La maestra Lucila González de Chaves destaca la vida, el estilo y las obras del ya clásico autor José María Pemán.
En julio de 1981 murió el gran escritor y académico gaditano José María Pemán; nacido en el año 1897, en Cádiz, la ciudad más antigua de Europa, según los historiadores.
Doctorado en derecho, con una tesis de gran importancia, Ensayo sobre las ideas filosófico-jurídicas de la República de Platón, Pemán se dedicó a la abogacía durante cinco años; pero se acreditó como poeta en los Juegos Florales en el Puerto de Santa María; y en los de Sanlúcar de Barrameda obtuvo la “Flor Natural” por la composición “El Viático”, que le dio la fama de escritor.
Fue polifacético: poeta, dramaturgo, novelista, columnista, gran orador, autor de guiones para cine y televisión, extraordinario e inagotable conferencista; poseedor de una extraordinaria capacidad creadora.
Cultivó todos los géneros, y en todos ellos dejó una impronta inconfundible, un tono que muchos escritores quisieron imitar. Algunas obras están fuertemente arraigadas en el clasicismo español. Se destacan: Elegía de la tradición de España, Las flores del bien. Escribió, asimismo, innumerables cuentos para grandes y chicos
Sobresalió, además, por sus labores políticas: apoyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
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Su producción poética:
De vuelta a los clásicos: Era la poesía recomendada por un buen grupo de poetas dedicados al estudio de los clásicos. El fondo y la forma de esta poesía tomaron como modelo el Siglo de Oro. La décima y el soneto volvieron a tener vigencia. Un poeta representativo de esta tendencia fue Pemán, de temperamento aristocrático por su estirpe y formación; sus preferencias son las formas y los temas clásicos. Entre su producción lírica sobresalen: Balada”; Florecillas; Poema de la bestia y el ángel; El viático; Stábat Mater.
En 1921 publicó su primer libro de versos: De la vida sencilla, cuando acababa de ser nombrado, a sus 23 años de edad, miembro de número de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz.
En 1925 publicó Nuevas poesías, un libro tan exitoso que le franqueó las puertas de los más acreditados periódicos de Madrid.
De su poesía destacamos (ver recuadros 1 y 2)
Su producción teatral
En 1933 cosechó un memorable éxito con la presentación de la obra: El Divino Impaciente, un drama escrito en tres actos y en verso. Recrea la vida de san Francisco Javier, primero en Francia y su cercanía con san Ignacio de Loyola; luego, sus actividades en Roma, y al final, su acción misionera en China.
Uno de sus biógrafos conceptúa que Pemán escribió este drama “como respuesta a la disolución legal de la Compañía de Jesús y al laicismo que trataba de instaurarse bajo el nuevo régimen democrático de la Segunda República”. Esta obra mereció en 1936 el Premio Espinosa Cortina otorgado por la RAE.
Las reflexiones escritas en esta obra son de gran valor, por ejemplo:
“Las grandes resoluciones,
Para su mejor acierto,
Hay que tomarlas al paso
Y hay que cumplirlas al vuelo”
Luego, escribió otros dramas como Cisneros, y más tarde, comedias de tesis como: La casa, Vendimia; las comedias de enredo como: Los tres etcéteras de don Simón, La viudita naviera.
En 1952 se estrenó la obra Callados como muertos, escrita en tres actos. El mensaje de este drama es la solidaridad; por ello, los personajes están investidos de una gran bondad.
Su celebridad también estuvo acrecentada en las adaptaciones de obras clásicas como: Edipo rey, Electra y Antígona de Sófocles. La Orestiada de Esquilo. Julio César y Hamlet de Shakespeare.
Toda su producción: lírica, narrativa, ensayo y teatro fue publicada en siete tomos.
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El nunca olvidado sacerdote Carlos E. Mesa C. M. F., escritor, columnista de varios periódicos, crítico literario y de arte, orientador de escritores antioqueños por muchos años, escribió un artículo periodístico: Pemán y su teatro, del cual extraigo algunos apartes:
“Su dramaturgia se proyecta en tres direcciones: el teatro clásico griego, la historia española y el costumbrismo. Tuve la suerte de asistir en Madrid…al estreno de Antígona, la obra eterna de Sófocles, adaptada por Pemán en versos de cristalina diafanidad y de una avasalladora fuerza expresiva…. Al final, Pemán salió a escena y dijo que enviaba a tierras de California, donde por aquellos días cabildeaba la Conferencia Internacional de la Paz, el verso de Antígona ante Creonte: Nací para la paz, no para el odio. […]”.
“Quien desee verificar de qué manera se preparaba Pemán para sus versiones, cuál era el subsuelo de sus humanidades y clasicismo que atesoraba, cuál su erudición y su captación del mensaje de los clásicos eternos, debe leer su introducción a la versión libre de Antígona […]”.
“A los dramas históricos aportó Pemán un sagaz estudio de personajes y ambientes, un gran respeto arqueológico, un profundo sentido humano y la tesis ideológica adecuada para cada situación. Su primera obra El Divino Impaciente se estrenó en el ambiente republicano, anticlerical y sectario de 1933, y no puede negarse que ello contribuyó más al éxito de la obra, ‘escrita con ingenua voluntad de arte pacífico y puro’, una obra valiosa y cuajada de aciertos y favorecida con miles de representaciones y con la venta, en solo dos años, de ochenta mil ejemplares. […]”.
“Le gustaba a Pemán actuar en escena y representar sus personajes…Me parece que lo veo vestido con los atuendos cardenalicios en la obra El Gran Cardenal. Antes había dramatizado la figura del cardenal Cisneros, tan grata a los españoles […]”.
“[…] el patriota y el español católico de sus días se oyó y se sintió en la voz de Pemán”.
Oración
Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.
Yo sé que estás conmigo, porque he visto
En las cosas tu sombra, que es la paz;
Y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.
No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar…
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan!
Oración a la luz
Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.
Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.
Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:
por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar a Ti se hizo soneto.