Para solucionar el rezago de infraestructura, a principios de la década de 1990 se implantaron las concesiones viales a empresas privadas
Continuamos describiendo los procesos históricos ocurridos durante los siglos veinte y veintiuno.
La infraestructura en los siglos veinte y veintiuno
El gobierno de Rafael Reyes creó en 1905 el ministerio de Obras Públicas, con el propósito de promover el desarrollo de la infraestructura del país. El sistema vial colombiano se reducía a los caminos de herradura, y carecía de vías aptas para vehículos de ruedas. La primera carretera que se inició fue la Central del Norte, que partía de Bogotá hacia Cúcuta. En algunos departamentos se emprendió la construcción de tramos que unieran ciudades y pueblos vecinos, pero que no conformaban un sistema integrado.
En el gobierno de Enrique Olaya Herrera en 1931 la ley ordenó la construcción de una red de carreteras nacionales conformada por vías troncales, transversales y departamentales. Su desarrollo fue lento por la falta de recursos y la baja capacidad de gestión del gobierno. El parque automotor nacional creció muy lentamente en esas primeras décadas.
En 1958 el país contaba con veintiocho mil kilómetros de carreteras, casi todas sin pavimento. En 1993 el sistema había crecido a un total de cien mil kilómetros, de los cuales trece mil estaban pavimentados.
Para solucionar el rezago de infraestructura, a principios de la década de 1990 se implantaron las concesiones viales a empresas privadas. Las condiciones contractuales de esa figura han evolucionado, desde los contratos iniciales en los cuales el Estado garantizaba con compensaciones a los concesionarios los volúmenes de tráfico y los sobrecostos, hasta la actualidad cuando los contratistas son responsables de la viabilidad ambiental, técnica y financiera de las obras. En casi tres décadas de funcionamiento, el programa de concesiones ha mejorado sensiblemente el sistema vial nacional. Sin embargo, su ejecución se ha visto entorpecida por corrupción en la contratación y en la ejecución de contratos importantes.
En las décadas finales del siglo diecinueve y las primeras del veinte, se incrementó en Colombia la construcción de líneas férreas. En 1930 el sistema ferroviario conectaba el interior del país con los dos mares, y las regiones entre sí, mediante 1.136 kilómetros de vías principales y 1.153 kilómetros de vías transversales. En 1954 se creó la empresa Ferrocarriles Nacionales de Colombia, para operar y expandir el sistema. Los ferrocarriles nacionales empezaron a decaer debido a factores estructurales en su infraestructura y en su administración. Al volverse insostenible, la entidad se liquidó en 1992. En su reemplazo se creó la empresa Ferrovías, y algunos tramos férreos se entregaron en concesión. La mayor parte del sistema férreo nacional no opera en la actualidad.
El río Magdalena continuó siendo una vía importante de comunicación con el interior del país, hasta mediados del siglo veinte. En 1936 el puerto de Barranquilla se convirtió en puerto marítimo, gracias al canal artificial construido en Bocas de Ceniza en la desembocadura del río Magdalena. En 1922 empezó a funcionar el puerto de Buenaventura, sobre el océano Pacífico. Los puertos de Cartagena y Barranquilla han tenido mejoras importantes en su operación.
Los primeros aviones llegaron a Colombia en 1919. El 26 de septiembre de ese año se conformó en Medellín la Compañía Colombiana de Navegación Aérea, que obtuvo del gobierno nacional el contrato para transporte de correo, y permiso para movilizar pasajeros y carga. La empresa funcionó hasta 1921. El 5 de diciembre de 1919 se constituyó en Barranquilla la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos, Scadta, que operó inicialmente con hidroaviones en vuelos a lo largo del río Magdalena, y luego, con aviones de ruedas que volaban directamente a las ciudades importantes. La operación de la empresa empezó a expandirse con vuelos a más ciudades nacionales y algunas del exterior. En 1940 se fusionaron Scadta y Saco para conformar Avianca. Entre 1945 y 1949 se formaron en Colombia veintitrés empresas aéreas más. En 1962 se creó Satena, de propiedad del estado colombiano, para atender todas las regiones del país. En la segunda mitad del siglo veinte se modernizaron los aeropuertos de las principales ciudades colombianas.
Continuará.