Ya superada  la eventualidad de un colapso de la presa de Hidroituango, pareciera que el camino estaba despejado para programar la recuperación de la casa de máquinas y evaluar las afectaciones en las otras estructuras subterráneas, ocasionadas por el desvío obligado del río Cauca por los túneles de captación.  Sin embrago, una reciente resolución de la Anla, mediante la cual se ordena suspender los trabajos no prioritarios en la obra y otras medidas que pueden venir de la Contraloría General de la República y las posibles actuaciones de la Procuraduría, así como las presiones de las ONG ambientales y la misma comunidad impactada por el accidente de obra ocurrido el pasado mes de abril, crean dudas sobre la posibilidad de reanudar la construcción del proyecto, por lo menos en el corto plazo.

La continuidad del  programa constructivo, incluyendo el llenado y operación del embalse, ha sido condicionada por la Anla al dictamen de un peritazgo que la Sociedad Hidroituango S.A. E.S.P, la dueña del proyecto, deberá contratar para que conceptúe “sobre las condiciones actuales de estabilidad (bajo el escenario de contingencia) y futura (bajo el escenario de operación) de la infraestructura asociada a las obras principales del proyecto". A esto se suma la decisión del Banco Interamericano de Desarrollo-BID y del sindicato de bancos asociados, de crear un peritazgo técnico (se espera que se acuerde un peritazgo unificado),  antes de autorizar desembolsos del préstamo de 1.000 millones de dólares otorgado a EPM el pasado mes de diciembre para la terminación y puesta en marcha de Hidroituango.

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La experticia de los peritazgos mencionados, hasta ahora constituidos, tendría que adelantarse con el embalse rebosando por el vertedero, lo que significa sin la posibilidad de una inspección directa de las eventuales afectaciones a la presa, que pudo haber causado el deslizamiento que taponó el pasado 28 de abril la entrada de la galería auxiliar de desviación-GAD, obligando la desviación del río Cauca por los túneles de conducción y la consecuente inundación de la casa de máquinas y posteriores accidentes que crearon toda la emergencia bien conocida por el país.  No quiero imaginarme la confusión de lenguas, verdadera Torre de Babel, que se crearía cuando aparezcan los dictámenes de los peritos atrás referenciados, contratados  de manera separada por clientes diferentes y la consecuente reacción de la opinión y de los organismos de control con que cuenta nuestra institucionalidad, amén de los grupos ambientalistas y de la misma comunidad afectada por el proyecto.

En el  20 Congreso de Andesco celebrado a principios del presente mes de julio en Medellín, el gerente de EPM presentó una ponencia titulada “Coyuntura del Proyecto Hidroeléctrico Ituango”, donde, entre otros aspectos, incluye los principales riesgos del proyecto y una estrategia para el vaciado controlado del embalse, creado por el accidente de obra del pasado mes de abril. Entre los riesgos incluidos en dicha ponencia no se consideran los riesgos financieros y políticos y/o institucionales.

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Aquí me limitaré evaluar la propuesta de vaciado controlado del embalse mediante un pozo vertical, o varios, de ser necesario, complementado con cortos túneles horizontales dirigidos hacia el represamiento de las aguas, alternativa ésta que también este columnista había propuesto como necesaria y urgente desde los primeros días de la emergencia. Este sistema de vaciado es absolutamente necesario para evaluar de manera directa las posibles afectaciones de la pata de la presa por causa del deslizamiento que taponó el portal de entrada del GAD, así como de la misma estructura en su integridad y proceder a las reparaciones que sean necesarias.  Es que ante la gravedad del accidente y la magnitud de la amenaza, la opinión pública y sobre todo las comunidades afectadas, así como la institucionalidad nacional y regional y la  bancos involucrados en la financiación de la obra requieren dictámenes periciales objetivos, vale decir basados en observaciones y mediciones directas, datos verificables que sólo se puede tener con el vaciado del embalse.

Para construir el sistema de vaciado propuesto existe y está disponible en el país un equipo “raise boring” que puede perforar un pozo vertical con un diámetro de 2,40 metros y una profundidad de unos 200 metros, medidos desde la superficie natural del terreno hasta el túnel de desviación izquierdo, el que todavía conserva el tapón de sellamiento.  La existencia de este sistema de vaciado, construible en un plazo de dos meses, es, además, la salvaguarda que requiere Hidroituango para atender eventuales futuras emergencias,

Esperamos que EPM, como desarrolladora de Hidroituango, proceda cuanto antes a ejecutar el sistema de vaciado controlado del embalse, que, repetimos, es la única posibilidad de fundamentar una evaluación objetiva e incuestionable sobre la seguridad de la presa y, de ser necesario,  proceder con la  ejecución de las reparaciones requeridas en la parte de la misma estructura que hoy permanece sumergida.

Terminar la construcción de Hidroituango es un imperativo categórico, ya que no sólo significa salvar más de 9 billones de pesos invertidos hasta el momento en la obra, sino garantizar la firmeza  de la generación para el sector eléctrico nacional. Por otro aspecto, ante una orden de suspensión definitiva del proyecto: ¿Alguien se puede imaginar lo que significaría la demolición de la presa ya construida, el sellamiento de la de la casa de máquinas y  de toda la infraestructura subterránea existente?