La pobreza es la incapacidad de las personas para satisfacer los requerimientos de una vida digna, tales como alimentación, vivienda, salud, educación, recreación, convivencia y seguridad. Se habla de pobreza extrema cuando la gente solamente alcanza, como máximo, a satisfacer sus necesidades alimentarias.

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Tradicionalmente, la pobreza se consideró en Medellín un asunto de asistencialismo en lugar de un problema estructural de la sociedad y de la economía. Durante la Colonia y el principio de la República, la iglesia católica fue la única institución que atendía a los desvalidos, huérfanos y viudas, y, también, la responsable exclusiva de los hospitales, hospicios y asilos.

En la segunda mitad del siglo diecinueve, como resultado de la concepción secular del Estado definida por la Constitución de 1863, empezó a considerarse que la asistencia social era responsabilidad de los gobiernos territoriales, y se crearon las Juntas de Beneficencia y las Juntas de Instrucción Pública, pero los logros fueron escasos. La Constitución de 1886 devolvió a la iglesia católica sus privilegios y también le asignó nuevamente responsabilidad en esa materia, de manera conjunta con el Estado.

Sólo en la década del treinta del siglo veinte, el Estado colombiano empieza a prestar asistencia social eficaz. Esto se debió, principalmente, a la reacción contra los conflictos sociales en la década del veinte, y a los intentos liberales de modernización del Estado. La Iglesia católica, a través de sus diferentes congregaciones, continuó con sus labores de asistencia social.

La pobreza en Medellín se agudizó a mediados del siglo veinte cuando recibió grandes masas de población campesina desplazada por la violencia y no tuvo la capacidad para darle empleo y buen nivel de vida, pues la situación económica de la ciudad era débil.

Medellín, que, según la Dian, ostenta el mayor índice de riqueza per cápita en Colombia, posee en contraste, según el Dane, el más alto nivel de inequidad de las ciudades capitales grandes. La población de Medellín que en 2019 vive en condiciones de pobreza se estima en 430.000 habitantes, equivalente al total de una ciudad como Bello, Antioquia. Y la que vive en pobreza extrema, en unas 85.000 personas, superior a la población total del municipio de Caldas, Antioquia.

El empleo en Medellín parece mejorar en las décadas recientes en términos cuantitativos, pero subsiste el trabajo de mala calidad. Además, los esfuerzos de las familias por conseguir ingresos mediante famiempresas tropiezan con serios obstáculos para vender los productos, pues las cadenas de almacenes, que aparentemente promueven la equidad con sus fundaciones solidarias, restringen las compras para proveedores pequeños.

El Municipio de Medellín mantiene desde hace algunos años programas para mejorar la calidad de vida de los hogares en condición de pobreza extrema, estimulando la autogestión de las familias más que el asistencialismo, trabajando con ellas en las dimensiones de salud, educación, seguridad, justicia, empleo, ahorro familiar, nutrición, vivienda, dinámica familiar e identificación civil. A pesar de estos esfuerzos, Medellín es hoy una de las ciudades colombianas con mayores índices de desempleo, pobreza e inequidad social.

Comentario personal

Al margen del análisis puramente histórico que pretendo con esta serie, considero que la grave crisis económica, resultante del aislamiento preventivo obligatorio de las últimas diez semanas por el coronavirus y el que aún falta, agravará mucho más el desempleo, la pobreza y la inequidad en Medellín. La sociedad medellinense tendrá que ser más justa y más solidaria con las clases necesitadas de la ciudad.

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Fuentes de consulta

Castro H., Patricia.  “Beneficencia en Medellín, 1880-1930”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 2, páginas 409 a 414

Medellín Cómo Vamos. “Pobreza y desigualdad, 2018” En Informe de calidad de vida de Medellín, 2018.

Castro Carvajal, Beatriz “La pobreza en Colombia. 1886-1930. Estado, iglesia y ciudadanos”. Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, Universidad del Valle. Cali, 1997

Continuará.

Comentarios:

Jairo Alberto
2020-06-01 20:00:32

Si Señor a trabajar todos unidos ,el problema sabemos que existe y se va a agravar ,toca,poner cada uno de nosotros desde los que tienen buen k ,hasta los de bajos ingresos , solidaridad ,de nada valen los discursos ,en trabajando con humildad y tesosn

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