Esta contienda electoral se dará en medio de la inconformidad de los partidos por los actos de corrupción, problemas de desigualdad y la poca movilidad social del país.
El proceso electoral más grande de la historia de México arranca mañana, en un momento en que el hartazgo hacia los partidos dominantes y una agitación de sentimientos nacionalistas por el discurso xenófobo de Donald Trump abre la puerta a un viraje político.
El Instituto Nacional Electoral (INE) publicará este viernes el calendario del proceso, que culminará el 1 de julio del año próximo con la renovación de más de 3.416 cargos, entre ellos presidente, diputados y senadores.
El organismo la definió como "la elección más grande de la historia" de México, ya que concurrirán comicios federales y 30 procesos locales.
Además de la Presidencia, el Senado, la Cámara baja, el 1 de julio serán elegidos ocho gobiernos estatales, la jefatura del gobierno de Ciudad de México y diputados locales.
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Será la primera elección presidencial a cargo del INE, entidad surgida a raíz de una reforma constitucional de 2014 que transformó el Instituto Federal Electoral (IFE) en una autoridad de carácter nacional, a fin de homologar los estándares con los que se organizan los comicios federales y locales.
El premio más codiciado, naturalmente, es la Presidencia del país, actualmente ocupada por Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Peña Nieto recuperó en 2012 el cargo para su partido, el cual había ostentado ininterrumpidamente durante 71 años para dar paso a los sexenios de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), ambos del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Pero ni los 12 años del PAN ni los casi cinco del "nuevo PRI" de Peña Nieto han resuelto los problemas estructurales de México, incluyendo los elevados niveles de violencia y corrupción y la profunda desigualdad económica.
De acuerdo con un sondeo divulgado el 5 de septiembre por la encuestadora De las Heras Demotecnia, el 62% de los mexicanos desaprueban el desempeño del actual presidente.
Según la encuesta, solo 22% de los ciudadanos aprueba el desempeño de Peña Nieto, lo que representa alrededor de 16 millones de mexicanos.
En general, 74% considera que México ha "retrocedido" desde que Peña Nieto es presidente, mientras que 22% opina que existen avances.
Todo ello favorece un voto contra el sistema en 2018, y quien parece mejor posicionado para aprovechar la situación es el fundador y líder del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador fundamenta su tenaz popularidad en la capitalización del descontento ciudadano mediante su discurso contra la "mafia del poder", en la que incluye al PRI, en el que militó hasta 1988, el PAN e incluso el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), del que fue uno de los miembros originales y su candidato presidencial en 2006 y 2012.
Asimismo, el líder de Morena se ha esforzado por agitar y aprovechar los sentimientos nacionalistas provocados por las políticas del presidente de EE.UU., incluyendo su orden de construir un muro fronterizo y su decisión de acabar con el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca).
Dicho plan fue promulgado en 2012 por el anterior presidente estadounidense, Barack Obama, y gracias a él unos 800.000 jóvenes indocumentados, de los cuales 618.000 son mexicanos, han podido frenar su expulsión del país, obtener un permiso temporal de trabajo y, en algunos estados, una licencia de conducir.
Las encuestas indican que el respaldo popular a Morena está en ascenso desde que Trump fue elegido en noviembre de 2016.
Queda por ver si López Obrador puede mantener el impulso y capitalizar la misma clase de oleada antisistema que llevó a Fox a sacar al PRI de la residencia presidencial de Los Pinos en 2000.
El PRI, aunque desgastado, sigue contando con la mayor maquinaria electoral del país, que lo llevó a retener por estrecho margen su bastión del Estado de México en las elecciones de junio pasado.
Por su parte, PAN y PRD formalizaron el 6 de septiembre una alianza para derrotar al oficialismo en 2018, que igualmente constituye un bloque de consideración ante el ascenso de Morena.
A partir de la publicación del calendario electoral este viernes, los principales partidos de México comenzarán a mover sus piezas para definir candidatos y alcanzar la posición de más poder en un país con enormes retos, como la inseguridad y la pobreza.