La historia documentada de Medellín empieza hace 478 años, en 1541, cuando Jerónimo Luis Tejelo descubrió el valle de Aburrá, aunque la historia no escrita se remonta hasta nueve mil años antes del presente
Una de las lecturas más productivas que puede hacerse de la historia consiste en encontrar en ella respuestas a la pregunta “¿quién soy yo?”.
Don José Ortega y Gasset, se autodefinía diciendo “Yo soy yo y mis circunstancias”, y Antanas Mockus afirma que “la cultura es todo lo que tenemos en nosotros que no viene de causas genéticas”.
En otras palabras, yo soy el paisaje, la comida, el vestido, la gente, el clima, las ideas, la literatura, el arte, el pensamiento, la ciencia, la tecnología, las relaciones personales, las condiciones sociales, las estructuras políticas, la religión, la paz, la violencia, y todo lo demás que ayer y hoy me ha llegado y me sigue llegando. Pero no puedo comprender bien nada de lo que hoy conozco, si no conozco y comprendo también de dónde viene. Y aquí entra la historia.
La historia documentada de Medellín empieza hace 478 años, en 1541, cuando Jerónimo Luis Tejelo descubrió el valle de Aburrá, aunque la historia no escrita se remonta hasta nueve mil años antes del presente cuando el hombre primitivo empezó a poblar el cañón del río Porce y eventualmente pudo llegar hasta este mismo valle.
El conquistador Tejelo se enfrentó aquí a tres mil indígenas, llamados aburrás, que se defendieron con fiereza. Ellos y sus familias vivían en pequeños caseríos y bohíos aislados. Cultivaban fríjol, maíz, alverja, criaban curíes y perros. Tejían textiles de algodón, explotaban aprovechamientos de oro y de sal. Utilizaban caminos ancestrales que se conectaban con otras regiones del territorio para intercambios comerciales.
Los conquistadores no volvieron a mostrar interés en este valle, pues se concentraron en Santa Fe de Antioquia, Cáceres y Zaragoza, regiones mucho más ricas en oro. Tres décadas más tarde, algunos españoles, liderados por el gobernador Gaspar de Rodas, empezaron a abrir en él fincas agrícolas y ganaderas. Setenta y cinco años después del descubrimiento, en 1616, el visitador Francisco Herrera Campuzano fundó aquí el poblado de San Lorenzo de Aburrá, como resguardo para los pocos indígenas que todavía quedaban.
Pasaron más de cien años después de descubierto el valle de Aburrá antes de que un grupo de colonos españoles, casi todos venidos de Santa Fe de Antioquia, empezaran el lento proceso de fundar el pueblo que en 1675 recibió el nombre de Villa de Medellín. Era un pequeño caserío comprendido entre las actuales calles Ayacucho y La Playa y entre las actuales carreras Junín y Cundinamarca, con una población de unos ochocientos habitantes.
Durante la segunda mitad de la Colonia, Medellín creció muy poco, su población apenas se duplicó y el área construida sólo se triplicó, en casi ciento cincuenta años. La economía de Antioquia estaba centrada en las zonas mineras de Rionegro, Santa Rosa de Osos, Zaragoza, Remedios y otras. La ciudad de Antioquia había disminuido su auge económico, pero continuaba siendo la capital de la provincia.
Sin embargo, Medellín empezaba a destacarse como un centro económico, donde se concentraban el comercio, los abastecimientos para las zonas mineras y los capitales provenientes de éstas. A esto ayudaban su clima agradable y la producción agrícola y ganadera en el valle de Aburrá. Por estas razones, a principios de la era republicana, en 1826, el Congreso de Colombia decidió establecer la capital de Antioquia en Medellín.
Durante el período republicano, Medellín creció un poco más rápidamente, gracias a sus actividades económicas, que atrajeron población de otras regiones de la provincia. Durante el resto del siglo diecinueve, su población aumentó a sesenta mil habitantes. Aun así, al inicio del siglo veinte continuaba siendo un pueblo grande, lejos aún de convertirse en ciudad.
El verdadero despegue de Medellín como ciudad ocurrió en la década del veinte del siglo pasado, cuando la industria local creció considerablemente y se volvió un factor de atracción de para la población rural. Ese crecimiento se ha sostenido desde entonces. Entre 1905 y 2005, la población se multiplicó por 37, para superar los 2.200.000 habitantes.
En esta serie nos proponemos analizar el desarrollo de Medellín a lo largo de su historia, a partir de sus procesos sociales, económicos y culturales.
Continuará.