El técnico argentino, que fue presentado este miércoles en Guarne, se mostró feliz con el reto de dirigir a Nacional y confía en liderar un proceso exitoso.
Fue un acierto desde todo punto de vista. Todo hay que decirlo: así como la gestión de Andrés Botero durante sus primeros seis meses al frente de Nacional fue a todas luces deficiente, la forma y la decisión como viajó a Argentina acompañado de Víctor Marulanda para traer de allí un técnico a la altura de la institución es para resaltar.
La hinchada verde, crítica pero también noble, supo reconocer ese esfuerzo y la llegada de Jorge Almirón a Colombia demostró la satisfacción que causó en la afición la contratación del técnico subcampeón de Copa Libertadores con Lanús.
Antes de regresar a Argentina, donde pasará el fin de año, Almirón llegó a Medellín a conocer el lugar en el cual trabajará en busca de devolver a Nacional al sitial en el que estuvo durante los últimos años. "Sé la repercusión que tiene este equipo, la magnitud de su grandeza, ha sido protagonista de todo lo que ha jugado así que hay un gran compromiso de parte de nuestro cuerpo técnico", dijo Almirón en sus primeras palabras con la prensa deportiva antioqueña.
Sin caer en comparaciones, el ambiente que se siente en torno al nuevo proyecto que inicia es rotundamente diferente al anterior. Hay un entorno y una predisposición de todas las partes involucradas para que este proceso tenga las mejores garantías para comenzar a buscar los objetivos.
Y es que las primeras impresiones que causó Almirón, pese a llegar a Colombia como uno de los técnicos más apetecidos en el continente y convertirse en el entrenador mejor pagado en la historia del fútbol colombiano, es la de un hombre sin afanes de protagonismo, con la nobleza necesaria para saber en qué equipo está y qué se espera de él y que apela más al trabajo y a las pequeñas victorias que pueda ir logrando que a los triunfos y posturas discursivas.
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Y aunque de hecho, Almirón se ha ganado en estos diez años de trabajo un gran respeto en el mundo del fútbol por sus ideas y métodos interesantes y exitosos, siempre ha sido reacio a caer en protagonismos y apunta siempre hacia las capacidades de los jugadores que dirige y a las personas de las cuales se ha nutrido para ser el técnico que hoy es a sus 47 años. Es más, Almirón reconoció los aportes que ha tomado de sus antecesores en el cargo, Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda, y nunca ha escondido que el entrenador Ricardo Lavolpe tuvo una influencia fundamental para su carrera como técnico pese a haber tenido un fuerte altercado con él cuando era jugador suyo en México.
En cuanto al tema de jugadores, Almirón fue prudente y es la mejor posición que pudo haber tomado. Con las posibles salidas de Franco Armani y Macnelly Torres, o las llegadas de jugadores como Camilo Zúñiga y Gio Moreno, el argentino prefirió la cautela que en este momento suma más que las especulaciones. Eso sí, en sus palabras dejó entrever la decisión con la cual pretende liderar una renovación en el equipo y buscar darle su propio sello al equipo. “Soy de procesos y este podría ser un buen momento para rearmar el club, buscar jugadores porque no todos son para un equipo grande",
Y aunque más allá de las primeras palabras y de que el primer contacto con la hinchada y la prensa no permiten dilucidar más sobre el nuevo proyecto que inicia en Nacional, el presidente Botero luego de la rueda de prensa enfatizó que la hinchada puede estar tranquila porque de todas las opciones posibles escogieron la mejor: "En el profe Almirón vamos a tener un hombre trabajador, muy talentoso y que sabe impregnar y transmitir a los jugadores las ideas de lo que él quiere. Creemos que los hombres que están, más los que puedan llegar a aportar, van a conformar una materia prima muy buena para el profe. Es un hombre de trabajo, está feliz y comprometido con este proyecto y entiende el fútbol en la forma en que esta institución y nuestra hinchada lo entienden".
Así pues, uno de los técnicos que renovó el panorama rancio del fútbol argentino lleno de falacias y discursos, se puso la camiseta de Nacional y pisó por primera vez la cancha que será su casa durante dos años. Consigo se trae sus ideas y su capacidad de trabajo; su innegociable salida con pelota al piso, su triangulación holandesa, su obsesión por los laterales funcionales, su ataque lleno de recursos y sorpresas y sus delanteros fuera de zona.
El 3 de enero volverá, esta vez definitivamente para ponerse al frente del equipo y seguramente traerá consigo algunas noticias sobre la conformación del equipo. Con Almirón se renueva la esperanza de que Nacional vuelva a conocer la grandeza continental. Soñar en grande no es fácil, pero hay que intentarlo.