El Cabildo se ocupaba del funcionamiento y la expansión del poblado, los caminos del valle, el abasto de alimentos, el ornato y aseo de la villa, y el mantenimiento de la iglesia y de la sede del Cabildo.
Cabildo y autoridades civiles de Medellín en la Colonia
El Cabildo de la villa representaba a los vecinos de la localidad, en su voluntad, su visión y su prospectiva. La responsabilidad administrativa recaía en dos alcaldes y un número variable de cabildantes, elegidos cada año, que ejercían las funciones de gobierno y justicia en la villa. Había además un cuerpo de funcionarios que no eran elegidos, sino que compraban los cargos, así: el alférez real, el alguacil mayor, el depositario general, el teniente general, un procurador general y dos vigilantes de las entradas y salidas del poblado.
Esos cargos otorgaban posición social y prestigio para quienes los ejercían. Era requisito para ser nombrados o elegidos haber participado en la fundación de la villa o ser descendiente de alguno de ellos, tener posición social, poseer patrimonio personal especialmente haciendas, y gozar de reconocimiento público por sus ejecutorias.
El Cabildo se ocupaba del funcionamiento y la expansión del poblado, los caminos del valle, el abasto de alimentos, el ornato y aseo de la villa, y el mantenimiento de la iglesia y de la sede del Cabildo. Era autónomo en sus decisiones, aunque éstas podían ser objetados por el gobernador de la provincia de Antioquia, lo que sucedía con frecuencia. En estos casos, los asuntos se sometían a la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá.
Una de las primeras decisiones que tomó el Cabildo fue reservar los terrenos del pequeño casco urbano exclusivamente para las viviendas de los principales de la villa, y desplazar los pobres, o sea los mulatos, zambos, indios y negros para la periferia del mismo.
Durante mucho tiempo el Cabildo fue reacio a autorizar la expansión del pequeño casco urbano del poblado, argumentando que muchos de los solares adjudicados permanecían desocupados, y que la construcción de nuevas calles urbanas en la periferia afectaría las viviendas y los sembrados de los pobres, que se ubicaban arbitrariamente, sin ningún orden ni regulación.
El Cabildo también se ocupó de numerosas peticiones sobre el uso de las tierras del valle y de los ejidos o tierras comunales. Eran frecuentes los conflictos entre los pequeños agricultores y los ganados de las grandes haciendas que se les metían en los cultivos y los dañaban. En estos casos, el Cabildo se inclinaba en general a proteger a los pobres.
La iglesia de Medellín en la Colonia
Medellín, como el resto de la provincia de Antioquia, dependía de la diócesis de Popayán. La jerarquía eclesiástica en Medellín estaba compuesta por el cura párroco, el notario eclesiástico y el sacristán. Los clérigos eran abundantes y su carácter era secular. Venían formados en los colegios de Santa Fe de Bogotá. En su mayoría habitaban en la casa de su familia y muchos atendían el servicio del culto y la administración de las haciendas y minas pertenecientes a su familia.
La primera orden religiosa femenina que llegó a Medellín fue la de las carmelitas, en 1791, para lo cual contó con el apoyo de personas pudientes que deseaban contar con un convento donde pudieran ingresar jóvenes antioqueñas.
La primera comunidad religiosa masculina fue la orden hospitalaria de San Juan de Dios, que llegó a Medellín en 1801, para abrir un hospital que la villa necesitaba urgentemente. El Cabildo celebró con esta comunidad un contrato para los servicios hospitalarios.
En el mismo año de 1801 llegaron también los padres franciscanos a fundar un colegio, también con el apoyo del Cabildo. El padre fundador fue fray Rafael de la Serna.
Fuentes de consulta:
Rodríguez, Pablo “El calor de hogar en la vieja Villa de la Candelaria”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 121 a 130.
Córdoba, Luis Miguel “Cabildo y autoridades en el siglo XVIII”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 131 a 135.
Patiño M., Beatriz “Medellín en el siglo XVIII, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 137 a 175.
Continuará.