El Gobierno ahora saca a relucir como argumento una situación económica inquietante, pero que ha vendido como sólida a sus contertulios en frecuentes giras internacionales.
Lo que tiene indignados a los pensionados del país y a muchos otros ciudadanos no es que el presidente Juan Manuel Santos haya incumplido una promesa de campaña al objetar el proyecto de ley para rebajar los aportes mensuales a la salud por parte de los jubilados, pues la lista de incumplimientos es bastante larga, sino que lo haya hecho abiertamente y sin sonrojarse.
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Más allá de estar de acuerdo o no con la medida, se trataba de una promesa clara y aceptada como tal por el propio Gobierno, según la ministra de Trabajo, Griselda Janeth Restrepo, lo que realza la irresponsabilidad del gobernante quien ahora saca a relucir como argumento una situación económica inquietante, pero que ha vendido como sólida a sus contertulios en frecuentes giras nacionales e internacionales.
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También argumenta el Ejecutivo que la ley plantea una “medida regresiva” que no prevé un fuente sustitutiva de recursos. Mayor mala fe queda en evidencia, pues como ministro de Hacienda que fue antes de ser presidente, ha debido saber desde que hizo la promesa que, primero, era una medida regresiva y, segundo, que debía encontrar la manera de reponer los $3,7 billones que dejarían de ingresar al fisco anualmente.
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Mientras tanto, el sector formal sí debe asumir el costo del nuevo recargo nocturno mientras lucha contra todo tipo de informalidad y capotea el mal clima económico que apenas ahora está viendo el Gobierno.