El Concejo de Medellín mantuvo el liderazgo en la realización de las obras públicas tendientes a darle a Medellín el nivel de una ciudad moderna, acorde con las necesidades
Obras públicas y sistema de valorización
El Concejo de Medellín mantuvo el liderazgo en la realización de las obras públicas tendientes a darle a Medellín el nivel de una ciudad moderna, acorde con las necesidades de las actividades comerciales, financieras e industriales. Su actitud receptiva a las iniciativas privadas era manifestación clara de la cohesión que había entre el sector público y la ciudadanía.
Otra entidad que intervino en la formulación y ejecución de las obras de progreso para Medellín fue la Sociedad de Mejoras Públicas, fundada en 1899 por veintinueve ciudadanos de gran espíritu cívico, liderados por el futuro presidente Carlos E. Restrepo, con el propósito de velar por el ornato y embellecimiento de la ciudad. En las primeras décadas del siglo veinte participó prácticamente en todas las obras públicas que se ejecutaron en la ciudad.
El mejoramiento de las calles fue una de las primeras tareas. Se ordenó su empedrado, con cargo a los dueños de las casas vecinas a la vía. Un primer esbozo de cobro de valorización por las obras públicas. Más adelante, en la década de los veinte, se empezó a pavimentar algunas de ellas con asfalto y cemento. Otra mejora importante fue la colocación de placas con la nomenclatura de calles, carreras y plazas. Igualmente, el embellecimiento de algunas plazas públicas.
Se ordenó intensificar la construcción de puentes sobre las quebradas y sobre el río Medellín, para superar el aislamiento de los diferentes sectores de la ciudad.
El cauce del río Medellín era ondulante y estrecho, razón por la cual el río era causa de frecuentes inundaciones, amén de la conformación de ciénagas y pantanos en las zonas ribereñas. En 1906 empezó a discutirse en el Concejo de Medellín el proyecto de rectificarlo y canalizarlo para corregir esos problemas. El proyecto se aprobó y las obras empezaron en 1916.
A finales de la década de los veinte empezó a construirse la cobertura de las quebradas que atraviesan el centro de la ciudad, a saber, la Santa Elena, la Palencia, la Loca y el zanjó Guayaquil. Se inició con la quebrada Santa Elena entre las carreras Junín y Palacé. En la década de los cuarenta se continuó esta obra en la Plazuela de Las Américas o Plazuela Nutibara.
El gravamen de valorización lo estableció en Colombia la Ley 25 de 1921, que obligó al pago de los beneficios que las obras públicas originaran sobre los bienes privados. Se aplicaba principalmente al control de inundaciones de ríos y quebradas y a la apertura y mejoramiento de vías.
La Ley 63 de 1938 facultó a las capitales de los departamentos para cobrar a los particulares los beneficios que les generaran las obras de interés público. El Concejo de Medellín adoptó ese sistema en la ciudad, y organizó la Junta de Valorización y Urbanismo y la Oficina de Valorización Municipal que se encargasen de su manejo.
Los principales proyectos a los cuales se aplicó el gravamen de valorización fueron:
La aplicación de ese gravamen fue difícil desde el principio, porque mucha gente lo consideraba ilegal y se negaba a pagarlo. Ante esa situación, el Concejo de Medellín separó el fondo de valorización de los fondos comunes del Municipio y dio autonomía administrativa a la Oficina de Valorización. Esta medida se complementó y reforzó posteriormente al asignarle a dicha Oficina de Valorización la función de definir el plano regulador para el desarrollo urbano futuro de la ciudad.
Corrección: José Celestino Mutis estudió medicina en la Universidad de Sevilla y obtuvo su título en Madrid, y no en la Universidad de París como se dijo en la gotica anterior. Disculpen, por favor.
Fuentes de consulta:
Restrepo Uribe, Jorge, y Posada de Greiff, Luz, “Medellín: su origen, progreso y desarrollo”, Jorge Restrepo Uribe, editor. Medellín, primera edición, 1981
Continuará