El siglo veinte fue prolífico en instituciones musicales en Medellín, como: El Orfeón Antioqueño, de José María Bravo Márquez (1932); la Compañía Antioqueña de Ópera, de Pietro Mascheroni (1943); la Orquesta Sinfónica de Antioquia (1945)
Hernán Gaviria Vélez y su Asociación Promúsica (1960-1974) enriquecieron la vida musical de Medellín
Música en Medellín
El nacimiento formal de la música en Medellín se le atribuye al inglés Edward Mac Pherson, quien llegó a la ciudad en 1837 y fundó la Banda Sinfónica, la Academia de Música y la Sociedad Filarmónica de Medellín, que funcionaron durante quince años.
En la segunda mitad del siglo diecinueve existieron en Medellín varios teatros para conciertos y representaciones, como El Coliseo y el Teatro de Variedades, en los cuales se presentaron compañías europeas de zarzuela y de ópera.
En 1876 se establecieron en Medellín los hermanos payaneses Pedro José y Francisco Vidal, grandes músicos que desarrollaron una tarea docente trascendental. Fundaron la Escuela de Música Santa Cecilia. Con ellos vino el niño Gonzalo Vidal, hijo del primero, quien se convirtió en la más importante personalidad musical de Medellín de finales de ese siglo, compositor de la música del Himno Antioqueño, de las estaciones del Viacrucis para el Viernes Santo y dos misas de Réquiem.
A finales del siglo diecinueve y principios del veinte Medellín vivió una gran riqueza musical, por la calidad de los grupos extranjeros que se presentaron en la ciudad, y por el surgimiento de buenos artistas locales.
Pedro León Franco Rave “Pelón Santamarta” (1867-1952), promovió el bambuco en Antioquia, ritmo nacional por excelencia. Varios artistas de Medellín fundaron en 1903 la Lira Antioqueña, conjunto que hizo las primeras grabaciones de música colombiana en Nueva York.
Medellín construyó a principios del siglo veinte tres teatros para conciertos y representaciones: El Circo España (1909), el Bolívar (1918) y el Junín (1924). En 1911 empezó a funcionar el Instituto de Bellas Artes de Medellín, que se transformó en el Palacio de Bellas Artes en 1926. Más adelante, los teatros Lido, Pablo Tobón Uribe, Metropolitano, Gabriel Obregón Botero (Universidad de Medellín) y Fundadores (Universidad Eafit).
El siglo veinte fue prolífico en instituciones musicales en Medellín, como: El Orfeón Antioqueño, de José María Bravo Márquez (1932); la Compañía Antioqueña de Ópera, de Pietro Mascheroni (1943); la Orquesta Sinfónica de Antioquia (1945); La Coral Tomás Luis de Victoria, de Rodolfo Pérez (1951); el Conservatorio de Música de la Universidad de Antioquia (1959); la Asociación Pro Música de Medellín, de Hernán Gaviria Vélez (1960); el Estudio Polifónico de Medellín (1967) y la Orquesta Filarmónica de Medellín (1983), de Alberto Correa Cadavid; el Instituto Musical Diego Echavarría Misas (1975); la Fundación Prolírica de Antioquia (1994), y la Orquesta Sinfónica Eafit (2000), entre muchas otras.
La Red de Escuelas de Música de Medellín (2013) cumple una tarea trascendental en la formación musical de niños y jóvenes en los barrios y corregimientos de la ciudad.
El Ballet Folclórico de Antioquia, fundado por John Albeiro Roldán (1991), trabaja los géneros folclórico, clásico y moderno de la danza.
Carlos Vieco Ortiz, el más grande compositor antioqueño de todos los tiempos y gran pianista, produjo tres mil obras dentro de todos los géneros musicales, de las cuales más de trescientas han sido grabadas.
También sobresalieron Jorge Molina Cano (1898-1927), Libardo Antonio Parra Toro “Tartarín Moreira” (1895-1954), Eusebio Ochoa Chica (1880-1965) y su hijo Héctor Ochoa Cárdenas (1924), Manuel Ruiz “Blumen” (1891-1964), Juan Pablo Restrepo López “León Zafir” (1900-1964), León Cardona y Jaime R. Echavarría.
En el siglo veinte, Medellín vivió el auge de la música andina colombiana con los cantantes Luis Macía, tenor, Alba del Castillo, soprano, y Jairo Villa, tenor, y con conjuntos como el Dueto de Antaño, Obdulio y Julián y Espinosa y Bedoya.
Blas Emilio Atehortúa (1943-2020), gran compositor, director de orquesta y pedagogo de Medellín tiene el más alto reconocimiento por su trabajo en música culta moderna.
Fuentes de consulta
Rodríguez Álvarez, Luis Carlos. “Músicas para una ciudad”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 2, páginas 651 a 668.
Rico Salazar, Jaime. “La Canción Colombiana. Su historia, sus compositores y sus mejores intérpretes”. Grupo Editorial Norma S. A., Bogotá, Bogotá, 2004.
Continuará.
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