El caserío de Aná era un pueblo muy pequeño. Su casco urbano estaba comprendido entre las actuales calles Ayacucho y La Playa, y entre las actuales carreras Junín y Cundinamarca
Conformación del pueblo de Aná
Cuando fue erigido en la villa de Medellín, en noviembre de 1675, el caserío de Aná era un pueblo muy pequeño. Su casco urbano estaba comprendido entre las actuales calles Ayacucho y La Playa, y entre las actuales carreras Junín y Cundinamarca. Por el norte lo bordeaba la quebrada Aná, hoy Santa Elena, y por el oriente, la quebrada La Palencia que desemboca en aquella en el actual pasaje La Bastilla. Se construyó sobre una terraza natural, lejos del río Aburrá, para protegerlo de inundaciones, y por fuera de las zonas aprovechables para agricultura y ganadería.
Tenía una población de unos ochocientos habitantes, agrupados en ochenta y dos familias, y su extensión apenas pasaba de quince hectáreas. En el costado oriental de su plaza mayor estaban la iglesia y la casa de la cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria. El cabildo ocupaba la esquina norocciental de la plaza, donde hoy está el edificio Coltabaco.
Cuatro caminos salían del poblado: Uno hacia el oriente, siguiendo el cauce de la quebrada Aná; otro hacia el occidente, a lo largo de la actual calle Boyacá, para cruzar el vado del río Aburrá y continuar hacia Santa Fe de Antioquia; uno más al sur, por el camellón de Guanteros, hacia el poblado de San Lorenzo de Aburrá, y el cuarto hacia el norte en dirección a la parroquia de La Tasajera (hoy Copacabana) y los sitios Hato Viejo (hoy, Bello) y Hato Grande (actual Girardota).
Sobre el camino de occidente se construyeron dos capillas. Doña María Paladines de la Fuente ordenó levantar en 1678 la iglesia de San Benito. En 1682, el capitán Juan de Céspedes Hinestrosa, de las milicias de Santa Fe de Bogotá, empezó a construir en el límite urbano de entonces la ermita de la Veracruz de los Forasteros, obra que apenas pudo concluir en 1712; hoy es el único edificio verdaderamente colonial que perdura en Medellín.
Durante mucho tiempo, las iglesias funcionaron como cementerios. Se usaban dos ataúdes para transportar los cadáveres, uno para los pobres y otro para los ricos. Los restos se envolvían en sábanas, en el templo se sacaban de la caja mortuoria y se depositaban directamente en la fosa dentro de la tierra. El primer cementerio se abriría hacia 1770 en el crucero de las actuales calles Juanambú y Carabobo.
Primer censo de población de Medellín
El 19 de octubre de 1675 el gobernador Miguel de Aguinaga y Mendigoitia ordenó la realización del primer censo de “todas las personas, casas y familias” del valle de Aburrá. El resultado de este censo mostró que había un total de 278 casas, de las cuales 82 estaban en el poblado de Aná y las demás, en los sitios conformados o dispersas por el valle. Concluye diciendo: “Las familias de hijos menores y jente de servidumbre pasarán de más de tres mil (personas)”. Este es el detalle de los resultados del censo:
Fuentes de consulta:
Latorre Mendoza, Luis. “Historia e historias de Medellín”. Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, Medellín, 1972, páginas 16 a 25.
Álvarez, Víctor M. “Poblamiento y población en el valle de Aburrá y Medellín, 1541-1951”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 57 a 84.
Plano de Medellín de 1675, reconstruido por Germán Suárez Escudero en 1968.
Continuará.