La reconquista española en Antioquia (2)

Durante la reconquista española, los próceres antioqueños mártires murieron fuera de la provincia. Atanasio Girardot murió en Bárbula, Venezuela; Baltasar Salazar murió en 1814 en Tacines, Nariño; Liborio Mejía, José María Dávila, José María Arrubla, José Joaquín de Hoyos y Dionisio Tejada, último gobernador de Antioquia, fueron fusilados en Bogotá. Resulta singular que el doctor José Manuel Restrepo y los presbíteros Lucio Villa y José Miguel de la Calle resultasen indultados en Antioquia por los mismos delitos que llevaron a Tejada al patíbulo.

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En Antioquia, la Reconquista fue menos sanguinaria que en el resto de la nación. Las razones para ello son múltiples. En primer lugar, los eventos más fuertes de la independencia ocurrieron en otras provincias, como Santa Fe de Bogotá y Popayán; en segundo lugar, en Antioquia las condiciones sociales y económicas eran un poco más abiertas que en el resto del virreinato lo cual permitió a la población dedicarse más al progreso y a la convivencia, y, en tercer lugar, las autoridades españolas que reconquistaron esta provincia fueron menos violentas.

Durante la Reconquista, a algunos antioqueños se les siguió juicios de responsabilidades que terminaron en indultos y perdón, previo pago de multas y compensaciones, sin duda onerosas, a favor de la corona española. Otros entregaron donativos voluntarios y fueron perdonados. A los que estuvieron más involucrados en la independencia, les confiscaron los bienes y pagaron algún tiempo de cárcel. El gobernador Vicente Sánchez Lima, puesto en el cargo por Warleta, quien ejerció el cargo entre 1816 y 1818, fue el artífice de esta política de perdón, que consideraba más efectiva que la represión sangrienta.

Sánchez Lima también se preocupó por mejorar la salubridad de los habitantes, la instrucción pública, la agricultura y el aseo de las calles, prohibió los vicios y los juegos de azar. Observó en las políticas de indulto y perdón una manera más eficaz para recuperar la confianza y garantizar la fidelidad y obediencia de los vasallos a la corona. Llegó inclusive a solicitarle al virrey Francisco Montalvo la concesión de un indulto y amnistía general para todos los habitantes de la provincia que hubieran apoyado en su momento la independencia, porque observaba en ellos el deseo de continuar bajo el régimen de la corona española. Sánchez Lima se da cuenta de que a Morillo le disgustó que hubiera desobedecido su orden de aplicar mano dura, y, temeroso de que lo llamara a juicio, dejó el cargo y salió para Jamaica. Lo sucedió Miguel Balbuena, que mantuvo el ambiente de calma en la provincia.

Después, es nombrado gobernador Carlos Tolrá, quien llegó acompañado de la fama de ser muy drástico en sus actuaciones. Sin embargo, poco antes de su nombramiento Tolrá había contraído matrimonio con doña Juliana Rendón, nacida en Medellín, hija de una familia de buenos principios, y su esposa influyó en él para que sus actuaciones no fueran tan violentas.

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Se puede afirmar que en Antioquia los pacificadores españoles estuvieron más interesados en el control pacífico del territorio, y que así lo comprendió y aceptó la mayoría de la sociedad civil. Los negocios, la economía, la vida doméstica siguieron funcionando normalmente en Antioquia durante la reconquista española.

Fuentes de consulta

Duque Betancur, Francisco. “Historia de Antioquia”. Asamblea Departamental de Antioquia. Medellín, 1967.

Campuzano Cuartas, Rodrigo. “El inicio de la Reconquista en Antioquia”. En Academia Antioqueña de Historia, “Política, guerra y cultura en la independencia de Antioquia”, páginas 223 a 256. Medellín, 2013.

Chaurra Gómez, Elizabeth, y Gutiérrez López, Sor Catalina. “Reconquista e Indulto. Una aproximación a las políticas de perdón entre realistas y patriotas en la provincia de Antioquia, 1816-1819”. Academia Antioqueña de Historia, Medellín, 2014.

Continuará.