ese encubrimiento crea un vacío en los posibles sustitutos de Rodrigo Londoño y otro vacío de verdad en el proceso de reinserción y el posterior de reconciliación.
Le puede interesar: Otra jugada de Santos para las Farc y contra la democracia
En el escenario que sus dirigentes han creado, a la Farc se le impone adherir a otro candidato presidencial, camino en el que tiene distintas opciones. Puede escoger acompañar a alguno de los aspirantes más afines a su ideología, como Gustavo Petro o Piedad Córdoba. Pero también puede definirse por engrosar la campaña del único candidato que está tan comprometido como ese grupo con la defensa e implementación, sin cambios, del acuerdo final, que es Humberto de la Calle. Amanecerá y veremos.