El alcalde relata lo que han vivido con la paz, con los nuevos brotes de violencia, con Hidroituango y con su contingencia.
Se puede decir que Ituango es un laboratorio de la realidad colombiana. Violencia, muerte, desplazamiento, proceso de paz, Hidroituango, contingencia, criminalidad, esperanza, gente laboriosa. Mejor dicho les ha pasado de todo.
Y durante todo este año se ha hablado mucho de Ituango, pero Ituango no lo ha hecho. Por eso dialogamos con su alcalde Hernán Darío Álvarez Uribe para que nos hable de algunas intimidades de su hoy muy famoso municipio.
Hablar de paz es un asunto que es espinoso, pero durante los dos años que se vivió con las zonas de transición y normalización, Ituango registró momentos de mucha tranquilidad.
El grupo al margen de la ley que había cesó en un 100% todas las actividades y se respiró en este municipio tranquilidad, la tierra se encareció, la gente comenzó a invertir y había una esperanza en lo económico, con mucho dinamismo, y también en lo social.
Después de esta tranquilidad, de cierto tiempo hacia acá comenzó a resquebrajarse la esperanza de paz que se había logrado, porque a pesar de que hay que reconocer que llegaron instituciones del orden nacional como la Agencias de Renovación Territorial con pequeñas obras de infraestructura, la Agencia Nacional de Tierras a elaborar una cartografía, el Ejército Nacional con labores de desminado humanitario acompañado por Naciones Unidas y se avanzó en procesos de sustitución, no se ocupó suficientemente el espacio que había que llenar en su momento con más institucionalidad y que había que acelerar procesos para que no se volvieran a repetir fenómenos de violencia, y hoy por hoy tenemos grupos armados organizados que están dados por lo que es el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc, que se han venido disputando el territorio y han dejado en medio de esta oleada de violencia, en lo que va corrido del 2018, más de 70 muertos, debido a esa disputa territorial.
Pero como decía, ha habido institucionalidad, han estado trabajando, pero no ha sido suficiente para ocupar el territorio y llenar ese vacío que estaba en su momento.
Las esperanzas del territorio están puestas en Hidroituango, es un proyecto que ha traído progreso a través de la inversión social, el empleo, la vivienda, la salud, de vías. Con la llegada de Hidroituango cambió hasta la dinámica social.
A las alcaldías anteriores de los doce municipios del área de influencia les tocó una inversión de cien millones de dólares en el famoso plan integral, de los cuales se reflejó bastante inversión en distintos sectores sociales.
A mi alcaldía le correspondió y a esto hay que anexarle las afectaciones que se expandieron aguas abajo, aunque aguas arriba también hubo perjuicios.
Los problemas aguas abajo invisibilizó la problemática que tenemos aguas arriba, hubo varias problemáticas, entre ellas en el corregimiento El Aro donde las comunidades sufrieron desabastecimiento y la pérdida de varios puentes que comunicaban hacía el municipio de Briceño, afectaciones muy sentidas por parte de mis comunidades.
Esperamos superar todas las dificultades que poco a poco se han ido resolviendo. Desde marzo todos los consejos municipales de emergencia están en alerta máxima por lo que pueda pasar con la represa. Afortunadamente el impacto se ha ido mitigando y hoy las aguas empiezan a vaciarse por el vertedero, lo que es una esperanza para recuperar la sala de máquinas.
Toda la esperanza de nosotros como habitantes, que estamos cerca y estamos impactados por el proyecto, es que este se salve, además porque vemos con esperanza otros proyectos hidroeléctricos como es Espíritu Santo, que va a quedar entre los municipios de Briceño, Ituango y Valdivia, que va a traer más progreso.
Hemos vivido todas las obras de lo que ha sido el plan integral, los municipios las recibieron con beneplácito y se cambió toda la dinámica porque generaron para el municipio 600 empleos y las obras de infraestructura y las sociales han sido benéficas.
Pero como en toda obra también hay dificultades, que se vieron en la contingencia, la molestia en la movilidad, el encarecimiento de la canasta familiar, el aumento en kilometraje para llegar a la cabecera municipal porque fueron 25 kilómetros adicionales que fueron un reflejo negativo del proyecto.
Así como reconozco que hay aspectos positivos, también me pongo la mano en el corazón y hay aspectos negativos.
Tenemos aspectos positivos como es su gente, que es pujante y echada para adelante.
Lo que han sido estas montañas, su altitud, el difícil acceso a nuestra geografía ha hecho que tengamos personas que son guerreras.
Nuestra gente se destaca en todos los lugares del país como comerciantes, en la dirigencia política, en el campo religioso y en el artístico.
Le menciono nombres como los de Liliana Rendón, monseñor Ricardo Tobón, Ramón Vásquez, Delcy Janet Estrada y Jesús María Valle en los derechos humanos.