Durante casi todo el siglo veinte, la economía colombiana se concentró en la industria. En consecuencia, la producción agropecuaria se consideró importante solamente en la medida que apoyara con materias primas el proceso industrial.
Entramos a la etapa final de esta rápida visión de la historia de Colombia, analizando los principales procesos durante los siglos veinte y veintiuno.
La industria en los siglos veinte y veintiuno
Desde finales del siglo diecinueve empezó lentamente a surgir la industria en Colombia.
La crisis financiera mundial ocurrida entre 1929 y 1932 tuvo un fuerte efecto en el país, por el desempleo y la falta de capital disponible. Además, hizo que las empresas manufactureras colombianas bajaran producción y muchas cerraran.
Sin embargo, poco después, la suspensión de la importación de bienes de consumo, generada por la misma crisis, significó, paradójica y favorablemente, el despegue de la industria manufacturera nacional, que se dedicó a sustituir los bienes de consumo que anteriormente se importaban. Los capitales acumulados se aprovecharon en la compra de maquinaria, especialmente para los sectores textil, alimentos y bebidas. La industria del cemento también vivió una expansión importante.
El estímulo para la industria colombiana se repitió durante la segunda guerra mundial, entre 1939 y 1945, pues la oferta externa se cerró y las fábricas locales estaban en condiciones de abastecer el mercado local y exportar. Durante este conflicto fue difícil adquirir e maquinaria, gracias a lo cual empezó a desarrollarse en el país la manufactura de alguna piezas y partes para la industria.
En las décadas siguientes la industria nacional mantuvo el ritmo de expansión. Entró también a la era de la automatización y la computación, que permitieron modernizar los procesos de producción y los sistemas administrativos. Esta bonanza de crecimiento industrial empezó a decaer en la década de 1970.
En las décadas finales del siglo veinte y en lo corrido del veintiuno, la industria nacional se ha estancado en su crecimiento. Las causas de este fenómeno se atribuyen a la concentración oligopólica de las empresas manufactureras que las llevó a aumentar precios, y a la automatización de los procesos que redujo el empleo, afectando de paso la demanda interna por los productos nacionales. Hoy la producción industrial representa solamente el 12 % del PIB y ha sido desplazada por los sectores financiero, servicios y comercio.
La tierra y la agricultura en los siglos veinte y veintiuno
Al llegar el siglo veinte continuaban los conflictos por la tierra en Colombia. Grandes extensiones de terreno estaban en mano de latifundistas, y de compañías multinacionales para sembrados industriales. Pequeños y medianos campesinos buscaban acceso a la tierra y muchos se dedicaron a colonizar baldíos de la Nación.
La llegada del liberalismo al poder en 1930 abrió puertas para intentar regularizar esta situación. La reforma constitucional de 1936 declaró que la tierra cumple función social. El presidente Alfonso López Pumarejo, en desarrollo de la Revolución en Marcha, consiguió la expedición de la Ley 200 de 1936, conocida como Ley de Tierras, que dio prioridad a la posesión material sobre los títulos legales, para los casos de tierras desaprovechadas. Sin embargo, no tuvo los resultados esperados, por la fuerte oposición de los latifundistas.
Durante casi todo el siglo veinte, la economía colombiana se concentró en la industria. En consecuencia, la producción agropecuaria se consideró importante solamente en la medida que apoyara con materias primas el proceso industrial.
Esto generó la migración de numerosas familias rurales hacia las ciudades, en busca de trabajo. El desplazamiento campesino se incrementó a partir de la mitad del siglo por la violencia en el campo. Todo ello incentivó, además, la concentración de la propiedad de la tierra rural.
El gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) intentó aplicar una reforma agraria. No lo consiguió por la oposición del Congreso, dominado por los terratenientes.
En las décadas finales del siglo veinte y en lo corrido del veintiuno, la política agraria oficial ha continuado orientada al estímulo de la producción agrícola industrial, descuidando los campesinos medianos y pequeños.
La concentración de la tierra en Colombia y la pauperización de los campesinos son unas de las causas de la violencia que se vivió a lo largo de dos terceras partes del siglo veinte y principios del veintiuno.
Continuará.
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