Planeación del Medellín futuro

Desde 1890 se planteó en Medellín la necesidad de adoptar un plano y un estatuto que regularan el crecimiento de la ciudad. El Concejo expidió normas para el desarrollo de nuevos sectores urbanos, la dotación de servicios públicos y la construcción de nuevas calles. Además, ordenó al ingeniero municipal elaborar un plano que mostrara las nuevas áreas de expansión. Estos trabajos se iniciaron, pero no culminaron debido a falta de recursos.

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En 1910 la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín (fundada en 1899), en coordinación con el Concejo municipal, abrió un concurso para la elaboración de dicho plano. Esta iniciativa tuvo amplia acogida en la ciudad, en particular por ciudadanos interesados en las nuevas áreas de expansión y las correspondientes obras públicas que se construirían en ellas. Entre éstos se destacó el señor Ricardo Olano, visionario urbanizador, concejal y miembro de la SMP. El concurso lo ganó el ingeniero Jorge Rodríguez. El Concejo acogió el plano presentado y dictó normas para su aplicación.

La participación de inversionistas particulares en este proceso merece una consideración especial. Es cierto que con el proyecto se favorecieron intereses privados, pero también se dotó a la ciudad de instrumentos formales para negociar la expansión urbana de una forma más racional. La influencia de los dueños de la tierra en el desarrollo de Medellín ha sido constante a lo largo del siglo XX.

La administración municipal contrató en octubre de 1948 a los urbanistas planificadores José Luis Sert, español, y Paul Lester Wiener, austríaco, para realizar un proyecto de planificación de la ciudad futura. Su informe fue entregado el 31 de enero de 1950, con el título de “Plan Piloto para la ciudad de Medellín”, el cual fue adoptado en 1951 por Decreto municipal como Plan de Desarrollo Urbanístico de la ciudad.

Este Plan Piloto proponía el reordenamiento de la ciudad con la construcción de un centro administrativo municipal (en el sector de La Alpujarra) y establecer a su alrededor unidades educativas, de seguridad y culturales, para darle mayor funcionalidad a esas actividades. Proponía sectorizar la ciudad según los usos del suelo para vivienda, comercio, industria y usos institucionales. Permitía la mezcla de usos en la medida en que fueran compatibles y facilitaran la convivencia. La propuesta también incluía mejorar la circulación vehicular en la ciudad, construyendo un sistema vial paralelo al río Medellín (acogido en 1961 como el Corredor Multimodal del Río) y un sistema vial estructurante para toda la ciudad. Proponía la creación de parques lineales a lo largo de las quebradas principales, como integradoras de las comunidades vecinas.

El Concejo Municipal expidió en 1959 el llamado Plano Regulador de Medellín, que acogía buena parte de las propuestas del Plan Piloto de Wiener y Sert de 1950.

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Hasta la década del setenta el sector sur oriental de Medellín, conocido como comuna del Poblado, constituía un territorio con muy baja densidad de ocupación y construcción. De hecho, las normas municipales eran muy estrictas para tratar de mantener la calidad ambiental de la zona. Sin embargo, las presiones urbanas llevaron a que a finales de esa década las normas se flexibilizaran, pero manteniendo la idea de evitar que el crecimiento urbano se desbordara en ella. Estos controles no operaron y para mediados de la década del noventa prácticamente la totalidad del territorio del Poblado ya estaba ocupado y construido con edificios de gran altura. Se ha planteado la hipótesis de que en esos años el sector de la construcción sirvió para sanear capitales provenientes del narcotráfico, pero no se conocen estudios al respecto.

Fuentes de consulta:

Toro, Constanza “Medellín: desarrollo urbano, 1880-1950”. En Jorge Orlando Melo, director general. “Historia de Antioquia”. Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición, 1988, páginas 299 a 306.

Coupé Francoise.  “Migración y urbanización 1930-1980”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 2, páginas 563 a 570.

Continuará