Artistas latinoamericanos, exponentes de los cuatro elementos del hip hop, se reunieron con el talento local del género para intercambiar experiencias, para conocer cómo cada uno trabaja en los entornos y cómo han sobrevivido con resistencia en los diferentes territorios que habitan.
El hip hop atrae a los jóvenes de Medellín, ese es el sentir de los exponentes de esta música, sinónimo de resistencia ante la violencia en los territorios y que ha sobrevivido a través del uso del arte y la cultura urbana, en barrios que tradicionalmente han sido estigmatizados por hechos de violencia o los cuales de alguna manera presentan la problemática de la delincuencia.
Así, el hip hop ha sido una alternativa para cientos de jóvenes quienes han encontrado en esta cultura un estilo de vida basada en el respeto, en la solidaridad y con el ideal de vivir en medio del disfrute de las manifestaciones artísticas propias de las culturas marginales.
Como lo manifestó el rapero conocido como El Aka, Luis Fernando Álvarez, líder de los proyectos Rap Agrario y Agroarte en la Comuna 13: “De los barrios y los territorios de dónde venimos, nosotros tenemos mucho que narrar. Hay historias que no solo se logran rapear estando en la esquina, sino que hay que acercarse más a esas distintas generaciones para cantarlas, y desde ahí para hablarle al mundo, poder sanarnos y curar cosas que nos están sucediendo en nuestros territorios, y esa es una acción política”.
En la foto, El Aka, Luis Fernando Álvarez.
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El Aka sobrevivió a los “malos presagios” de sus amigos, como él llamó a las voces de aquellos que en su adolescencia le decían que el camino de la música y el arte no eran transitables en el barrio donde creció, y hoy en día es ejemplo para los jóvenes de Medellín. Y es que en medio de esa violencia de años anteriores, la juventud de las llamadas comunas vulnerables de la ciudad fue quizá la más afectada.
Con los años, este hip hoper de la Comuna 13 mezcló en su propuesta el arte con el agro, con el propósito de enseñarle a niños, jóvenes y adultos a recuperar jardines perdidos en sus barrios y a hacer pequeñas huertas para el autoconsumo. Uno de los ejemplos de transformación social ligados a la cultura rap en Medellín.
Para El Aka, es vital al montarse a una tarima el hacer partícipes a los escuchas también de lo que se está hablando en los rapeos, de esas construcciones políticas que nacen desde los barrios, por eso, cree él que el hip hop debe agremiar a distintas poblaciones, “porque somos una de las voces del pueblo”, dijo.
Y en el desarrollo de la segunda Cumbre Latinoamericana de Hip Hop en la ciudad, que finalizará este viernes 8 marzo, la historia de El Aka, así como la de Moravia City Rappers y Pictus, del barrio Moravia; AK47, del barrio 13 de Noviembre; KGP o Klan Ghetto Popular, del barrio Popular, en la Comuna 1; Casa Kolacho, de la Comuna 13; La Gran Colombia, en Guayabal o AlcolyrikoZ, en Aranjuez, serán algunos de los ejemplos de los proyectos de transformación social con el género que han surgido en Medellín.
Cabe destacar que Medellín se erige como uno de los ecosistemas más importantes del hip hop nacional y un ejemplo del trabajo social a través de la música y el grafiti, por eso fue la ciudad escogida para este encuentro.
En la historia se cuenta que el rap llegó a Colombia primero a Bogotá y después a Medellín, a través de videos y también de los llamados tacos. El popular Lupa, gestor cultural e integrante de la agrupación Sociedad FB7, propuesta de resistencia de la Comuna 6 Doce de Octubre, contó que fue el DJ Fax quien en los años 80 se enteró del hip hop y lo dio a conocer en las emisoras locales.
En La ciudad de la eterna primavera existen cientos de procesos artísticos de la música rap, hay escuelas y procesos creativos de raperos que han decidido, de manera paralela a su carrera, hacer una contribución social creando escuelas o semilleros, “en los que niños y jóvenes han comenzado a conocer de cerca la cultura hip hop, inician su enamoramiento hacia ella y entienden que si uno hace parte de la cultura rap, pues naturalmente es todo un estilo de vida, no solo la práctica de una expresión artística, también el cómo te comportas en la casa, en el barrio y con tus vecinos, todo eso está enmarcado dentro de la cultura”, narró José Sarralde, director de Cartel de Urbano.
Fly So High recientemente estrenó #Antítesis.
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En ese contexto de los procesos culturales y sociales del hip hop, Medellín es un ejemplo a seguir para muchas ciudades de Latinoamérica. Para el MCs Fly So High, rapero de Urabá, quien vive en Medellín hace 20 años, en general, las ciudades colombianas presentan una enorme brecha de desigualdad, y ahí, de alguna manera, para la cultura local del hip hop las soluciones para muchos de los problemas sociales, pues provienen también del barrio, de las márgenes del territorio; “para este caso específico, no provienen de los centros académicos, sino de la gente que está viviendo esos problemas diariamente; ahí, el arte y la cultura actúan como cohesionadores para que la sociedad supere, por sí misma, esos problemas”, consideró.
Y cabe destacar que en ese mismo concepto se enmarcó la Cumbre Latinoamericana de Hip Hop, por ser Medellín un claro ejemplo de cómo la música rap ha sido una herramienta que han usado muchos jóvenes para su transformación, y, además, con el fin de generar, así también, ingresos y ejemplo de identidad en la región, añadió Sarralde, un rolo conocedor de los procesos del hip hop de esta ciudad.
En Medellín, las experiencias artísticas que yacen del movimiento rapero demuestran cómo los 4 elementos del hip hop, breakdance, DJ, MCs y graffiti, han sorteado las dificultades de su entorno para cambiarlo.
Esta ciudad ha logrado sacudirse el estigma de la ilegalidad y la violencia a través del arte y el movimiento del rap. Jorge Melguizo, estudioso de la cultura en la ciudad, habló sobre la relevancia de los procesos sociales en este escenario. “El movimiento trabaja en unión para borrar los estigmas de las fronteras invisibles, del pandillismo y otros factores de violencia, que, lamentablemente, marcaron la imagen de muchas de las comunas de Medellín, en la década de los 90”.
Melgizo es el responsable de Educación y Cultura en Comfama, entidad que apoyó la Cumbre y ofreció allí un panel que dio a conocer la historia de transformación del género. Él contó que en algunos territorios de la ciudad los jóvenes tenían las dos únicas alternativas de huir de sus barrios, desplazamiento intraurbano, o unirse a un grupo armado como supervivencia. No obstante, dijo, se dio la llegada del arte y la música y así en esas zonas se cambió la perspectiva y la conciencia de artistas que hoy en día han logrado desestigmatizar sus barrios.
La baraja de ejemplos es muy grande, pero cabe destacar los procesos vividos en San Javier, Comuna 13, en donde la cultura del hip hop transformó socialmente el territorio con actividades artísticas como el Grafitour, próximo a cumplir diez años haciéndose, y que muestra a la gente de acá y los visitantes extranjeros la otra cara del conflicto, la de la resistencia joven.
Precisamente esa ruta del graffiti fue creada por artistas callejeros y hace un recorrido histórico y estético que muestra el dolor de las víctimas que dejaron operaciones como Mariscal (21 de mayo de 2002) y Orión (entre el 16 y el 17 de octubre de 2002).
También están las propuestas de Crew Peligrosos, de tipo conceptual, artística, académica y cultural. Los Crew son mucho más que una simple banda en el barrio Aranjuez, en la Comuna 4, con su Escuela 4 Elementos (4ESkuela) son mentores del arte para los jóvenes rapers.
Comandado por Henry Arteaga, JKE, el Jeque Mc, nacieron como un proyecto de vida y hoy sobreviven como un colectivo que trabaja para la gente del barrio. “A través del rap exponemos las vivencias, experiencias e historias a las que nos enfrentamos día a día en el barrio, nuestra principal fuente de inspiración”, dijo.
Le sigue como ejemplo AlcolirykoZ, también de Aranjuez. El trio de Gambeta, Kaztro y Fazeta hace canciones que consideran tienen contenidos crudos y reales, con ellas buscan educar a la sociedad y con aRAPjuez, su propuesta de música desde el barrio, muestran cómo el rap se quedó a vivir en los rincones de ese lugar de Medellín.
Gambeta expresó: “Siento que con el rap nos hemos ganado muchas cosas a pulso, se trata de una industria más sincera y sostenida por los mismos raperos, la gente ha ayudado a que esto crezca”.
El MCs Fly So High perteneció a Mandrágora Hip Hop, colectivo de artistas que organizó talleres de brackdance, graffiti, lectura, pintura, dibujo, fotografía en los barrios; además, según contó él, tuvieron un club de lectura, un parche de poetas, un cine club y también, produjeron durante varios años unos eventos de hip hop en la ciudad y alcanzaron a conformar una escuela de formación en política antes de abandonar ese “parche” y emprender su carrera en solitario, hace dos años. Hoy en día agradeció haber encontrado en su vida este estilo de transformación. “Asumí la cultura y el movimiento hip hop. Creo que la improvisación y las batallas de freestyle son unas salidas a la violencia en la ciudad”, dijo.
Igualmente, está uno de los grupos de hip hop más antiguos de la ciudad, Tribu Omerta. Una proyecto de “sonido de calle”, interpretado con guitarra acústica y rapeos sociales.
Por el lado artístico, Medellín, también, es un enorme semillero que ha influido en las músicas de este género que se construyen en el país y en el continente. Y no se pueden dejar de mencionar los artistas y parches como In Lak'ech, Elemento Ilegal, C15, Katarsis Clan, Mary Hellen, Insurgentes y Radio MC, otros de los referentes actuales del rap en Colombia, nacidos en Medellín hace más de una década, propuestas que surgieron de una generación que creció escuchando rap y viendo cantar a otros que ya venían con años de recorrido.
En la Cumbre Latinoamericana de Hip Hop, 60 exponentes de diferentes países de América Latina se dieron cita entre charlas, talleres y conciertos, para generar un intercambio de conocimiento que le apueste a nuevas ideas para la transformación social en torno a la cultura urbana.
Tras hacer un recorrido por cinco experiencias de transformación social desde el hip hop en Medellín, artistas internacionales manifestaron:
Apolonia, de Venezuela
“El hip hop de Medellín es vida, desde todos los espacios se procura por promover la vida”.
Rebeca Lane, de Guatemala
“Trabajan en función de visibilizar las violencias de la sociedad y motivar la no replica en los territorios, el hip hop acá le da la bienvenida a la diferencia del otro”.
Danger, de México: “pinzo que no se fracasa si existe un comienzo, creo en que la transformación está en la unión de ideales, en la lucha por sobrevivir ante lo diferente”.
Mustafá Yoda, de Argentina
“Resalto que trabajar en el barrio es la base, el hip hop es transmitir el conocimiento”.
Soandry del Rio, de Cuba
“Me sorprende que al movimiento de Medellín lo mueven las realidades. Me identifico porque en Cuba nacimos en el rap sin ningún referente local, nos hemos dedicado a mostrar los costos altos que han sufrido los barrios, acá veo lo mismo”.