Según la esposa no era Carlos Washington Andrade el compositor sino su esposa María Álvarez Lara. Nada raro, el machismo que oculta a la mujer.
El miércoles pasado tuve el agrado de conocer al investigador musical Gustavo Escobar Vélez, autor de varios programas de música antigua en las emisoras culturales de las universidades de Antioquia y Bolivariana. En medio de la agradable tertulia me enteré de que la esposa del compositor colombiano Carlos Washington Andrade (nacido en Túquerres el 21 de junio de 1917), señora María Álvarez Lara de Andrade, era oriunda de Frontino, nacida en 1907, pero esta no es la nuez de la historia. Veamos:
En el blog Música parrandera paisa, el 26 de enero de 2011, el señor Fabio Nelson Ortiz Moncada publicó una interesante entrevista con doña María Álvarez viuda de Andrade. En este documento María Álvarez cuenta historias realmente novedosas y para el medio musical, demasiado explosivas.
Sus padres fueron Lizandro Álvarez y Ascensión Lara, estudió en el Colegio de Señoritas de Frontino, donde obtuvo el título de maestra rural, que a la sazón se entregaba a quien concluía los estudios de lo que hoy llamamos noveno de bachillerato. María y sus hermanas Rosa y Elvira aprendieron en el hogar a interpretar el tiple, la guitarra y la lira. Su padre tenía una fábrica de esos instrumentos para proveer a los lugareños aficionados a ellos.
Carlos Washington Andrade fue un pastuso que presumía de haber nacido en el Ecuador, cuna del pasillo triste. Desde joven se agregó el nombre de Washington para justificar su nacionalidad ecuatoriana y por esa época se vino a vivir a Medellín. Era un verdadero dandi, impecable en el comer y en el vestir, usaba pantalón, saco y sombrero blanco.
La historia nos cuenta que Carlos Washington ha sido, con Hilario Cuadros y otros reconocidos compositores, los mayores proveedores de la letra y de la música de muchas de las interpretaciones de los Trovadores del Cuyo, el Conjunto América y los Romanceros del Cauca. Históricamente se ha sabido que composiciones como Recuerdos que pasaron, Cenizas de mi madre, Anhelo morir, A mi madre, Mi campesina y muchísimas más, se le han adjudicado a Andrade, hasta que en la entrevista de María Álvarez Lara de Andrade con Fabio Nelson Ortiz Moncada, la esposa del compositor soltó una verdadera bomba sobre la historia conocida hasta el momento: “… me puso a mí a sacar las letras, y él ni siquiera le ponía la música, solamente él las cantaba después; yo ponía la letra y música, porque letra sacada con música es la que vale; yo recuerdo por ejemplo cuando él estaba grave, para morirse y pidieron de una disquera unas canciones; yo se las arreglé, las mandé y un ‘cojito’ que había –Echeverry Morales- me sacó las partituras de lo más buenas. La primera canción que yo saqué para él fue Corazón sin amor, composición que dice así: Es la vida un martirio, cuando un amor se aleja, y nos queda un vacío si una pasión nos deja, horas de intensa dicha, caricias de mujer, como sombras pasaron, para jamás volver…” (Blog citado), que por lo demás, agrego yo, es muy conocida.
Demoledora la frase. Según la esposa no era Carlos Washington Andrade el compositor sino su esposa María Álvarez Lara. Nada raro, el machismo que oculta a la mujer. En el blog que ya he citado aparecen algunos comentarios de quienes se identifican como familiares de Carlos y María y corroboran el dicho de ésta última.
Lo que nos faltaba a los frontineños, que realmente sea una paisana nuestra, la gran compositora de esa música de antaño que tanto gustó e impactó en toda América Latina.