Durante la permanencia en el poder de la dinastía de los Austrias, es decir hasta 1700, España no tuvo industria, como sí la tuvieron Inglaterra, y Holanda. La península y sus colonias se abastecían mediante el comercio.
La tierra y la agricultura en la Colonia.
Durante la Colonia, la Corona adjudicó la tierra a españoles privilegiados. Esta también fue tomada por la fuerza por los conquistadores. Los cabildos tenían la facultad de adjudicar tierras. Mestizos y españoles pobres también se apropiaron de baldíos. Cuando la Corona finalmente interviene, lo único que hace es sanear los títulos precarios y confirmar el despojo contra los indios, confinando la población aborigen en los resguardos.
Para la mano de obra se recurría al pago de salarios, conocidos como alquileres si eran temporales, o conciertos, si eran permanentes. En los valles interandinos de los ríos Cauca y Magdalena se establecieron plantaciones más extensas que requirieron mano de obra esclava. La ganadería extensiva requería grandes superficies de terreno.
Otra institución agropecuaria colonial eran los ejidos, tierras que pertenecían en comunidad a los vecinos de una población para que se beneficiaran pastando ganados, sacando leña, etc. Por lo general circundaban las poblaciones, pero en ocasiones quedaban alejadas de ellas, como el caso de las vegas de Rionegro dadas como ejidos a la población de Santa Fe de Antioquia. Igual que la encomienda, el ejido era típico de la sociedad feudal europea.
El comercio en la Colonia.
Durante la permanencia en el poder de la dinastía de los Austrias, es decir hasta 1700, España no tuvo industria, como sí la tuvieron Inglaterra, y Holanda. La península y sus colonias se abastecían mediante el comercio. El comerciante gozó de prerrogativas frente a los eventuales productores directos y llegó a constituir una clase social elevada, gracias a las enormes fortunas acumuladas.
El contrabando fue una actividad paralela al comercio legal. Los barcos negreros transportaban también mercancías que no se declaraban a las autoridades. Igualmente, se establecieron rutas de ingreso de bienes ilegales. Servían para “legalizar” o “lavar”, el oro amonedado que no había pagado el quinto real.
Del Nuevo Reino de Granada salían azúcar, carne, lienzos, confecciones, costales, cabuyas, ajos frazadas, garbanzos, cacao, sal, arroz y panela.
La llegada de los Borbones al poder en España y la Revolución Industrial europea del siglo dieciocho generaron cambios grandes en los patrones del comercio entre la metrópoli y sus colonias. España quería participar en ese proceso, y para ello dictó en 1778 el Reglamento de Libre Comercio, junto con otras medidas destinadas a liberalizar gradualmente la economía colonial.
La sociedad esclavista.
Cuando se hizo evidente el deterioro demográfico de la población indígena debido a las exigencias de trabajo en las minas y en las haciendas, los españoles empezaron a introducir esclavos negros capturados en África. Lo hacían no solamente porque les preocupara la disminución de la fuerza de trabajo original, sino porque consideraban que un esclavo negro era capaz de desempeñar el trabajo de dos o tres indígenas, lo cual redundaba en el incremento en la producción, principalmente en la minería.
La Corona española superó las dificultades de orden político y las reservas morales planteadas por algunos teólogos contra la práctica del tráfico de personas con fines de esclavitud. No fueron razones raciales o filosóficas sino económicas las que hicieron de la esclavitud una institución de primer orden en la Colonia española.
La esclavitud ya era una institución establecida dentro de los países de la costa occidental de África, lo cual facilitó la consecución de los esclavos requeridos. Sin embargo, el mayor volumen de esclavos se obtuvo mediante la caza directa y violenta de población negra, con la cooperación de los príncipes y gobernantes africanos. El origen de los esclavos que llegaron al Nuevo Reino de Granada era principalmente Guinea, Sierra Leona, Carabalí, Congo y Angola.
Continuará.