El despegue de la industria se dio en la década del treinta. La suspensión de la importación de bienes de consumo, significó el auge de la industria manufacturera nacional, que se dedicó a sustituir los bienes que anteriormente se importaban.
La Industria en el siglo veinte
Gabriel Poveda Ramos señala que la industria pudo desarrollarse tempranamente en Medellín gracias a los factores siguientes:
En la transición del siglo diecinueve al veinte, en Medellín empezaron a surgir pequeñas fábricas de artículos de consumo local y talleres industriales. En pocos años se crearon establecimientos para fundición y forja de metales, metalmecánica, locería, chocolate, panela, cerveza, tipografía, curtiembres, cigarrería, velas y jabones, trilladoras, tejares, ebanistería, sastrería, talabartería, zapaterías entre otras.
En la década del noventa del siglo diecinueve se dio un paso importante para la consolidación de la industria local, con la construcción de la central Santa Elena para generación de electricidad.
La guerra civil de los Mil Días cortó abruptamente el desarrollo y la producción en el país. Se destruyó buena parte de los cultivos y de la ganadería, se disparó la inflación, fábricas y bancos quebraron. Aunque el territorio antioqueño no sufrió la guerra directamente, la economía de Medellín se resintió. Sin embargo, sus fábricas, bancos y almacenes lograron permanecer abiertos. Los capitales acumulados provenientes del oro y del café sirvieron de soporte financiero para superar la crisis. Sirvieron Inclusive para hacer préstamos al gobierno nacional.
En la década del veinte se produjo un gran auge de la economía tanto en el mundo como en Colombia. Los economistas la llamaron “los trepidantes veintes”. La industria nacional tuvo nuevo impulso. Los productos agrícolas y minerales de exportación, como el café, el banano, el algodón, el petróleo, el oro y la quina, tuvieron buena demanda y buenos precios. Nuestro país vivió el mayor crecimiento económico de su historia. Se favoreció también por el ingreso de recursos externos, como el pago de la indemnización de los Estados Unidos de América por la separación de Panamá y por el aumento del financiamiento externo.
Entre 1929 y 1933, Colombia sufrió los efectos de la gran recesión económica mundial. Se resintieron las cantidades y los precios de los productos nacionales de exportación, lo cual disminuyó el ingreso para sus productores y generó desempleo en el campo y las ciudades. Se redujeron también las importaciones. La crisis generó, sin embargo, una reacción favorable en los sectores agrícola e industrial, que se consolidaron y permitieron sustituir los bienes extranjeros que dejaron de importarse.
El despegue de la industria se dio en la década del treinta. La suspensión de la importación de bienes de consumo significó el auge de la industria manufacturera nacional, que se dedicó a sustituir los bienes que anteriormente se importaban. Los capitales acumulados de la exportación de oro y café, acumulados principalmente en Antioquia, se aprovecharon para comprar maquinaria, especialmente para los sectores textil, alimentos y bebidas. La industria del cemento también vivió una expansión importante. Más adelante analizaremos el comportamiento de la industria en el resto del siglo veinte.
Fuentes de consulta
Poveda Ramos, Gabriel. “La industria en Medellín, 1890-1945” en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 307 a 325.
Continuará