El moderado Hasan Rohaní confirmó su popularidad entre los iraníes y continuará su política de apertura en un segundo mandato.
Luego de una campaña electoral animada en Irán, el presidente Hasan Rohaní ganó por segunda vez consecutiva. Su victoria fue indiscutible frente a su principal rival, el conservador Ebrahim Raisí, quien perdió con 18,5% de diferencia. Las elecciones movilizaron masivamente a la población: unos 40 millones de iraníes salieron a votar en un escrutinio decisivo. El Gobierno tuvo que aplazar tres veces el final de las votaciones debido a la alta participación, de modo que los ciudadanos pudieron votar hasta medianoche, hora local. Los iraníes podían decidir entre darle la posibilidad al progresismo de proseguir su labor, o voltearse hacia el conservatismo. Finalmente, la población le dio un mensaje al mundo político: quieren continuar con la apertura del país y de sus derechos. Los resultados contaron con el apoyo de Alí Jamenei, el líder supremo de la República iraní: “Ayer (19 de mayo), todos los sectores de la sociedad y de diferentes tendencias políticas vinieron juntos a la escena (las urnas) y hombro con hombro votaron al sistema de la República Islámica”, declaró el líder religioso, y agregó que “el Irán islámico de nuevo arrasó a los malquerientes, los envidiosos y los rencorosos.”
El balance de la presidencia moderada
Aunque se comentó la división de los ciudadanos durante la campaña presidencial iraní, hay que reconocer la popularidad del líder Hasan Rohaní gracias a la política que aplicó en su primer mandato. Juan David García, politólogo y especialista en relaciones internacionales de la Universidad Pontificia Bolivariana resumió el primer gobierno de Rohaní de la manera siguiente: “Es un balance positivo. Ha habido un consenso entre medios masivos de comunicación dentro y fuera de Irán, las fuerzas políticas del país, un sector amplio de la ciudadanía que lo respalda y el propio régimen, que es un régimen complejo. Todos avalan, en términos generales, la gestión de Rohaní, porque desde su perspectiva moderada ha logrado volver a impulsar la economía del país a través de una serie de reformas y la recuperación del país -muy paulatinamente- a los mercados internacionales.”
Economía y asuntos nucleares
El candidato Raisí había insistido en la necesidad de realzar la economía y prometió una multitud de medidas en ese sentido. No obstante, la economía y la cuestión nuclear no se pueden separar. Están profundamente ligados. El bienestar económico de Irán depende mucho del Acuerdo de No Proliferación Nuclear de 2015. Juan David García destacó el impacto financiero de los acuerdos permitidos por el reformista Rohaní: “Las sanciones impuestas a Irán en virtud de su programa nuclear, habían generado no sólo una baja en los ingresos por la producción y exportación de petróleo de casi 200 millones de dólares, sino también una contracción del PIB muy significativa. Pero a partir del año 2014, con las políticas reformistas impulsadas por Rohaní, realmente se ha generado un crecimiento contínuo en los últimos tres años y medio, de más del 4%. Empezó en 2014 con 4,3%, 4,4%, hacia el año 2016, y de acuerdo con estimaciones y proyecciones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), ese crecimiento superó el 7%.”
Libertad y derechos
“De Rohaní espero que pueda eliminar el ambiente opresor que hay en Irán y crear uno abierto”, expresó Mohamad Fatolahí, estudiante de Historia en Teherán. La verdad es que los ciudadanos han contado bastante con la extensión de sus derechos gracias a Rohaní. El presidente había otorgado un puesto importante a las libertades civiles dentro de sus promesas de campaña ahora y en su primera candidatura. Al cabo de su primer mandato, una parte de sus partidarios había quedado decepcionada por las expectativas que tenía inicialmente. Pensaban gozar de más libertades que las que consiguieron hasta hoy. Sin embargo, hay que recordar la particularidad del sistema político iraní, donde el presidente no representa la máxima autoridad del país. “Teniendo en cuenta que esto se trata de una teocracia, por lo tanto uno puede decir a la hora de analizar la realidad política, económica y social de Irán, que Irán no es una democracia, pero en realidad no es una democracia al estilo occidental, sí se puede decir que hay unas formas democráticas, que hay una apertura a la participación, que ha habido una cierta descentralización aunque con unas grandes restricciones y una tendencia al autoritarismo, pero es una República islámica. Finalmente, tanto para Rohaní como para Raisí, se trata de mantener los fundamentos de la Revolución Islámica del 79. En eso, nadie puede cambiar la realidad de Irán o cambiar su sistema político de la noche a la mañana. Ningún analista se puede equivocar en eso. No es imposible pero es muy poco probable”, recalcó García. El analista agregó también que “hay que recordar que si bien el presidente es un representante diplomático, orienta la política económica, toma decisiones en cuanto a la seguridad interna y la gestión del gasto público. Quienes tienen la orientación ideológica, jurídica y quienes tienen realmente la última palabra a la hora de tomar decisiones importantes de poder son los guardianes y el ayatolá. De manera que estas elecciones no van a dar un giro radical, pero ciertamente, con la continuación de Rohaní, el crecimiento, el círculo virtuoso económico, van a ir en favor de Irán pero también en una mayor estabilidad del país y de la región.”
Política exterior
Hace cuatro años, la llegada de Hasan Rohaní a la presidencia de Irán permitió una apertura matizada del país. El Acuerdo de No Proliferación Nuclear favoreció un incremento parcial de los intercambios comerciales con el exterior. No obstante, sigue cierta tensión con Estados Unidos. Tan sólo el 18 de mayo, Irán aprobó más sanciones a entidades estadounidenses debido a su cooperación “directa o indirectamente con el régimen sionista en cometer crímenes contra la humanidad en Palestina” y en “acciones contra la seguridad nacional de la República Islámica”, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní. La constructora de barcos Huntington Ingalls, la empresa de consultoría de seguridad Booz Allen Hamilton, la compañía DynCorp International y la fundación Bird son algunas de las entidades afectadas por la sanción. Esto constituye una respuesta a las medidas que EE.UU. decidió el día anterior contra dos altos cargos de defensa iraníes y una empresa radicada en China por su relación con el programa de misiles balísticos de Teherán. Para García “es probable que no haya cambios sustanciales en la orientación (de la política exterior) que se le ha venido dando, porque no todo depende de Rohaní, ya que las grandes decisiones de poder tienen que pasar por la aprobación del ayatolá y de los guardianes. Entonces, seguro se sostendrá el enriquecimiento de uranio en sus límites, porque Rohaní y el régimen saben que de esto también depende no solamente la credibilidad del régimen, sino también la supervivencia del mismo, y las posibilidades de Irán en el escenario regional e internacional.” Por su lado, “EE.UU. y Occidente se han plegado a los intereses iraníes, haciendo una serie de concesiones que no se deberían haber hecho, y que dejan muy entredicho el liderazgo de Occidente”, declaró el analista de la UPB.